Estaba -junto con Luis Goytisolo y Álvaro Pombo- entre los favoritos al Premio Cervantes 2016. Las normas no escritas del premio más importante de las letras españolas -dotado con 125.000 euros- indicaban que, desde 1996, se había alternado entre autores españoles los años pares y latinoamericanos los impares. Después de que el galardón fuese el año pasado para Fernando del Paso, en esta edición latía la idea de que le tocaba a un español.

Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) también cumple la segunda tradición tácita: es un escritor veterano -esto alejaba a nombres como Antonio Muñoz Molina o Javier Marías-. Tiende a retratar a personajes marginales que lanzan al mundo su mirada de extrañeza y viven en una continua pugna por la supervivencia. Su obra literaria arrancó en 1975 con La verdad sobre el caso Savolta, donde describía su Barcelona natal en distintos momentos de su historia, desde antes de la guerra civil española hasta la actualidad.

El título original era Los soldados de Cataluña, pero se vio obligado a cambiarlo debido a problemas con la censura franquista. Muchos llaman a este trabajo "la primera novela de la transición democrática", ya que relata el panorama de las luchas sindicales de principios del siglo XX y la realidad social, cultural y económico de la Barcelona de la época.

El Premio Cervantes se le ha concedido porque 'La verdad sobre el caso Savolta' inaugura una nueva etapa en la narrativa española en la que se devolvió al lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta

A los pocos meses de su publicación, muere el caudillo y, al año siguiente, recibe el Premio de la Crítica. El Premio Cervantes 2016 le ha sido concedido, precisamente, porque con La verdad sobre el caso Savolta "inaugura una nueva etapa en la narrativa española en la que se devolvió al lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta, y que ha mantenido a lo largo de su brillante carrera como novelista". Y continúa el acta: "Eduardo Mendoza, en la estela de la mejor tradición cervantina, posee una lengua literaria llena de sutilezas e ironía, algo que el gran público y la crítica siempre supieron reconocer, además de su extraordinaria proyección internacional". 

Se define a sí mismo como "un escritor moderno", un hombre "que a ratos escribe y a ratos pasa tu tiempo impartiendo charlas por ahí". Le preocupa fomentar la lectura entre los jóvenes e impartir los talleres necesarios para hacer el bocado atractivo.

Ha publicado 15 novelas, dos libros de relatos -Tres vidas de santos (2009) y El camino del cole (2011, literatura infantil)-, dos obras de teatro -Restauración (1990) y Gloria (1998)- y cuatro ensayos -Nueva York (1986), Barcelona modernista (1989), Baroja, la contradicción (2001) y ¿Quién se acuerda de Armando Palacio Valdés? (2007)-. 

Luis Goytisolo, uno de los escritores que figuraba entre los favoritos a recibir el Premio Cervantes 2016, ha dicho sobre el ganador, Eduardo Mendoza, que es "un novelista muy correcto" y al que aprecia personalmente. según publica la agencia EFE.

El libro que leyó Rajoy 

Es probablemente uno de los observadores más elegantes e irónicos de todos los novelistas contemporáneos. Premio Planeta 2010, con Riña de gatos. Madrid 1936, tiene el privilegio de ser de las pocas referencias lectoras que ha dado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: “Me he leído uno de Eduardo Mendoza. No recuerdo el título, es algo sobre una modelo… Relaja, descansa mucho y es muy bonita”. Se refería a El secreto de la modelo extraviada (Seix Barral).

El libro que se leyó el presidente trascurre en la Barcelona de hace 20 años. “Salen muchos lugares de Barcelona. Los barceloneses la disfrutarán más porque aparecen calles y cosas de Barcelona que ellos conocen”. Sarcástico, irónico, paródico, esperpéntico, así es Mendoza: “No es un libro político”, explicó el escritor aquel día a este periódico.

Me parece estupendo que mi presidente en funciones lea mis libros. Es de agradecer que me haga publicidad

“Tiene un marco de política general. Uno de los temas que toca es el cambio inesperado e imprevisible de Barcelona, en la que nadie tenía experiencia de futuro y de repente se convirtió en el referente mundial del turismo. Es una novela un poco triste y reflexiva. Es una novela de madurez, a lo mejor el presidente en funciones ha conectado por ahí...”, contó el autor de Sin noticias de Gurb

“Me parece estupendo que mi presidente en funciones lea mis libros. Es de agradecer que me haga publicidad”, aunque no recuerde su título. “Para mí todos los lectores son personas queridas y entrañables. Vivo y trabajo para ellos”, dijo Mendoza a este periódico.