El Museo del Louvre tiene el privilegio de exponer tras sus muros el cuadro más famoso pintado por un hombre. Durante años, la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci se ha visto envuelta en numerosos trabajos de investigación para conocer de la forma más detallada posible su origen e historia. Pese a lo difícil que pueda parecer encontrar alguna novedad a estas alturas, una investigación acaba de revelar cómo se creó la obra.

Leonardo quedó tan impresionado con el resultado que siempre lo mantuvo consigo hasta su fallecimiento en el año 1519. Actualmente, la pintura cuenta con una vitrina protectora, y está prohibido acercarse a la obra por un cordón que impide el paso. Todo está milimétricamente medido para no perjudicar la reliquia del Cinquecento.

No obstante, el ingeniero Pascal Cotte es uno de los pocos que ha tenido acceso al cuadro de la Mona Lisa. El investigador lleva examinando la pintura desde hace más de 15 años y ha llegado a la conclusión de que existía otra versión de la Mona Lisa bajo las capas de pintura de la actual.

Los hallazgos de Pascal Cotte durante su investigación. Pascal Cotte

Los investigadores han empleado una cámara de alta resolución capaz de detectar la luz más allá del espectro visible. De esta manera, se han descubierto pequeñas manchas de carbón en la frente de la modelo, lo que significa que el pintor dibujó primero su retrato en papel y transfirió su boceto al lienzo con una técnica similar al calco.

Asimismo, en la parte superior derecha del cuadro, se puede apreciar una pequeña marca que nada tiene que ver con el retrato original. Tal y como explica Cotte en un artículo de investigación publicado en French National Centre for Scientific Research, "parece pertenecer a un proyecto anterior que Leonardo abandonó". Según el investigador, la marca podría tratarse de una pequeña horquilla que sujetara el cabello de la Mona Lisa.

Por último, otra de las alteraciones significativas que realizó el artista fue cambiar las posiciones de los dedos de su mano izquierda. Todos estos cambios en un mismo lienzo tenían sentido para la época en la que fue pintada la obra. El coste de los materiales empujaba a muchos artistas hoy mundialmente reconocidos a reutilizar sus lienzos.

Colores más vivos

Todos estos hallazgos arrojan luz sobre un cuadro que destaca principalmente por sus incontables incógnitas. Aunque siempre se ha afirmado que la mujer del retrato era Lisa Gherardini, la esposa de Francesco del Giocondo, otros estudiosos han llegado a ver a la propia madre del artista o a una amante noble de Juliano de Médicis. 

También se ha especulado sobre el secreto que guarda la mirada de la modelo. Silvano Vicenti aseguró en un estudio que en el ojo derecho de La Gioconda aparecen las letras LV, que podrían ser las iniciales de Leonardo Da Vinci, y en el izquierdo las letras CE o CB. Además, el experto añadió que en el arco de uno de los ojos puede verse lo que parece ser el número 72 o la letra L mayúscula y un dos.

El posible resultado de 'La Gioconda' tras su restauración.

Todas estas características exponen el valor artístico y obsesión cultural de una sociedad para con su obra. Tal es su simbología que ni siquiera se atreve el Louvre a restaurar la obra para mostrar sus verdaderos colores. "Los barnices de las obras se oscurecen progresivamente y toman ese color 'marroncillo'. Esos barnices camuflan los colores reales", declaraba en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL el historiador de arte Miguel Ángel Cajigal.

Mientras tanto, Pascal Cotte continúa examinando la joya más preciada del Museo del Louvre para dar a conocer todos los misterios que aún esconde la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci.

Noticias relacionadas