Para el Real Madrid, no hay mejor manera de olvidar las penas europeas que jugar un partido de la ACB. ¿Que ha habido derrota en el anterior compromiso continental? Al equipo que está enfrente en la competición española le toca pagar los platos rotos. Y, normalmente, con la mayor dureza posible. En esta ocasión, la víctima del líder fue un Gran Canaria que llegaba a la cita tocado por las bajas y que acabó arrollado por un rival que no tuvo que lamentar, por un rato, las suyas [Narración y estadísticas: 96-72].

Ni siquiera hizo falta que Luka Doncic fuese, por enésimo encuentro, el chico para todo del Madrid. Eso sí: su mera presencia ya mete el miedo en el cuerpo a los adversarios. Al filo del descanso, un par de genialidades del niño desequilibraron el duelo, ya sin remedio posible, a favor de los hombres de Pablo Laso. En la segunda parte, apareció de nuevo para consolidar una renta demasiado cómoda de los suyos.

El Granca fue víctima de una primera parte muy floja, en la que sólo Seeley y Balvin estuvieron a la altura. Otros se les unieron más tarde (Eriksson, Báez), pero ya no había nada que hacer: ni rastro del equipo que asaltó el Palacio la temporada pasada, uno de mucha calidad al que le tocó vivir una tarde bastante más aciaga de lo esperado. Pesaron demasiado las buenas vibraciones de los locales desde el salto inicial.

Que Tavares campase a sus anchas por la zona y colocase hasta tres tapones en el primer cuarto era algo digno de optimismo. ¡Menudo '¡Aquí estoy yo!' más grande que le soltó a su exequipo! El acierto en el perímetro de un Rudy Fernández que no está dispuesto a bajarse del carro de la regularidad (y qué buena noticia que no lo haga) también fue una señal positiva. A poco que hicieron los demás (Thompkins, Carroll, Randle) y que la defensa impidió todo lo permitido ante el Estrella Roja el viernes, triunfo resuelto.

Qué lejos queda ya también esa semifinal de la Supercopa en septiembre, cuando la paliza la propinó el Gran Canaria. Ha llovido lo suyo y, claro, los problemas físicos pesan más a unos equipos que a otros. Como ocurre casi siempre, el fondo de armario del grande gana por goleada al del 'pequeño'. En cuanto los Reyes, Maciulis, Campazzo y Causeur de turno se ponían a jugar, Albert Oliver y compañía quedaban ensombrecidos.

Y, a pesar de todo, queda la sensación de que, al contrario de lo que podía ocurrir antaño, la Liga Endesa no es (ahora) la guerra del Madrid. Expliquémonos: es taaaaaaan evidente que los blancos estarán en la Copa del Rey, es taaaaaaan evidente que también tendrán plaza en los playoffs… que, a veces, la liga parece un engorro más que otra cosa. Quedan demasiados meses para que llegue lo importante y la igualdad es bastante más relativa que en la Euroliga.

Así que, por momentos, la cosa, en la canasta nacional, va de cubrir el expediente. El Madrid lo hizo, pero es posible que se le pase por alto: las castañas de verdad, la semana que viene (visita a Olympiacos, líder europeo) y muchas otras, hay que sacarlas del fuego en el Viejo Continente.

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