2020 fue el año en el que el cine cambió para siempre. La culpa la tuvo, cómo no, el coronavirus que ha afectado a todas las industrias. En marzo las salas cerraron por completo, y todavía buscan la normalidad en una reapertura llena de trabas. Mientras tanto, muchos títulos se estrenaron directamente en plataformas o en las escasas salas que les permitía la desescalada.

No hubo Festival de Cannes, por lo que muchas obras del mejor cine de autor se reservaron para 2021 esperando que la situación haya cambiado. A pesar de todo, la cosecha ha dejado un buen puñado de grandes películas como estas.

14. 'Wendy' (Benh Zeitlin)

Wendy

El cuento de Peter Pan como nunca lo habías visto. El director de Bestias del sur salvaje, Benh Zeitlin, ha tardado ocho años en estrenar su segunda película, una visión tan personal como emocionante del mítico cuento. Usa los mismos mimbres que en su ópera prima, con esa importancia de la naturaleza, unos niños que enamoran, y una música conmovedora. Es irregular, y hasta fallidad, pero Zeitlin tiene alma, y cuando consigue que su película funcione es un torbellino que no te suelta.

13. 'Sound of metal' (Darius Marder)

Sound of Metal.

Riz Ahmed necesitaba una película como Sound of Metal para reivindicarse como el enorme actor que es. Por su papel de un batería de una banda de metal que pierde la audición debería ser uno de los favoritos al Oscar de este año. Un filme sobre la aceptación, que tiene uno de los diseños de sonido más poderosos del cine reciente y que te hace meterte dentro de la cabeza de una persona con problemas auditivos.

12. '1917' (Sam Mendes)

1917

El plano secuencia del que más se habló durante meses. Sam Mendes te mete en las trincheras de la Primera Guerra Mundial en una experiencia física y sensorial. Mete al espectador en las trincheras y sigue a estos dos jóvenes que sobreviven como pueden en una guerra que no entienden. La pérdida de inocencia del mundo y el poder de la palabra, capaz hasta de evitar una masacre, son las bases de un filme que quedó tapado por su virtuosismo técnico.

11. 'Diamantes en bruto' (Hermanos Safdie)

Adam Sandler en Diamantes en Bruto.

Los Safdie realizaron la película más frenética y adrenalítica del año y le regalaron a Adam Sandler un bombón de personaje por el que debería haber optado al Oscar, el de ese joyero judío y avaro con el que construyen un thriller espídico y divertidísimo, y también una crítica a la clase media-alta judía a la que pertenecen.

10. 'Borat 2' (Jason Woliner)

Sacha Baron Cohen como Borat.

En tiempos donde parece que reina lo políticamente correcto, ha llegado Sacha Baron Cohen para demostrar que sólo es cuestión del riesgo y del talento. Su secuela de su mítico personaje es una comedia salvaje, incorrecta e indomable. Se ríe de todo y de todos sin perder de vista su objetivo, atacar a la administración Trump. El talento y el valor del actor hace que saquen humor y crítica política de la pandemia, que les pilló en medio rodaje y les obligó a pasar varios días con dos republicanos negacionistas. Escenas como la del baile de la fertilidad o la clínica antiabortista son épicas.

9. 'El oficial y el espía' (Roman Polanski)

Fotograma de El oficial y la espía.

Se estrenó a comienzos de año y parece que fue hace un lustro, pero el último peliculón de Polanski llegó con 2020 recién empezado. Una película en la que muestra, de nuevo, su mejor versión para abordar el Caso Dreyfus y el mítico Yo Acuso de Zola. Con ello realiza un análisis sobre nuestra sociedad moderna en una obra que parece hablar de él mismo pidiendo justicia y presunción de inocencia. Lo que está claro es que es un maestro y es capaz de crear tensión con un solo encuadre.

8. 'Tenet' (Christopher Nolan)

Imagen promocional de Tenet.

La película que intentó salvar los cines en verano. Christopher Nolan es un mago, un prestidigitador que siempre intenta engañar con el mejor truco. Aquí lo sofistica hasta la extenuación con una historia que juega a la inversión temporal y que contiene algunas de las escenas de acción visualmente más impactantes y espectaculares que hemos visto en años, como ese final con una guerra ‘al revés’. Sí, es difícil de entender, pero no importa. De hecho, hasta un personaje te dice al comienzo que no lo intentes comprender, que sólo lo disfrutes. Ojalá muchos cineastas como Nolan, haciendo cine grande para salas y sin tratar como idiotas a los espectadores.

7. 'El juicio de los 7 de Chicago' (Aaron Sorkin)

Fotograma de la película 'El juicio de los 7 de Chicago'.

Aaron Sorkin desatado. Ese podría ser el resumen de este filme que Netflix compró a Paramount y que podría llevarle a los Oscar. El creador de El ala oeste de la Casa Blanca dirige su filme más político, una reconstrucción del juicio que llevó a siete personas a un tribunal manipulado por manifestarse contra la Guerra de Vietnam. Sorkin habla de democracia, del poder del pueblo, de la división de la izquierda y de la necesidad de salir a la calle cuando el resto no funciona. Todo con su estilo único, con diálogos imposibles y rápidos y ese idealismo que le caracteriza.

6. 'Nunca, casi nunca, a veces, siempre' (Eliza Hittman)

Nunca, casi nunca, a veces siempre

Un drama sobre el aborto en EEUU que no juega al sentimentalismo ni intenta aleccionar. Con un estilo áspero y directo, la directora Eliza Hittman conmueve y remueve conciencias. La historia de una adolescente de Pensilvania que viaja junto a su prima a Nueva York para poder abortar es un bofetón al puritanismo americano, pero también un retrato despiadado del patriarcado de la sociedad actual, presente desde el machito del colegio hasta el falso aliado. Tiene una de las escrnas más dolorosas del año, la que da nombre al filme y que hace referencia al cuestionario que tiene que contestar la protagonista -una increíble Sidney Flanigan- en la clínica de aborto.

5. 'Martin Eden' (Pietro Marcello)

Martin Eden

Un relato de Jack London escrito a comienzo del siglo XX sirve para realizar un filme que es a la vez retrato de una época difusa y de nuestro presente. La división de la izquierda, el aburguesamiento de los artistas, la pérdida de la conciencia de clase… todo eso está en ese antihéroe al que da vida de forma espectacular Luca Marinelli. Pietro Marcello mezcla imágenes documentales con el clásico filme de época para conseguir una propuesta única.

4. 'Soul' (Pete Docter)

Soul

Pixar lo ha vuelto a hacer. Su última película es otra joya de la animación y del cine en general. Su respuesta al qué hay después de la muerte se convierte en un ‘qué hay antes de la vida’ y en un canto a la normalidad. Su película más madura y adulta, con pocas concesiones a los niños. También la más contenida a la hora de emocionar al espectador, que aun así terminará completamente conmovido por esta maravilla.

3. 'Under the skin' (Jonathan Glazer)

Fotograma de Under the skin.

Sí, es un poco tramposo incluir aquí a una película de 2013, pero la realidad es que este peliculón de Jonathan Glazer no se estrenó en nuestro país hasta este año. La espera ha merecido la pena. Es uno de los títulos más inclasificables, libres y arriesgados que ha dado el cine de los últimos años. Una historia de ciencia ficción, con un alien que como una mantis religiosa devora a sus amantes, que termina convertido en una radiografía del machismo y la violencia que la sociedad ejerce contra las mujeres, cualquiera, incluidas las alienígenas.

2. 'Sinónimos' (Nadav Lapid)

Fotograma de Sinónimos. La Aventura

Qué difícil lo que hace Nadav Lapid en este filme que ganó el Oso de Oro de Berlín. Consigue uno de los estudios más complejos, originales y fascinantes de la violencia del estado israelí sobre sus propios ciudadanos. Una violencia de la que su protagonista quiere escapar en París, pero de la que es imposible, primero porque la lleva dentro, y segundo porque los procesos integradores no son tan agradables como parece. Pero también es un bofetón a esa Europa en la que el ‘liberté, egalité, fraternité’ que no es más que un eslogan y mira al extranjero como impostor.

1. 'Mank' (David Fincher)

Fincher junto a Gary Oldman en el rodaje de Mank. Netflix

Siete años han tenido que pasar para que nos reencontremos con David Fincher, uno de los mejores directores del cine reciente. Ha sido Netflix la que le ha dado libertad para realizar una de sus obras más personales, una película que es a la vez homenaje al cine, al poder de contar historias y a la labor de sus guionistas; pero también un bofetón abierto a la época ‘dorada’ de Hollywood. Con un guion escrito por su padre usa de excusa el proceso creativo de Ciudadano Kane para describir el ingente poder que tenían las productoras, y cómo los políticos lo usaban para sus beneficios.

Una joya complejísima, llena de capas y de historias que se entrelazan en un guion que funciona como un reloj. Fincher usa la historia de la escritura del filme de Welles como trampantojo para hablar del poder, de las fake news, del miedo a la izquierda en Hollywood, de cómo la industria cedió y hasta apoyó a candidatos que no querían actuar contra el nazismo. Un repaso crítico a la historia que nadie quiere ver y que es tan actual que asusta.

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