El cielo debe haber perdido un ángel. Eso cantaba Tavares. El grupo de música, no el jugador de baloncesto. Pero igual da. Si alguien tenía dudas sobre lo que podía aportar 'Edy' al Real Madrid, el interior caboverdiano bien pudo disiparlas ante el Betis. Este chico no da amor a base de duchas, como cantaban sus tocayos. Lo hace con rebotes (15) y tapones (cuatro). Y hasta con puntos (ocho). Sin duda, el hechizo de Walter contribuyó a dejar KO al conjunto andaluz. Tuvo halo, tuvo duende: ya hay efecto Tavares. Vaya con el angelito [Narración y estadísticas: 63-98].

“Hemos venido desde Italia sólo para verte ganar, Doncic”. Una pancarta con ese lema sobresalía en las gradas de San Pablo. Los aficionados que la elaboraron pudieron marcharse satisfechos del pabellón sevillano: el Madrid apenas encontró rival en el Betis este sábado. Otra vez a base de triples, los hombres de Pablo Laso aseguraron la victoria ya en la primera parte.

Como para no hacerlo habiendo anotado 10 lanzamientos desde la larga distancia de 17 posibles (58% de acierto, 53 final con un 16 de 30). También seis de 10 canastas de dos (60%, otro 53 y 16 de 30 a la conclusión) y 11 de 15 tiros libres (73% que ascendió a 78, 18 de 23, finalmente). Con un acierto tan descomunal en los 20 primeros minutos, el colista de la ACB se vio obligado a sacar la bandera blanca (de la rendición) pronto y muy a su pesar.

Parece mentira que el encuentro comenzase con una 'Lasina' de las buenas en un tiempo muerto: “¡Pasa, pasa, pásala! ¿Podemos jugar un poco más rápido? Vais andando, alante y atrás”. Los locales se habían escapado por seis puntos y, claro, al entrenador madridista no le hacía ni pizca de gracia. Además, el roto no sólo lo protagonizaba Anosike. Del mismo también tenía la culpa todo un ex del Madrid: Dontaye Draper. Con su dirección de juego, el ataque del Betis fluía a la perfección.

Sin embargo, la magia verdiblanca empezó a agotarse en cuanto el base norteamericano tuvo que pasar por el banquillo debido a sus problemas de faltas. Y en el mismo momento en el que Luka Doncic se puso en plan jugón: un triple suyo, otro de Maciulis, uno más de Yusta… De bingo en bingo, lo que empezó como un 0-12 de parcial acabó convertido hasta en un 5-29. Superados los 20 puntos de diferencia favorable, el Madrid ya se supo ganador. Con la tontería, el niño ya sumaba 16 de valoración al descanso.

Muy a pesar de Anosike, fantástico en ambos lados de la cancha, y de la facilidad anotadora de Kelly, el Betis tiró la toalla demasiado rápido. Su fragilidad ante el vendaval ofensivo del Madrid fue un debe demasiado grande como para competir. El líder aprovechó su nuevo triunfo balsámico para que sus secundarios siguieran ganando confianza. Más allá de Rudy, que continúa reivindicándose desde el banquillo, y de la muestra de poderío ya comentada de Tavares, Thompkins cuajó su mejor partido tras su mes de baja por motivos personales.

Taylor y Carroll también tuvieron sus momentos de gloria en un duelo que no olvidará, para mal, Boungou-Colo. Con una valoración tan negativa (-10) como las sensaciones que dejó, como colectivo, el Betis. No hubo ninguna mejoría en la segunda parte, durante la que Golubovic emergió como referente. De poco sirvió ante un Madrid al que el verde, por segundo partido consecutivo, no pudo sentarle mejor. Doncic, por cierto, sigue abonado a los números de escándalo: 13 puntos, cinco rebotes y ocho asistencias para 24 de valoración. Otro ángel que debe haber perdido el cielo.

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