El ciclismo vive instalado en un combate continuo del popular videojuego Pokémon desde hace demasiado tiempo. Muchas veces, este deporte está tan confuso que se hiere a sí mismo. Es la consecuencia de los ataques letales e incesantes del enemigo más acérrimo de las dos ruedas: un dopaje que no para de hacer caer en desgracia a los héroes de la bicicleta. ¿Compasión? Ninguna. Aun sin afectar a todos, los positivos no entienden de clases altas, medias o bajas.

Eso sí, la peor parte se la llevan las estrellas. Los casos polémicos que han protagonizado resultan los más influyentes a la hora de explicar la pérdida de credibilidad continua de esta modalidad deportiva con el paso de los años. Ni siquiera los miembros del Olimpo formado por los corredores con más victorias en el Tour de Francia, la carrera ciclista por excelencia, se libran del escepticismo. Chris Froome tan sólo es el último afectado por una maldición que, como demuestran los casos expuestos a continuación, no tiene fin.

Lance Armstrong

Lance Armstrong tras ganar su séptimo y último Tour de Francia.

Su historia es de sobra conocida. Quien en su día fue todo un ejemplo de superación (reinar de forma ininterrumpida en los Campos Elíseos entre 1999 y 2005 tras superar un cáncer testicular) acabó convertido en uno de los villanos deportivos más notorios de la historia. Algunos siempre dudaron de la veracidad de los siete triunfos de Armstrong en el Tour… y acertaron, por mucho que el ciclista estadounidense no parase de desacreditar a sus críticos durante años.

Su gran mentira quedó desenmascarada en 2012. Fue gracias a un informe de más de 1.000 folios de la Agencia Antidopaje de la tierra de las oportunidades (USADA). En él quedó desgranado de forma pormenorizada “el sistema más sofisticado, profesionalizado y exitoso de dopaje que el deporte jamás ha visto”.

De él participó buena parte del equipo US Postal y el propio Armstrong como jefe de filas deportivo. Se quedó sin sus grandes títulos (incluida una medalla de bronce olímpica) y reconoció la evidencia durante una entrevista televisiva a nivel mundial: “Me dopé por arrogancia y por mi instinto insaciable de victoria”.

Jacques Anquetil

Jacques Anquetil en una imagen de archivo.

Ganó los Tour de 1957, 1961, 1962, 1963 y 1964. Eso sí, el 'Maestro' no era ningún santo. Ni mucho menos, ya que admitió haber consumido drogas. Lo hizo una vez retirado, pero la declaración que llegó a realizar delante de un ministro de su país, Francia, no pudo ser más rotunda: “Sólo un idiota se puede imaginar que se puede hacer una Burdeos-París a base de agua. Los corredores tienen el mismo derecho a tratar sus dolores que un profesor de Geografía”.

Las anfetaminas eran compañeras habituales de viaje, aunque Anquetil sólo las compartía con sus mejores amigos del pelotón. El ciclismo en el que le tocó competir era de otro tiempo. Tanto es así que puede que el francés pedalease borracho en más de una carrera, pues no se cortaba a la hora de usar la cerveza como avituallamiento.

Eddy Merckx

Eddy Merckx en el Tour de Francia de 1969.

En pleno Giro de Italia de 1969, el 'Caníbal' se encontraba pletórico: la maglia rosa era suya de forma parcial tras ganar una contrarreloj en Cesenatico. La felicidad le duró muy poco, ya que una muestra de orina motivó su descalificación de la prueba 24 horas después. Merckx había dado positivo por anfetaminas.

La reacción del gran campeón belga, que se quedaba sin repetir victoria en el país de la bota, fue llorar de forma desgarradora ante la prensa. “No sé cómo ha podido pasar esto. He pasado ya 17 controles y nunca he dado positivo. Yo soy un ciclista limpio, no necesito tomar nada para ganar”, reconocía. “Alguien le ha echado anfetaminas en el bidón de agua”, acusaban desde su equipo.

En 2012, tanto tiempo después de aquello y de conquistar los Tour de 1969, 1970, 1971, 1972 y 1974, el golpe seguía muy vigente para Merckx. “En un primer momento, pensé en dejarlo todo, no volver a subirme a una bicicleta. Se me vino el mundo encima, pero luego vi la luz porque la Federación Internacional me permitió competir en el Tour si me sometía a controles. Acepté y tomé la salida”. Entonces, ganó su primera Grande Boucle. Y con ella llegó el “alivio”.

Miguel Indurain

Miguel Indurain en un Tour de Francia.

Sí, uno de los deportistas españoles de referencia gracias a sus cinco Tour (1991, 1992, 1993, 1994 y 1995) tampoco escapó al dopaje. Su caso ha vuelto a salir a la palestra ahora, ya que la sustancia de la discordia es la misma para Froome y para el navarro: salbutamol.

La Federación Francesa de ciclismo acusó a Indurain de dopaje en el Tour de L'Oise de 1994. La prueba se disputó en mayo de ese año, pero el positivo no se dio a conocer hasta el 28 de agosto. Días después, la Unión Ciclista Internacional (UCI) decidió archivar el caso.

¿Por qué? El ciclista del Banesto tenía permiso para combatir su alergia al polen con un inhalador Ventolín. Por aquel entonces, el salbutamol no era una sustancia prohibida en el ciclismo: el asma era una enfermedad típica entre los mejores corredores de la época.

Chris Froome

Chris Froome en pleno Tour 2017. YOAN VALAT EFE

Al igual que Armstrong, el británico vive bajo la sombra de la sospecha desde que empezó a reinar en el Tour (2013, 2015, 2016 y 2017). La liebre saltó en la Vuelta a España, competición que Froome ganó este mismo verano.

Una muestra adversa de salbutamol superior a 1.000 nanogramos por mililitro recogida el pasado 7 de septiembre (y notificada al corredor el día 20 de ese mes) motivó el positivo. Por lo tanto, queda en el aire si será descalificado de la Vuelta, anulándose así el primer doblete Tour-Vuelta de un corredor desde 1978.

La cautela impera en el mundillo, aunque ya hay algunas voces críticas con Froome. Entre ellas, la de Vincenzo Nibali, segundo clasificado de la última ronda española. Aunque el ciclista italiano desmintió el siguiente entrecomillado, este apareció durante unos minutos en un portal de su país: “Esos días en España había llovido (en la jornada anterior a la del positivo de Froome), por lo que me parece difícil que sufriera asma. Yo tengo el mismo problema, pero cuando llueve el polen no te molesta y no necesitas recurrir al Ventolín”.

Bernard Hinault, excepción a la regla

Bernard Hinault en un Tour de Francia.

El francés es el único ciclista de esta lista que no se ha visto envuelto en casos de dopaje. De hecho, el vencedor del Tour en 1978, 1979, 1981, 1982 y 1985 siempre se ha mostrado muy crítico con los positivos. “¿Por qué buscan siempre en el ciclismo? ¿Por qué los frascos de los años 90 de otros deportes no existen? Ellos paran sus cagadas y es siempre el ciclismo. Quizás no seamos tan limpios como los otros, pero no somos los más negros, no lo creo”, declaró en su momento.

“No hemos sido demasiado severos y este es el resultado. Los que se dopan no tienen sitio en el ciclismo y deben ser sancionados de por vida. Eso hará reflexionar a la gente”, aseveró en otra ocasión. No hay que olvidar que, en la actualidad, Hinault forma parte de la organización del Tour al que ayudó a hacer grande.

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