La homeohistoria se extiende por nuestro tiempo. El sensacionalismo y los placeres del click causan estragos en cómo entendemos nuestro pasado. Películas, libros o redes sociales, cualquier medio puede ser susceptible de contener trazas de inexactitudes o interpretaciones erróneas. Pero ¿cómo combatirlas?

Ad Absurdum conocen bien este tipo de bulos, amplificados y retransmitidos hasta la saciedad por distintos canales. Este colectivo de historiadores murcianos lleva entregado desde hace años a la divulgación histórica a través de libros, charlas y programas de radio. Ahora lo hacen como asesores históricos y coordinadores de contenidos en Condensador de Fluzo, el programa de divulgación de La 2.

Ahora con Homo Historicus (La esfera de los libros) ofrecen puertas y herramientas para entender cómo funciona la historia. Un libro que pretende derribar mitos, ofreciendo una puerta hacia una mejor praxis, con el objetivo de aproximarnos a la historia desde una perspectiva cargada de humor y crítica.

Los historiadores detrás de Ad Absurdum. Miguel Martínez Sánchez

"No pretendemos pontificar sobre cómo se hace la historia", explica David Omar Sáez, uno de los historiadores detrás de Ad Absurdum. Los tres miembros se conocieron en la Universidad de Murcia. Decididos a difundir las bondades de su profesión, recuperaron las anécdotas y curiosidades aprendidas en la carrera en un blog que acabó abriéndoles las puertas a todo tipo de público. 

Con otros tres libros publicados, este último sirve para dejar a un lado el anecdotario histórico para hacer algo "más cercano al ensayo y a la reflexión". El resultado pone el foco sobre el propio estudio de la historia. La obsesión de los seres humanos con el pasado ha llevado a que "escarbemos" continuamente entre nuestras raíces, buscando desesperadamente rasgos que nos identifiquen con nuestro presente. El presentismo o el eurocentrismo se diseccionan entre las páginas de Homo Historicus como los males que alimentan los errores en los que caemos al intentar entender la historia desde la actualidad.

El primero de ellos intenta trazar una correlación entre los héroes del pasado, su forma de vida y costumbres con las nuestras, un ejercicio de abstracción que lleva a la deformación de su tiempo y el nuestro, estériles para la historia. "Cuando intentamos desmitificar un acontecimiento histórico caemos errores como el presentismo, intentar identificarnos con la gente del pasado, cuando un español actual no tiene nada que ver con un castellano del siglo XVI".

El segundo, el eurocentrismo, se refiere a la incapacidad de ver fuera de nuestro prisma histórico y cultural, la historia a través de la dominación europea, sin atender a sus consecuencias. "Abogamos siempre por desmontar lo que se ha tergiversado en la historia, pero sin pasarnos de frenada. No podemos ir de la Leyenda Negra a la Leyenda Rosa", explica Sáez sobre las teorías históricas que ponen en entredicho las crónicas de los historiadores anglófilos sobre el imperio español.

"No somos conscientes de lo que ocurre en el resto del mundo. En el Parlamento Australiano se discute a diario la identidad nacional, la historia de las colonias, es algo que todavía no ocurre aquí". El historiador comenta la ironía de la politización de la historia, la importancia electoral que tiene el relato sobre nuestro pasado y la falta de horas en los centros educativos dedicadas a esta materia. Desde hace años Ad Absurdum ha intentado derribar los mitos asociados a la monotonía de la historia y su desinterés, enfrentándose también a la carestía de relatos veraces y divertidos.  

"La creación de una narrativa de héroes es maniquea, acabas cayendo en buenos y malos", comenta sobre los errores y falacias que el libro describe sobre una intencionalidad en el relato histórico que acaba distorsionando su verdadera motivación. 

Sáez comenta con ironía la celebración del centenario de la reconquista que la Ciudad de Murcia celebró hace algunos años: "¿Cómo es posible que se celebre su reconquista si su fundación es musulmana?". Este tipo de lugares comunes y errores campan a sus anchas por un pasado más recreado que investigado. "Tendemos a vernos reflejados en personajes de nuestro pasado cristiano y no con los de nuestro pasado islámico", explica Sáez, añadiendo: "Hablamos de cómo los españoles 'conquistan' América, pero cuando hablamos de los musulmanes decimos que 'invaden la Península'".

El cine tiene buena parte de culpa de haber cometido muchos de los pecados que todavía pueblan nuestro imaginario colectivo sobre el pasado. Cuando Mel Gibson se echó sobre sus fornidas espaldas toda la leyenda de William Wallace y la independencia del pueblo escocés, dejó un reguero de errores históricos que provocarían la dentera de cualquier historiador. Ad Absurdum dedica también buena parte de Homo Historicus a desmontar metraje tras metraje de inexactitudes en películas como Braveheart o los documentales de Canal Historia

Portada de 'Homo Historicus' de Ad Absurdum. La Esfera de los Libros

Ni los aliens ayudaron a Hitler en la creación del Tercer Reich, ni los kilts eran las vestimentas que los escoceses utilizaban en el siglo XIII. La mayoría de las hazañas atribuidas a Wallace en el guion tampoco se le pueden adjudicar realmente al héroe escocés. Robert the Bruce —quien también aparece en la película— quedó completamente diluido de la historia principal, a la sombra del personaje interpretado por Gibson. 

El resultado es una visión de la Escocia de Wallace completamente distorsionada y replicada en series, videoclips o películas. Al taquillazo de Gibson es difícil plantarle cara, con la historia reconstruida a través de este tipo de productos culturales. "Si las cosas fuesen realmente históricas serían muchísimo más aburridas". Sáez defiende que los mismos que califican a la historia de aburrida consumen a diario productos culturales que rezuman de contenido histórico. "No son fuentes propiamente dichas, pero son pequeños grifos que van alimentando lo que conocemos sobre la historia".  

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