Berlín

El flamenco del Niño de Elche tiene alma alemana. A estas alturas ya no quedan dudas de que el Francisco Contreras, el Niño de Elche, se ha confirmado artísticamente con su disco Voces del Extremo. A raíz de la publicación del álbum le han llegado reconocimientos como el I Premio Ruido al mejor disco nacional de 2015, un galardón concedido por el conjunto de los profesionales de la información musical. De Voces del Extremo se ha dicho que ha creado nuevos espacios de diálogo entre el flamenco y otros géneros musicales contemporáneos. ¿Quién está detrás de esa fusión? Un alemán, Cem Oral (Fráncfort, 1973).

Este músico, productor e ingeniero de sonido fue el elegido para realizar la masterización, por Raúl Pérez y Daniel Alonso, ellos están detrás de la creación de Voces del Extremo. Esa fase de la elaboración del álbum “es una guinda que es fundamental” pues “se trata de una última capa de sonido que se aporta al disco”, según Alonso. Oral, que recibe en su estudio berlinés a EL ESPAÑOL, prefiere presentar su trabajo como el de un traductor que adapta la música de los artistas para que el público la entienda.

Cem Oral, en su estudio de Berlín. S. M.

Oral, de madre finlandesa y padre turco, vive en la tercera planta de un antiguo edificio sin ascensor del distrito de Friedrichshain, en el este berlinés. En la entrevista, Oral habla en alemán e inglés, pero, en realidad, su lengua materna parece que es la música. Lleva vinculado a la creación musical desde los años ochenta. Tal vez por eso pudo entender y masterizar con éxito un álbum tan complejo como Voces del Extremo, producto de la sobresaliente capacidad de experimentación de Contreras y compañía. Tanto es así que, a pesar de no hablar español, Oral comprendió que la propuesta artística del Niño de Elche era algo “político” y “crítico con la civilización”.

¿Cómo describiría su trabajo?

La gente dice que el trabajo de masterizador es como poner azúcar glas sobre un pastel de chocolate. Pero lo que yo intento es traducir la música de los artistas al público. A veces los artistas hacen cosas que los alejan demasiado del público. Yo trato de acercar a los oyentes el trabajo de los artistas.

Tengo la sensación de que, en España, si no hay ayuda del Estado, la gente hace las cosas por su cuenta. Esto no es así en Alemania. Aquí la gente pide la ayuda al Estado quejándose lamentablemente

¿Qué le parece la acogida de 'Voces del Extremo'?

Me ha impresionado que el disco haya tenido tanto éxito. Porque no es normal. El disco es difícil, no es un disco pensado para que sea popular ni para un público masivo. Me alegro que se esté reconociendo. Y me alegro precisamente porque no estamos hablando de un disco de pop convencional.

¿Qué pensó al escuchar por primera vez el disco?

Cuando trabajé en él me impresionó que era político y crítico. Aunque no entendiera las letras, sí es verdad que los nombres de las canciones, de por sí, dicen mucho, por ejemplo: Canción de corro de niño palestino, El comunista o Mercados. Enseguida me dí cuenta de que era un disco crítico, con una actitud, un estilo, un sentimiento y una intensidad que me gustaron mucho.

“Tengo la sensación de que, en España, si no hay ayuda del Estado, la gente hace las cosas por su cuenta. Esto no es así en Alemania. Aquí la gente pide la ayuda al Estado quejándose lamentablemente”

Dicen los productores del disco que usted entendió la propuesta musical del Niño de Elche sin dificultades, a pesar de que hablamos de un álbum en el que se escuchan influencias de músicas muy arraigadas en España, como el flamenco, el rock andaluz o música folclórica árabe, entre otras. ¿Cómo lo consiguió?

Lo decisivo en el masterizado es reconocer que hay dos enfoques. Uno es técnico, puramente de sonido. El disco tiene que sonar perfecto. El otro enfoque implica entender las dimensiones artísticas del disco, y no arruinarlas con el trabajo técnico. Hay que entender la música que plantea el disco, para ver lo que se puede hacer y lo que no. Al final, se trata de enfatizar, matizar o rebajar el sonido del disco.

¿Fue difícil dominar el sonido de todos los géneros musicales que maneja el disco?

En parte sí, porque las canciones del disco son realmente muy diferentes. Uno en un disco quiere escuchar un sonido que suene homogéneo, con las canciones que suenen cercanas las unas a las otras, a pesar de sus diferencias. Esto fue difícil. Porque se corre el resigo de arruinar el disco

¿Escucha usted flamenco?

No es que esté escuchando permanentemente flamenco, pero escucho y he escuchado mucho flamenco. Me gusta la música así, con sentimiento, ya sea flamenco, folclore sudamericano o Rembetiko griego. Mi padre es turco y soy compatible con el lado oriental de partes del disco del Niño de Elche.

'Voces del Extremo' puede verse como una vuelta de tuerca a la canción protesta. ¿Se escuchan este tipo de canciones en Alemania?

No, porque la situación aquí es buena. Muchos se quejan aquí pero la situación económica es buena. Antes había más canción protesta, en los años setenta, ochenta y noventa. Pero el mainstream ha ganado, en general. Existen cosas políticas, pero no van a ser populares o reconocidas como el último trabajo de Niño de Elche en España.

Y, sin embargo, 'Voces del Extremo' tiene mucho de música alemana, ¿no es así?

¡Sí! De Krautrock, de grupos como Can o Neu!…

¿Cuáles son las canciones del disco que más le han gustado?

Sí, varias. La última, Canción del levantado, El comunista y Mercados, las canciones más profundas del disco.

¿Tiene usted una opinión sobre la situación política española?

Lo que veo de allí son las consecuencias de las políticas europeas. También sé de la gente que quiere más autonomía en algunas partes de España y que los españoles, a diferencia de los alemanes, no son para nada tranquilos. Se mueven políticamente. Tal vez sea un estereotipo, pero tengo la impresión de que en España, si no hay ayuda del Estado, la gente hace las cosas por su cuenta. Y esto no es así en Alemania. Aquí la gente enseguida pide la ayuda al Estado, quejándose lamentablemente.

¿Cómo trabajó con los productores Raúl Pérez y con Daniel Alonso?

Fui libre a la hora de trabajar. Antes hice con Raúl Pérez un disco de Olga Beca, que suena como si fueran remixes de 'Voces del Extremo'.

¿Qué relación hay entre la música y la política ?

La relación que existe entre ambos es muy neutra. Puede ser buena o mala. Piense en los desfiles de la República Democrática de Alemania (RDA). Ahí también se escuchaba música. Aún así, en la música hay siempre un mensaje que subyace, un mensaje que se puede entender sin posibilidad de que haya una interpretación errónea.

En 'Voces del Extremo' se habla de la corrupción en España, del sistema mediático, del capitalismo de casino, de Santiago Carrillo, ese comunista del que se dice en el disco que vivía muy bien en la Francia de Charles De Gaulle. ¿Sabía usted de estas cosas antes de escuchar el disco?

He escuchado que en España la corrupción es como una epidemia. Lo cierto es que no entendía las letras de las canciones, pero, eso sí, me di cuenta enseguida de que se trataba de un disco en el que se estaba criticando, con un sentimiento auténtico y con una música también auténtica, a la civilización y a la sociedad.

¿Le llegan muchos discos de estas características para masterizar?

Algo, pero no mucho. Y nada que pueda tener el éxito de Niño de Elche. Ahí está la diferencia de España con Alemania. Hay en Alemania más gente que, cuando escuchan asuntos políticos, algo más de la cuenta, desconectan. Se dicen 'ya tengo suficientes problemas'. Y no se dan cuenta de que sus verdaderos problemas vienen de la política.

¿Qué relación guarda con ese estilo musical?

Yo fui primero músico, en los años ochenta. Luego me hice técnico de sonido, productor en los años noventa, además de haber hecho mis propios discos. En paralelo, desde los noventa, hago masterizaciones. Y claro, con el Krautrock, mi relación es que he trabajado con la gente que está en los orígenes de ese estilo. Por ejemplo, Michael Rother, de Neu!, Holger Czukay, de Can, gente de Einstürzende Neubauten.

¿Conoce usted España?

Estuve medio año viajando por Europa en los 80. En verano estuve en España, fui hasta Sevilla, también guiado por la música de Andalucía. Tuve también un concierto en Málaga en una ocasión, y también he estado en los Pirineos españoles. Me gusta mucho España. Ahora España está muy presente aquí, en mi barrio. Hay muchos españoles, especialmente jóvenes. Tengo especial simpatía por ellos. Son los primeros en experimentar los problemas de las políticas europeas. Esos problemas, seguro, acabarán llegando a Alemania, tarde o temprano. Y es interesante porque los países en circunstancias difíciles pueden aportar soluciones a esas dificultades, ya sean gubernamentales o de la propia sociedad.

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