“Yo aprendí de la vida que todo lo que quieres te lo van a quitar; que las canciones son trapos que no se pueden lavar”, canta Joe Crepúsculo en su nuevo y pegadizo tema España. O, mejor dicho, ESPAÑA, con pretendidas mayúsculas desde el bautizo de la canción: bien grande, bien abultada, bien de patria hasta la garganta. Es el cineasta y viñetista Alberto González Vázquez (más conocido como Querido Antonio) quien escribe y dirige el videoclip que redondea el concepto de este himno satírico con un estilo esperpéntico y kitsch, emocional y sombrío. Otra de las pequeñas obras de arte de esa inteligencia ácida que guioniza los vídeos políticos manipulados de El Intermedio, que ya se encargó de ilustrar la canción de Crepúsculo Música para adultos -donde a Rajoy le explotaba la cabeza-. 

Tiene el detalle de advertir: “Las imágenes de este videoclip podrían herir la sensibilidad del espectador”. Empieza disparando frenéticamente imágenes de nuestros hits patrios: la Torre del Oro, el acueducto de Segovia, la plaza de toros de Las Ventas, Cervantes, Machado, Gloria Fuertes, Rosalía de Castro, Casillas, Fernando Alonso, Quevedo, Gasol, Buñuel, Vicente del Bosque, Fátima Báñez, Garbiñe Muguruza, en fin, ¡Nadal!, leyendas ibéricas nuestras. Vuelan los corazones. 

"España, ¿quieres ser mi novia?" 

Aquí la oda visual hiperbólica y definitiva que sacia el fervor españolista, o, para los más avispados, la coña perfecta de un país que se autovenera, en ocasiones, hasta la chanza, haciendo gala de una adormecida capacidad de autocrítica. Como todas las declaraciones románticas, que diría Pessoa, ésta tiene algo de ridícula. Las pasiones ibéricas también están llenas de contradicciones. Hay talento en el vídeo, y hay pudores. “Y aquí estoy entre China y Chanel, viviendo aventuras como un coronel, mientras las olas me queman la piel, ponme otra que voy del revés”, entona Crepúsculo.

Sigue la fiesta surrealista: el mar, la luna llena, el rey Juan Carlos, los molinos, Naranjito, un David Meca parecido a Cantinflas… y una ruleta con una sola respuesta correcta: España. ¿Cuál es la pista? “Ginebra y marihuana”. Si en Google buscas el nombre de nuestro país, las opciones son, al menos, evocadoras: “Grande otra vez”, “Es una simulación artificial”, “Grande otra vez no, por favor”. Ahí el montaje de la península ibérica haciéndose ecuménica en el planeta, ocupando mares enteros. España no cabe en el planeta Tierra. España todo lo puede. 

Incluso Donald Trump tiene algo que decir sobre el furor patrio. Aparece el presidente de EEUU en Al Rojo Vivo con estas rotundas declaraciones: “Me encantaría follarme a mí mismo”. ¿Por qué? “Porque soy español”, lanza. España es mujer y tiene Instagram. España está a un paso del ‘sexting’ cuando hace un ‘ghosting’. “Te quiero, España. ¿Quieres ser mi novia?”, le suplica Al Pacino, angustiado.

Si te descuidas, España te deja en visto. España te agarra el corazón cuando lees su “escribiendo”. España tiene un sistema solar propio. España, España, “paella, sol y rayas”: ya lo canta Joe. Esta minipelícula folclórica no podía acabar de una manera más redonda: Querido Antonio relata -como acostumbra, desapasionado- el gol de Iniesta en el Mundial. "Somos campeones del mundo".