España sufre las consecuencias del calentamiento global con un verano de altas temperaturas. De ello es testigo el llamado "efecto isla de calor" que está presente en la mayor parte de las grandes ciudades. Nuestros remedios para refrescarnos pasan por el aire acondicionado, los helados o las piscinas. Pero, ¿qué te parece si te digo que los antiguos romanos tenían métodos mejores para huir del calor en verano? Aquí te lo contamos.

[10 trucos para refrescar la casa en verano sin recurrir al aire acondicionado]

Si recurrimos a la historia sabemos que hace unos dos mil años, los romanos tuvieron unos los veranos que fueron especialmente cálidos. Esto lo sabemos gracias a los textos, por ejemplo, Teofrasto decía que se podían plantar palmeras en Grecia, pero que estas no llegaban a dar frutos. De la misma formal, Plinio el Viejo observó que las hayas, que solo crecían a bajas latitudes, ya se habían convertido en árboles de montaña.

¿Los romanos tenían aire acondicionado? La respuesta es sí, tenían sus propios sistemas de refrigeración. Sin embargo, no todos los romanos este privilegio a su disposición, sino únicamente los patricios. Estos fueron un orden social de la Antigua Roma compuesto por los descendientes de los treinta curias primitivos. Descienden, por tanto, de los primeros fundadores de Roma.

Los romanos eran buenísimos ingenieros y arquitectos por lo que a la hora de construir las viviendas solían tener en cuenta la orientación de la vivienda con respecto al sol, así como el flujo del aire de las mismas para poder refrescar las casas en épocas de altas temperaturas.

Concretamente, los romanos tenían un truco muy bueno a la hora de construir las viviendas. Esto es situar puertas y ventanas en extremos opuestos de las habitaciones para generar corrientes de aire.

De los romanos también destaca la construcción de acueductos. La finalidad de estos es transportar el agua, de tal forma que los patricios los usaban también para disponer de agua fresca para poder bañar los muros exteriores de la vivienda y refrescar de esta forma el interior las casas.

Casas de hielo

Además, en las viviendas de los más ricos, era habitual que hubiera una casa de hielo. Estas tenían forma de pozo con unas paredes recubiertas con paja o serrín y con una estructura abovedada con paredes gruesas como techo. Estos pozos se llenaban de nieve durante los meses de invierno para disfrutar de él en los meses estivales y, en ocasiones, hasta todo el año. Esta era una forma de refrescarse a disposición de los patricios.

Estas casas de hielo estaban situadas en los patios traseros de las familias adineradas. Estas casas de hielo estaban llenan de nieve proveniente del volcán Etna, en el caso de la capital, o de otras montañas cercanas en el resto de provincias (los Alpes, Sierra Nevada en España...).

Para el resto de los ciudadanos, la forma de refrescarse era conformarse con comprar hielo de establecimientos especializados con sus propios frigoríficos. Los viajes en mula para llevar hielo a las casas eran largos, pero algo terminaba llegando a las viviendas. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el precio de la nieve siempre fue elevado, más incluso que el vino, de tal forma que los pobres no solían poder permitírsela.

También te puede interesar...