Las jóvenes de finales de los años 90 jugaban a lanzar conjuros. Hacían la ouija y se juntaban en grupos de cuatro para intentar que una de ellas levitara diciendo las siguientes palabras: “ligera como una pluma, rígida como una tabla”. Aunque lo sobrenatural siempre ha encantado a los adolescentes, aquella generación se vio influida por una pequeña película de Hollywood que, aunque fue un fracaso en la taquilla de EEUU, se convirtió en un fenómeno de culto mundial gracias al boca a boca y al videoclub, apuesta de ocio de los chavales el fin de semana antes de que llegara el botellón.

La película se llamaba Jóvenes y Brujas, y en ella tres chicas adolescentes obsesionadas con la brujería, encuentran a la cuarta persona con la que desatar sus poderes ocultos. Las jóvenes estaban protagonizadas por algunas de las actrices que luego protagonizarían éxitos en cine y televisión, como Neve Campbell, que se convertiría en la reina del grito gracias a Scream; Fairuza Balk, que luego estaría en American History X; o Robin Tunney, que protagonizaría series de éxito como Prison Break o El mentalista.

Casi 25 años después, el mundo ha cambiado mucho, y mirar a esa película significa darse cuenta de que la posición de la mujer y su retrato no siempre fue el más adecuado. ¿Cómo serían esas jóvenes brujas en 2020? Pues seguramente mucho más empoderadas, y con la sororidad como lema, por eso aquel final que las obligaba a pelearse no tendría ningún sentido. Fue esa necesidad de mirar clásicos con otros ojos lo que hizo al productor Jason Blum a querer producir una nueva versión. Blum es el genio del terror moderno gracias a su productora Blumhouse. Convirtió películas hechas por cuatro duros como Paranormal Activity en pelotazos en taquilla, y cuando tuvo poder demostró que el género es la mejor forma de hablar de temas importantes. Lo hizo en la maravillosa Déjame salir que llegó hasta los Oscar.

Tráiler de la nueva Jóvenes y Brujas

Se valoró hacer un remake, pero finalmente Jason Blum optó por una secuela directa. Los fans del original tendrán que estar atentos a cada guiño, y también al giro final que conecta de forma clara las dos películas. Para Blum, lo importante es que “Jóvenes y brujas me parecía una película muy interesante para mirarla con la lente de 2020, porque tiene muchas conversaciones sobre género, mujeres y sobre su rol en la sociedad y cómo ha cambiado, y creo que era una película muy interesante para hablar de eso”.

El productor tanteó a unos cuantos directores para que les llevaran ideas para la secuela, pero fue Zoe Lister-Jones la que les enamoró. “Su idea era buenísimo, nos impresionó su acercamiento que se parece mucho a lo que ha sido la película final”, cuenta a este periódico Jaso Blum, que confiesa que la directora era fan de la original, y que fue ella la que trajo ese acercamiento feminista. Ahora las brujas ya no se pelean entre ellas, sino que se unen contra el hombre tóxico. “Esa idea era suya, y fue una de las razones por la que quise hacerla. Hacer que el enemigo esta vez fuese un hombre es uno de los cambios que me encantaba”, explica.

Las jóvenes y brujas originales.

No sólo es el feminismo, la nueva Jóvenes y brujas habla del machismo, masculinidades tóxicas y bullying, pero sobre todo del poder de la comunidad frente al individualismo, algo que para Jason Blum “es un mensaje muy importante, sobre todo en EEUU donde hemos perdido eso, pero espero que esta película nos ayude a encontrar este mensaje de nuevo”. Entonces, ¿es una película política? “No es política pero sí que puede ser vista de esa forma. De hecho, me gusta esa interpretación y la comparto”, dice el productor.

Esta secuela del filme que “tocó el nervio cultural” de una generación, confirma que el terror es un “caballo de Troya” para hablar de otros asuntos. “Lo hicimos un poco con La purga, y lo hicimos mucho con Déjame salir. Sí, el terror pone un espejo en nuestra sociedad, y en su reflejo vemos todos los temas sociales, raciales, políticos y de género. Lo hace, además, de una forma excitante durante 90 minutos”.

La película llegará a cines en los países donde estén abiertos, y en plataformas a otros como EEUU en un Halloween donde no habrá jóvenes disfrazados yendo a pasar miedo a una sala de cine. El propio Jason Blum reconoce que la experiencia de ver una película de terror desde tu sofá “es diferente” y “mejor en cines”, pero sabe que ahora toca quedarse en casa. “Idealmente me gustaría que la gente la viera en los cines, pero no se puede. La gente volverá a ir al cine como antes del coronavirus, pero hasta que no haya una vacuna no ocurrirá”, opina el director, que cree que esta pandemia también cambiará al género, no porque “vayan a crearse historias sobre el virus o la cuarentena, sino porque creo que el terror va a ser muy diferente a partir de ahora”.

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