“La relación entre don Benito y yo no fue amor a primera vista”, reconoce la profesora emérita y catedrática de Literatura Yolanda Arencibia (Las Palmas, 1939), algo que le hace sonreír hoy más de 60 años después de aquel momento en que mientras cursaba la carrera, “cuando creía en mi ignorancia cándida que sobre Galdós ya estaba todo estudiado”, uno de los mejores galdosistas de siempre, Alfonso Armas, la enredó en los legajos de la Casa Museo del escritor, ubicada en el histórico barrio de Triana de Las Palmas. “Cuando llegó el momento de mi tesis doctoral otro maestro, Francisco Ynduráin, me sugirió el análisis de las pruebas corregidas por el autor, un campo de indagación rompedor entonces. Y entré en el taller de Galdós para siempre. Ahí sigo. Descubriendo todos los días”.

Vicepresidenta de la Asociación Internacional de Galdosistas y editora entre 2005 y 2013 de la colección de obras completas del escritor Arte, Naturaleza y Verdad, Arencibia corona ahora un bagaje tan extenso y enjundioso con su propia aproximación a la vida y la obra del canario. En Galdós. Una biografía (Tusquets), ganadora del Premio Comillas, la autora acompaña cronológicamente a Galdós desde su infancia hasta el día de su muerte añadiendo a los habituales estudios sobre el personaje otras facetas que nacen del exhaustivo estudio de la biblioteca particular y el epistolario del autor, sus manuscritos, notas, dibujos y partituras de música, sus antecedentes familiares… todo ello contextualizado al detalle con la realidad social, gran preocupación del escritor. "He tenido que suprimir mucho, no sin dolor, pero mi biografía añade la perspectiva integral que me ha permitido el tú a tú del trabajo diario con todo el legado de Galdós", resume Arencibia.

Pregunta. Enero arrancaba con auténtico furor galdosiano y celebraciones por todo el país, ¿cómo ha afectado el virus al Año Galdós?

Respuesta. Lo ha oscurecido momentáneamente, como a todos y a todo. Es cierto que los primeros meses de 2020 dieron mucho de sí, y prometen mucho las actividades que podrían seguir a partir de septiembre. Entre tanto, muchos de nosotros hemos continuado trabajando en Galdós mediante cursos, conferencias no presenciales, o trabajos a distancia con estudiantes. Tengo confianza en que, pese a todo, 2020 seguirá recordándose como el Año Galdós. Se le está leyendo como nunca.

P. Una de las mayores conmemoraciones fue la gran exposición de la Biblioteca Nacional, que indagaba en los aspectos menos conocidos del escritor. ¿Qué facetas de Galdós son las más chocantes y desconocidas para el gran público?

R. Lo más sorprendente es cómo aún hoy la gente sigue prendándose de las tramas tan estupendas que inventó y sigue intrigada por la personalidad de quien logró retratar a España como él lo hizo. Lo más desconocido sigue siendo precisamente aquella personalidad, que sin embargo está oculta en sus obras y en los recovecos de sus vivencias y sus actitudes. Pero hay que buscar muy a fondo para descubrirla. Cada lectura aporta nueva luz a esa personalidad, que es la de un genio, tocado por el Arte en todas sus facetas. En Literatura rompió moldes.

"El legado intelectual de Galdós es el retrato fiel y amable de una sociedad con problemas que todavía a día de hoy sigue prendando a la gente"

P. Se le reconoce el haber aunado la tradición cervantina con la de la novela europea del XIX, pero ¿cuál es para usted el legado de Galdós?

R. El legado intelectual galdosiano es el retrato realista de una sociedad con problemas. Un retrato amplio y un retrato fiel, pero amable y bienhumorado; que propone soluciones irónicas a la manera cervantina, asentadas en el latir humano siempre complejo que conmueve y arrastra.

P. Su biografía se apoya constantemente en los propios textos del escritor. Fuera de sus novelas emblemáticas, ¿qué escritos considera más relevantes?

R. Nada sobra en Galdós; ni siquiera unos poemillas que acabamos de editar con una sonrisa cómplice. Cada vez me interesa más su obra periodística madura, la que escribió para el diario La Prensa de Buenos Aires. Y me sigue asombrando su creación del siglo XX, aquella que es relato, drama, historia novelada, reflexión y propuesta a la vez, con apenas distinción de géneros literarios. Es gigantesca.

Yolanda Arencibia. Foto: Andrés Cruz / La Provincia DLP

P. Sostiene que Galdós resiste plenamente la comparación con escritores como Balzac, Flaubert, y otros grandes de su época. ¿Tiene internacionalmente el reconocimiento que merece?

R. En vida, Galdós fue reconocido en Hispanoamérica, en donde llegó a ser visto por algunos como el escritor nacional que les hubiera gustado tener. Para llegar a Europa había de ser traducido; y lo fue bastante, pero no tanto ni tan bien como hubiera sido necesario. Él mismo se sintió optimista en los años primeros del siglo XX; pero pronto se desencantó: “Existen los Pirineos”, confesó a un amigo. Era y es muy difícil superar la admiración por casi todo lo foráneo. Hoy creo que ya es tarde. Y además, no importa… como dijo el gran Machado.

P. Incluso en vida del escritor corrían sobre él todo tipo de mitos y rumores que en muchos casos han pasado al imaginario común, ¿cómo separa la leyenda de la realidad? ¿Cuál es la mayor mentira que se cree sobre él?

R. Galdós era un hombre extraño en aquella sociedad madrileña: se acostaba temprano, no discutía pero tampoco transigía, vivía con su familia, era soltero aunque parecían gustarle mucho las mujeres… Nada se sabía de su intimidad. Y corrían bulos animados por la curiosidad y cuya verdad eludía él con humor. Hoy contamos con documentos que nos acercan a ella. La mayor mentira que se creyó sobre Galdós fue que había renegado de las Canarias; tal vez porque lo lanzó tempranamente una personalidad tan respetada como Clarín, en aquella biografía de 1889 para la que Galdós no pudo contarle nada.

"Galdós ha tenido lectores estupendos siempre. No dejó de venderse ni durante el franquismo, y cuando quedaron libres sus derechos de autor hubo una explosión de publicaciones"

P. Lamenta en el prólogo que Galdós sigue siendo un escritor “poco y mal conocido”. En vida gozó de gran popularidad, ¿cuándo empezó su declive?

R. Me refiero a que suele leérsele superficialmente o presumir de que se le conoce habiendo leído solo los argumentos de las obras. Sin embargo, ha tenido lectores estupendos siempre. Pensemos sólo en Sáinz de Robles que realizó la hazaña de sus obras completas en muy malos momentos, o en Lorca, Buñuel, Cernuda, Aleixandre, Mª Teresa LeónNo dejó de venderse ni durante el franquismo; y cuando quedaron libres sus derechos de autor, hubo una explosión de publicaciones. “El declive” fue resultado del ninguneo de su nombre en los planes de estudios oficiales, y hasta en los universitarios, lo que produjo una generación de personas ilustradas que despreciaron su literatura sin conocerla.

P. Precisamente, la figura y la obra de Galdós han generado encendidos debates entre varios escritores y columnistas en los últimos meses sobre la conveniencia de leerlo o no. ¿Qué opinión le merecen?

R. Las he seguido, pero confieso que me han resbalado. Creo compartir con Galdós el desdén por los que presumen de saberlo todo. El éxito, por desgracia, suele ser un acicate para los ataques. No creo que sea un autor sin lectores. No lo fue nunca, además. Me gusta recordar la anécdota de Aleixandre y Lorca confesándose mutuamente, con una sonrisa, ser lectores de Galdós en secreto.