El gran emblema de la Antigua Grecia que sigue en pie en Atenas está en peligro. Es lo que denuncian numerosos arqueólogos, tanto griegos como internacionales, en una carta abierta. En ella piden cancelar el proyecto de renovación de la Acrópolis, ya que según ellos conduciría a la "devaluación, ocultación y degradación del mayor tesoro arqueológico y artístico que ha sido legado a la Grecia moderna".

Entre los expertos firmantes se encuentran personalidades de prestigiosas universidades como la de Oxford, Durham o Brown. Ubicada a 156 metros sobre el nivel de mar, la Acrópolis ha sido sometida a diferentes procesos de remodelación a lo largo de los años. Esta última iniciativa pretende mejorar el acceso y la gestión del tráfico de visitantes y, según un comunicado del ministerio de cultura, "eliminar intervenciones erróneas del pasado".

El nuevo modelo fue aprobado por unanimidad por el Consejo Arqueológico Central el 3 de febrero, tras una propuesta del restaurador arquitectónico Manolis Korres, presidente del Comité de Conservación de Monumentos de la Acrópolis (ESMA). Tras esta aprobación, el ministerio anunció que en otoño se llevará a cabo un estudio científico exhaustivo.

El enfoque del plan radica en la restauración del ascenso a la Acrópolis, incluida una gran escalera de mármol construida en el siglo I d.C., el regreso de un antiguo acceso sur a la terraza y la eliminación de lo que la ESMA considera incorrecto.

Sin embargo, para quienes rechazan estas obras, los planes son "contrarios a los principios establecidos y reconocidos internacionalmente sobre la preservación, conservación y salvaguarda de antigüedades" y "marcan un camino extremadamente peligroso".

Una de las principales preocupaciones es que, tal y como está orientado el plan de restauración, se constituye una "apariencia correcta" del sitio. Según los críticos, la obra proyectada sitúa un marco moderno de renovación que no tiene base histórica. En concreto, cuestionan por qué la forma específica del acceso occidental a la Acrópolis en el siglo V d.C. ha sido elegida como la "forma correcta".

Esta polémica precede a la antigua pavimentación que se llevó a cabo el pasado 2020. En este sentido, los antiguos caminos a la Acrópolis se cubrieron con hormigón armado y se agregó un nuevo acceso de ascensor más grande para mejorar facilitar la entrada de las personas con algún tipo de discapacidad. Estas intervenciones también fueron criticadas por su impacto estético negativo y el daño causado a la arquitectura antigua y la propia roca. Algunos expertos aseguraban que únicamente se había procedido de esta forma para dar más cabida a los turistas.

Las fuertes lluvias en diciembre de 2020 provocaron inundaciones en el sitio, lo que, según los firmantes de la carta, fue una "consecuencia predecible" de la nueva pavimentación. 

Grecia sigue intentando salvar la campaña de verano tras la crisis del coronavirus, y la puesta en punto de la Acrópolis es uno de sus objetivos. Mientras tanto, el país heleno continua administrando una media de 60.000 dosis diarias.

Noticias relacionadas