Aventurarse a señalar un año concreto como el peor de la historia de la humanidad puede resultar osado teniendo en cuenta todas las catástrofes que se han ido encadenando a lo largo de los siglos. Recurrir al número de muertos nos puede conducir a los efectos de la pandemia (mal) conocida como gripe española: más de 50 millones de personas fallecidas. Si se valora el nivel de destrucción de países y ciudades, las Guerras Mundiales encabezarían la clasificación. Pero muchos expertos se remontan más en el tiempo para señalar el mayor desastre de todos: 1349 y la peste negra que aniquiló media Europa.

Sin embargo, los resultados de una nueva investigación han venido a presentar una nueva candidatura para premiar al año 536 como el más catastrófico de la historia, el peor para estar vivo. Fue en ese entonces cuando la erupción de un volcán en Islandia esparció una nube de ceniza por todo el hemisferio norte e hizo caer las temperaturas. Europa, Oriente Medio y partes de Asia quedaron sumidas en la oscuridad. "Fue el comienzo de uno de los peores períodos para vivir, sino el peor", escribe Michael McCormick, historiador y arqueólogo de la Universidad de Harvard y uno de los encargados del estudio, en la revista Science.

El grupo de científicos e investigadores ha analizado con una nueva técnica láser unas partículas atmosféricas extraídas del hielo de un glaciar de los Alpes suizos para concluir las causas de la misteriosa niebla que duró alrededor de 18 meses. Fue el inicio de la década más fría de los últimos 2.300 años: en verano, las temperaturas cayeron entre 1,5ºC y 2,5ºC; los copos de nieve se registraban desde Escandinavia a Mesopotamia. Como dejó escrito el historiador bizantino Procopio de Cesarea, "el sol emitió su luz sin brillo, como la luna, durante todo el año". Las crónicas irlandesas también recogen la escasez de pan en esa época.

Pero a la erupción registrada en 536 hay que sumarle dos más, en 540 y 547. Por si esto no fuera suficiente, en 541 comenzó a propagarse la peste bubónica. La pandemia, conocida con el nombre de Plaga de Justiniano, brotó en los puertos de Pelisium, en Egipto, y se propagó con gran velocidad por todo el Imperio Romano de Oriente, matando a casi la mitad de su población y empujándolo al colapso. La suma de los efectos de los volcanes, el cambio climático y las enfermedades explican la crisis humanitaria que sumió a Europa en el caos hasta 640, cuando las cosas comenzaron a mejorar.

Entrada a la Edad Media

Muchos historiadores ya habían señalado este período de mediados del siglo VI como el peor de la historia, la Edad Oscura, aunque nunca habían sabido destripar el porqué. Ahora, la investigación liderada por McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski, del Instituo para el Cambio Climático de la Universidad de Maine, sirve para verter luz sobre estos terribles acontecimientos. Para Kyle Harper, historiador en la Universidad de Oklahoma, este hallazgo ofrece "nuevas pistas para entender la concatenación de causas humanas y naturales que condujeron a la caída del Imperio Romano y los primeros signos de la economía medieval".

En concreto, los investigadores han analizado una columna de 72 metros de hielo del glaciar Colle Gnifetti, en los Alpes, extraído en 2013, y que contenía restos procedentes de volcanes de más de 2.000 años de antigüedad. El estudio del hielo ha servido para descifrar la calidad de la atmósfera, con bastante precisión, durante todo ese tiempo. "Hemos podido ver cosas que antes nos eran invisbles", dijo McCormick al periódico británico The Times en relación al ultrapreciso método empleado.

La conclusión es clara: 536 es "totalmente un candidato creíble" para ostentar el título de peor año de la historia. No obstante, el encargado de la investigación avisa que todavía no han concluido y no descarta toparse con algo peor: "A medida que nos sumergimos más en el núcleo del hielo, y a consecuencia de que historiadores y científicos de todo el mundo descubren nuevos sucesos y pruebas que hasta ahora eran invisibles, podemos encontrar más cosas malas".

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