Con Cristina Morales (Granada, 1985), la brillante ganadora del Premio Nacional de Narrativa por su obra Lectura fácil, no cesa la polémica. Primero llegó el zafarrancho por las declaraciones en las que aseguraba sentir “alegría por que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas” en el centro de Barcelona, en alusión a esas “vías comerciales tomadas por la explotación turísticas y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí”. También recordaba que el procés le parecía "un aburrimiento" y un "contubernio entre élites". "Su lucha no es mi lucha", aclaró.

Su postura política, literaria y vital -mujer, feminista, joven, francotiradora del teclado y disidente del Estado "terrorista"- ha levantado ampollas en unos y otros. La revuelta más sonada ha sido la de Albert Rivera, quien ha deseado que la ganadora “prenda fuego al cheque de 20.000 euros correspondiente al premio que le ha dado el Gobierno”: “No creo que vaya a querer cobrar ese dinero del pueblo español al que odia. Qué vergüenza”. 

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