María Teresa León tenía un sueño: vivir en una sociedad igualitaria, colectiva, preocupada por la memoria y por combatir la enfermedad del olvido. Soñaba con una España republicana, con la democracia, la libertad y el compromiso con las clases desfavorecidas. Pero la Guerra Civil desencadenada en 1936 por un golpe de Estado convirtió todo ese mundo en una utopía. En el exilio escribió las memorias de una generación, pero cuando volvió a España en 1977 su lucidez se había apagado. El alzhéimer no le permitió ni ser consciente del regreso.

Amiga íntima de Federico García Lorca, María Teresa León (1903-1988) creía como el poeta en la necesidad de acercar la cultura a los pobres, a la gente que no tenía recursos. Y veía en el teatro la mejor herramienta para lograrlo. De hecho, la escritora de la generación del 27, comprometida con la causa comunista, llevó hasta el frente las Guerrillas del Teatro: "¿Por qué no ir hasta la línea de fuego con nuestro teatro?", exclamaba. "Participaríamos en la epopeya del pueblo español desde nuestro ángulo de combatiente".

Y es esa "visión esperanzadora" de María Teresa León lo que se pretende representar con Una gran emoción política, una propuesta escénica total de La Phármaco e inspirada en la autobiografía de la mujer (Memorias de la melancolía política) que desembarca en el Teatro Valle Inclán por encargo del Centro Dramático Nacional. "María Teresa decidió ser la cola del cometa pero no fue una mujer en la sombra de su marido Rafael Alberti porque fue muy protagonista", asegura Luz Arcas, directora de la compañía.

La propuesta de La Phármaco, basada en una estructura dramática y teatral a través de elementos musicales y rítmicos que hacen hincapié en las resonancias y en la potencia connotativa de las figuras, los signos y los gestos, pretende mostrar el compromiso de la escritora con el pueblo español, con ese sueño de igualdad social y cultural.

Sus recuerdos son los que guían la obra, los episodios fundamentales de su vida: el salvamento de los cuadros y esculturas del Museo del Prado, los desastres de la guerra inspirados en Goya, acontecimientos políticos como la participación de la mujer en la contienda, la propia acción teatral en la trinchera o conceptos como la masa, el cuerpo colectivo, el exilio y la memoria. Pero el objetivo no es bailar la vida de María Teresa León, sino esa visión del mundo que defendió a capa y espada hasta que la enfermedad del olvido la derrotó.