Hace 23 siglos dos potencias luchaban por la hegemonía en el Mediterráneo. Los cartagineses y romanos combatieron durante casi dos décadas en la llamada Segunda Guerra Púnica hasta que, finalmente, Aníbal y Escipión el Africano acordaron las condiciones de la rendición de Cartago. A su paso, el general y político romano redujo decenas de pueblos con una agresividad y violencia que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Desde el año 2000, un proyecto de la Universidad de Jaén dirigido por Juan Pedro Bellón ahonda en las distintas batallas que abarcó la Segunda Guerra Púnica. Ahora, concretamente, el proyecto se está centrando en el asedio de la ciudad íbera de Iliturgi (provincia de Jaén).

Ubicada al lado del actual río Guadalquivir, Iliturgi se había posicionado a favor de los romanos en primera instancia. Sin embargo, pronto cambiaron de bando y ejecutaron a los romanos que habían huido a la ciudad en busca de refugio durante la guerra. Así, cuando Escipión el Africano tomó la ciudad en el año 206 a.C., hizo ejecutar a todos sus habitantes y quemar sus cadáveres para consumar su venganza.

Aníbal cruzando los Alpes para enfrentarse a los romanos. Jacopo Ripanda

"Lo que nos interesa conocer no es sólo las tácticas de asedio empleadas por el ejército romano sino también las de defensa realizadas por el oppidum ibérico", explica Juan Pedro Bellón en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL. Las excavaciones constatan la construcción de un foso defensivo para protegerse del ataque romano. "Esperamos comprender la estructura originaria de la fortificación y cómo ésta se modificó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica", añade Bellón a este periódico.

Asimismo, la iniciativa también ha hallado, además de restos estructurales, armas como catapultas romanas que se emplearon para el asedio de la ciudad. "Nos interesa analizar el impacto de la guerra sobre la población local que, en el caso de Iliturgi, parece claro que fue evidentemente traumático", considera el director del proyecto. "El asedio de Iliturgi muestra la violencia y crueldad de la conquista, el trauma social, cultural y humano" de una batalla más sangrienta de lo habitual.

Un genocidio poco frecuente

La cruenta batalla entre los romanos y los cartagineses de Iliturgi se conoce gracias al historiador romano Tito Livio, quien describió detalladamente la contienda que tuvo lugar al final de la Segunda Guerra Púnica, en el año 209 a.C. El asedio se prolongó en el tiempo ya que Iliturgi estaba bien protegida y fortificada. 

El relato de Livio justifica moralmente la destrucción de la ciudad debido a que unos años antes los ciudadanos de Iliturgi traicionaron a los romanos y negaron auxilio a su ejército, en el cual se encontraban el padre y el tío de Escipión el Africano. Ambos murieron y el militar decidió vengar la traición cartaginesa en nombre de su familia. Pese a todas las modificaciones que se realizaron para reforzar la ciudad, Iliturgi acabó cayendo por la superioridad táctica y numérica de los romanos.

"La ciudad fue quemada y destruida, sus habitantes, sin distinción de edad o género fueron masacrados", señala Juan Pedro Bellón. "La destrucción y el genocidio de ciudades enteras es una situación poco frecuente en el contexto de la guerra púnica. Sería más lógico y rentable su sometimiento, su control territorial y fiscal y la disponibilidad de un potencial de recursos frente a su aniquilación", añade.

Ruinas de Iliturgi.

No obstante, la venganza no sería el único motivo de la toma de la ciudad. Tal y como indica Bellón a este periódico, la conquista de Iliturgi facilitó la rendición de Cástulo, ubicada a unos 15 kilómetros. Poco a poco, y tras la caída de Cartago Nova, Aníbal se encontraba cada vez más acorralado. Su hermano había sido derrotado en el 207 a.C. en la batalla de Metauro —el Ministerio de Cultura ya ha aprobado otro proyecto para estudiar esta misma batalla— y pronto se vería obligado a huir al norte de África, donde también sería derrotado, una vez más, por Escipión.

De hecho, la línea de investigación que está siguiendo el proyecto no se limita únicamente en Iliturgi. A la iniciativa impulsada gracias al Ayuntamiento de Mengíbar, se suman otras excavaciones en relación a la Segunda Guerra Púnica como el proyecto paralelo de la batalla de Numistro en el sur de Italia.

El futuro romano de Iliturgi

Tras la cruenta conquista de la ciudad íbera de Iliturgi tuvieron que pasar 200 años para que el emperador Augusto construyera un arco muy cerca de lo que antiguamente había sido una próspera ciudad.

"Este arco marcaba los límites de las provincias Bética y Tarraconense y señalaba también el inicio de la Via Augusta en la Bética. Su construcción se realizó en el contexto de la Pax Augusta, monumentalizada en el Ara Pacis de Roma", comenta Bellón. 

El proyecto liderado por Juan Pedro Bellón pretende, en definitiva, arrojar luz y profundizar en este último tramo de la segunda guerra púnica en el sur de la Península Ibérica y la futura implantación del Imperio romano en un largo proceso que contó con una gran resistencia cartaginesa.

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