El paraninfo de la Universitat de Barcelona abre sus puertas para dar cobijo a varios ponentes, que ocultan bajo el brazo sus cuartillas escrupulosamente rellenadas con un alegato en contra del español como lengua cooficial en Cataluña. Hablamos de personas que desempeñan un papel relevante dentro del complicado panorama lingüístico que se da en Cataluña. Por allí se pasean filólogos, escritores, profesores, traductores... la crema de la catalanidad lingüística.



Parece que el independentismo ha dado un paso más a la hora de utilizar la lengua como arma política: ahora no basta con potenciar el catalán, también hay que hacer desaparecer al castellano de manera oficial.

Protagonistas de prestigio

Sube al estrado el profesor Jaume Martí, que deja clara la postura del manifiesto: una nación, un Estado y, por tanto, una lengua. De pronto, se pasea por el salón de actos, como una aparición fantasmal, la figura de Noam Chomsky, probablemente el gramático más importante de nuestra época. Repite las palabras que ya pronunció al referirse a la realidad catalana allá por 1998, en Tarragona: "El bilingüismo y el plurilingüismo son hoy una realidad creciente". Uno de los ponentes pisotea la imagen de Chomsky. "Aquí la realidad la decidimos nosotros". Nadie puede aguar la fiesta del independentismo lingüístico.

Ahora sube al estrado la profesora de la Universitat Pompeu Fabra, Mercè Lorente. Explica que, a pesar de contar sólo con una lengua oficial, promoverán el poliglotismo. El catalán será la lengua oficial y el inglés la lengua internacional. El español y el francés serán observados desde el prisma del vecino lingüístico. Ante este batiburrillo, alguien sugiere que, si esto se trata de familiarizarse con tantas lenguas, numerosos estudios, como por ejemplo el realizado recientemente por la Universidad de Haifa, demuestran que el bilingüista cuenta con mucha ventaja a la hora de aprender un tercer idioma. "Silencio, aquí el único estudio que vale es el nuestro".

El catalán será la lengua oficial y el inglés la lengua internacional. El español y el francés serán observados desde el prisma del vecino lingüístico

El panorama va subiendo de temperatura a medida que avanza la lectura del comunicado: "El mecanismo para conseguir la implantación del castellano en Catalunya fue y continúa siendo la bilingüización forzosa de la población". Más tarde se alude a Franco y a su afán por imponer el idioma español en detrimento del catalán. Alguien levanta la voz: "Oiga, ¿criticamos a alguien por imponer el castellano y ahora nosotros imponemos el catalán?". Reina el silencio durante unos segundos. "Calla, las dictaduras murieron hace cuarenta años".

Los beneficios del bilingüismo

Así que el acto continúa por sus cauces previstos. El manifiesto parece recrudecer su narración: "Se utilizó a una inmigración llegada de territorios castellanoparlantes como instrumento involuntario de colonización lingüística". Ahora sí que se provoca un murmullo potente entre el público. Se indigna otro de los presentes: "Oiga, que yo soy de Murcia y no llegué aquí para que el castellano conquistara Cataluña. Es que mi cuñado tenía la pescadería en Hospitalet". "A ver si va a ser que la realidad lingüística responde a estímulos que la política no puede controlar", insinúa otro, con valentía. "Volveos a vuestro paraíso castellanoparlante pero no molestéis", les recriminan.

Se utilizó a una inmigración llegada de territorios castellanoparlantes como instrumento involuntario de colonización lingüística

El acto continúa. Y el manifiesto, como la situación general, hierve: "Denunciamos la ideología política del llamado «bilingüismo» , que se ha ido inoculando desde las esferas de poder a toda la población catalana desde 1978 para justificar el régimen jurídico establecido por la Constitución y el Estatuto de autonomía haciendo creer que la coexistencia de dos lenguas en Cataluña , ambas con un supuesto mismo estatus de oficialidad e igualdad de derechos, es un hecho natural, positivo, enriquecedor y democrático". 

Ahora sí se produce el choque. Algunos citan el estudio llevado a cabo en 2004 por Hauk, Johnsrude y Pulvermuller que demostró que la palabra favorece el acto motor (de ahí la ventaja del bilingüista a la hora de conocer un mayor número de palabras). Otros se hacen eco de los estudios publicados en la revista "Neurology" por Elen Byalistok que demuestran cómo el bilingüismo retrasa el Alzheimer.

También aparece un estudio de Ellen Bialystok, de la Universidad de York (Toronto), que demuestra que un niño bilingüe desarrolla una mayor capacidad para realizar varias tareas a la vez. El mismo estudio indica que "los bilingües tienen una memoria superior de trabajo para el almacenamiento y procesamiento de la información".

El español en la cultura catalana

De nuevo se abren las puertas del paraninfo. Nuevos invitados se unen a la fiesta, que a estas alturas ya tiene pinta de terminar mal.

El primero que aparece es Boscán, poeta catalán compañero de Garcilaso a la hora de inculcar el Renacimiento poético en la península. Hablamos de una figura vital en la historia de la poesía. Sus endecasílabos y sus sonetos en aquel primer castellano del siglo XV retumban en el auditorio. Tras él aparece, ni más ni menos, que don Miguel de Cervantes. Su Quijote, uno de los personajes más importante de la literatura universal, ya se paseaba por Barcelona confesando que los barceloneses también etiquetaban al castellano como "su lengua".

Quijote ya se paseaba por Barcelona confesando que los barceloneses también etiquetaban al castellano como "su lengua"

Más tarde aparecen Buenaventura Carlos Aribau Farriols y su compinche Rubió i Ors. Ambos formaron parte de la Renaixença, el movimiento encargado de potenciar en el siglo XIX una literatura catalana que, por aquel entonces, se mostraba moribunda. El hecho de haber fallecido varios siglos atrás no les impide repetir frases que hicieron grande a aquel movimiento: abogan por la "política del equilibrio", es decir, la igualdad entre las dos lenguas.

Como las puertas siguen abiertas, por allí desfilan otros ilustres como Carmen Laforet, Ana María Matute, Manuel Vázquez Montalbán, Eduardo Mendoza o Juan Marsé, todos ellos personajes que pasarán a la historia gracias a que el manifiesto no se puso en práctica antes y pudieron disfrutar de un bilingüismo enriquecedor.

A esas alturas del acto, el desorden es absoluto. Los organizadores se miran con recelo.

-Oye, a ver si va ser verdad lo que decía Wittgenstein, eso de "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo".

-Calla y no mires atrás.

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