De las calles de una barriada de Badalona, San Roque, salió Miguel Fernández (1996), más conocido en los tablaos como "El Yiyo". Ha cautivado al mundo de la moda y la música underground, y ha llevado el arte del baile flamenco por el mundo visitando escenarios como los de Taiwan. Unos años de éxito y aprendizaje, aunque el bailaor afirma que es ahora cuando "viene lo bueno", "lo de verdad". 

Es ya un habitual de El Corral de la Morería, el templo flamenco de la capital, y del tablao del Cardamomo, y hace apenas unos días se comía el Teatro de Rojas toledano. Como él mismo dice, nació siendo flamenco y artista, porque eso es algo que se lleva en la sangra, no cosa que se decide de un día para otro. "Soy de etnia gitana y en mi casa las celebraciones son así: bailando y cantando. Para esto es como el niño que le da patadas al balón soñando con ser Messi o Ronaldo", afirma el bailaor. 

Precisamente es su nuevo espectáculo, "El Yiyo & su Troupe" como si abriese las puertas de su casa al público, "enseñamos cada rincón de nuestro hogar, en entregarnos en cuerpo y alma al público". Un show que para El Yiyo es toda una declaración de intenciones. "Era un espectáculo que teníamos en mente en la familia. Llevaba tiempo queriendo hacer una cosa por gusto personal, sin que nadie me impusiera nada, expresar lo que uno tiene en su mente y su corazón. He aprendido muchísimo, pero siempre he estado en proyectos donde me han dirigido, me han vestido y en este soy yo desde cero. Tengo curiosidad de ver hasta dónde soy capaz", explica. 

El bailaor "El Yiyo" Facebook

Te llaman el nuevo Joaquín Cortés, pero a veces tener un referente con el que te comparen crea presión, ¿es tu caso? ¿Quieres reivindicar que Yiyo no hay más que uno?

Yo a Joaquín al igual que a otros muchos maestros de la profesión los he admirado siempre. Carmen Amaya, Paco de Lucía, Camarón… Y no me gustaría que esto se malinterprete ni se entienda pretencioso, pero desde la humildad uno lucha por tener mérito propio. Para bien o para mal, pero que cada uno tenga su identidad. A la vez es un halago porque he crecido viendo videos suyos, al igual que de Canales.

¿Quiénes son para ti los más grandes?

Ser flamenco no es montar el espectáculo, ser flamenco es una forma de vida, de ser, va en la persona. Lo siento como un estado de ánimo. Ídolos no tengo, soy creyente en Dios y para mí los ídolos no existen. Eso sí, tengo referentes como Camarón o Paco de Lucía.

Una de las claves de tu éxito es que no le tienes miedo a experimentar a probar y jugar con el baile, ¿qué cosas te gustarían probar ahora mismo o donde te gustaría experimentar?

A mí me gusta lo bueno. Donde veo que puedo sacar partido o aportar algo, pues me tiro a la piscina. Puedo ver un paso de Michael Jackson que me guste y añadirlo a mi show. 

¿Qué hay en la lista de Spotify del Yiyo?

Si te la pongo te vas a reír, escucho mucha musicales (ríe). 

¿La cosa más bizarra?

Escucho de todo, ahora la gente escucha música muy diferente. Tengo a Rosalía y C Tangana o a Mozart, Julio Iglesias o José Merced… no tienen nada que ver pero escucho de todo. Me sirve de inspiración, me los pongo mucho cuando caliento antes de salir. 

¿Qué podéis aportar toda esta generación de bailaores jóvenes?

Creo que aportamos frescura como siempre aporta la juventud. Hay que echar una mano a los jóvenes, porque están haciendo las cosas muy bien y se comen muchas horas de trabajo, y esto ya se sabe que no está pagao. Es una profesión muy sacrificada que como estés a medias no sirve de nada, o se está al 100% o nada. Yo se lo digo mucho a mis hermanos menores, que ellos son muy aplicados pero se lo recalco. Ya que tenemos la suerte de trabajar en lo que nos gusta pues por lo menos poner toda la carne en el asador. 

Rosalía es otro ejemplo de innovación en el flamenco y sus palos, o su compañero C.Tangana, que también en su último disco colabora con artistas flamencos, ¿estamos ante una nueva era para el género?

A mí me gusta todo lo que sea original y productivo. Grabé el videoclip Pa que brille, con C. Tangana hace unos años porque somos muy amigos y tenemos buena relación. A Rosalía la conozco incluso desde antes de que ella empezase a cantar, venía al tablao cordobés muchas veces. Son una generación que ha aportado muchísimo, no solo al flamenco, sino a la música en general. Tienen una mirada muy especial, muy fresca con su sello propio. Que no los catalogues como flamenco, ni como trap sino que ellos en sí mismos sean una categoría diferente en la música es de admirar.

Sobre ellos también recae una crítica sobre la apropiación cultural, un tema bastante caldente, ¿dónde crees que está el límite? 

Es un tema profundo. Cada uno hace las cosas desde el corazón creo yo. Y todo lo que se haga con cariño y corazón sin perjudicar a nadie para mí es bienvenido. Creo que se puede hacer de todo sin pisar el terreno de los demás, y si está hecho de buena manera siempre tiene su público. 

¿Crees que el rechazo hacia la etiqueta "flamenco" en el contenido cultural se está extinguiendo?

Si piensas que el flamenco es algo malo lo conviertes en tabú. El flamenco es música, y si dices eso del flamenco estás criticando a la música en general. Si no podemos ponernos la etiqueta de flamenco, tampoco se podría mentar a la salsa, al trap, a la música urbana… Parece que, poco a poco, se va avanzando pero es verdad que nos tienen un poco como si el flamenco no tuviera la misma categoría que otros estilos. Cuando el flamenco es patrimonio inmaterial de la humanidad desde el minuto uno que existió. Gracias a todos los que aportamos nuestro granito de arena y a los grandes, porque como Camarón o Paco de Lucía nadie ha llevado el flamenco. 

Pepe de Lucía nos contaba en una entrevista para El Español que “el machismo que hay en el flamenco es más bien de una etnia y de una cultura, que es de la raza gitana”. ¿Qué opinas sobre este estigma de que el machismo está intrínseco en el mundo del flamenco?

Si hablamos de machismo pienso en la España de hace 30 o 40 años, que era machista en general, no la etnia gitana solo, también la etnia paya. Se erigían por unas normas, un ejemplo es la época de Franco. Es verdad que antes una mujer no tenía según qué puestos, y ahora sí. 

El machismo no viene de la etnia gitana, ni paya, ni china, va con la persona. Y cada día vamos avanzando y tenemos más conocimiento, quizás lo que vemos hoy bien en unos años será una locura. 

¿Cómo se plasma el feminismo en el flamenco?

Hace años no había mujeres que tocaran la guitarra en los espectáculos y ahora conozco a más de una. Hay unas cuentas que tocan ahora también la percusión, por ejemplo. 

En muchas facetas del arte están surgiendo nuevas masculinidades, ¿sientes que también está pasando en el baile flamenco?

Me hace pensar en la película de Billie Elliot que es un buen ejemplo, donde se veía al bailarín de ballet como una chica, algo de mujeres. Grandes de este país como Antonio Canales o Joaquín Cortés en su momento sufrieron esa crítica. Nada encasilla a nada. Se puede tener más o menos talento pero al final pienso que les vale más la exageración de la sociedad y lo que le gusta un cotilleo que la esencia del artista. 

Citas a dos ejemplos sobre los que se ha indagado mucho en su orientación sexual. ¿Por qué crees que se tiende a sacar a flote al colectivo gay cuando se habla de vosotros? ¿Cómo lo vives desde dentro?

Joaquín Cortés decía que perdemos más tiempo en el cotilleo que en ver cultura. Hay que centrarse en el talento, más que en sí lleva perilla, tiene el pelo largo, le gusta una cosa o le gusta otra. En mi casa nos han enseñado que hay que volcarse en ensayar cada día más y ya está. 

Hay un tocayo tuyo que era torero, El Yiyo y que fue también una figura importante en su esfera, ¿qué opinión te merece esta polémica en torno a la tauromaquia? ¿Toros sí o no?

Soy de Barcelona, donde se han quitado ahora los toros, imagínate... Es verdad que no he vivido la época fuerte del flamenco y los toros, la de Curro Romero por ejemplo, donde ha habido esa afición potente, pero tengo muchos amigos toreros como Felipe de Córdoba, Morante, Manzanares… Para mi es un arte. Y aunque no estoy en contra, tampoco muero por los toros. Que cada uno haga lo que sienta siempre y cuando no perjudique a los demás, hay que dejar a las personas libres. 

Por muy bueno que seas, puedes ser bueno, pero puedes ser frío. Hay que parecer humano, transmitir, que la gente se vaya con un sentimiento de que les ha llegado. El flamenco es muy de sentimiento y el resumen del artista es si te subes al escenario transmites o no. 

Tienes un largo recorrido a tus espaldas, ¿dónde te ves dentro de 20 o 30 años? ¿Cómo te gustaría que te recordasen?

Vengo de una familia humilde y aunque vengan cosas muy buenas y proyectos gordos, es algo que tenemos inculcado. Además, hablar del recuerdo no me gusta, me hace sentir mayor. Yo sigo siendo el mismo niño que empezó con esa ilusión.