Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger Gtres
Miranda Rijnsburger, la mujer que trajo paz a Julio Iglesias, cumple 60 años: de codiciada modelo a la absoluta discreción
Este domingo, 5 de octubre, la mujer del cantante celebra un año más de vida. Más de la mitad de su vida ha estado junto al artista español.
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Parecía difícil o misión imposible que Julio Iglesias (82 años) consiguiera mantener una relación sólida tras su separación de Isabel Preysler (74) y tener infinidad de novias y amantes. Algunas tan conocidas como Sydne Rome (74), Giannina Faccio (70), La Flaca, Vaitiare (61) o Yolanda Hadid (61), madre de las top models Gigi (30) y Bella (28).
Pero a primeros de diciembre de 1990, el azar le cambió el rumbo del corazón. Nuestro artista más internacional se encontraba de gira por Asia cuando, de repente, en el aeropuerto internacional de Yakarta (Indonesia) se fijó en una joven, rubia y muy atractiva. Algo debía emanar aquella mujer para que Julio Iglesias, que junto a la música en temas femeninos entiende un rato largo, posara sus ojos en ella.
Estaban en la sala de recogida de equipajes. Como siempre, el intérprete de La carretera se encontraba rodeado por un séquito de media docena de personas que le facilitaban todo lo necesario para giras de esa envergadura.
Julio había sentido algo especial, como confesaría muchos años después: "En cuanto la vi, supe que sería mi mujer. La definitiva".
Acostumbrados a que los grandes divos envíen a su gente para conseguir sus anhelos, en este caso el mismo Julio se acercó a aquella joven. Se presentaron. "Encantada, soy Miranda", dijo ella.
La mujer de Julio Iglesias en Madrid. Imagen de 2019. Gtres
Tal y como recordó la exmodelo holandesa en Vanity Fair poco antes de que sus hijas Victoria (24) y Cristina (24) debutaran en París en Le Bal, el evento exclusivo del año donde se presentan los hijos de la jet set internacional, "lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa. No estaba al tanto de su vida personal. Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Tuve dudas. Yo sabía quién era, aunque lo desconocía todo acerca de su vida personal. Me lo pensé y finalmente accedí".
Por aquel entonces Julio tenía 47 años y ella, 25. Al acabar el concierto, el cantante le propuso que le acompañara en el fin de gira asiático.
A pesar de ser uno de los artistas más reconocidos y aclamados a nivel planetario, a Miranda le surgieron dudas. Era joven, sí, pero muy precavida. Ocurrían y ocurren tantas cosas extrañas que quiso protegerse a sí misma enviándose una carta a su dirección holandesa por si se diera alguna situación.
Conciertos en Singapur, Kuala Lumpur y Tokio. En la ciudad china la pareja se despidió. Él regresó a Mimi y ella a Holanda, pero no perdieron el contacto. El madrileño le llamaba cada día desde su casa o su avión privado -fue uno de los primeros famosos en tenerlo- porque no quería perderla y, de repente, le soltó que quería invitarla al concierto de Año Nuevo en Las Vegas. Ante tal ofrecimiento, Miranda no pudo negarse. En su fuero interno sabía que algo había hecho un clic emocional, algo inusual.
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, en una imagen de archivo. Gtres
Como dijo en una entrevista el cantante "hay gentes que se quedan sin el amor de su vida porque no están en el momento justo, en el lugar justo, para atender esa mirada justa. La vida es tan circunstancial, a mí me parece que fue mágico Yakarta..."
Con aquella decisión, Miranda se despedía para siempre de Holanda, donde había tenido una infancia muy feliz. Vivía con sus padres y su hermana, Anita, tres años menor, en una casa flotante en Leimuden, un asentamiento de excavación de turba de la Edad Media a poco más de 30 kilómetros al sudoeste de Ámsterdam. Tuvo un hogar donde el amor reinaba en cada esquina.
Sus progenitores, Wim y Paula, se conocieron antes de alcanzar la mayoría de edad y se casaron poco después. Los principios fueron complicados, no por la falta de cariño y comprensión, sino por el trabajo de él ya que al ejercer como operador de grúas para el gobierno y en las salas de máquinas de buques transoceánicos Wim se pasaba muchos meses fuera de casa.
Así lo recordaba Miranda en la entrevista con ¡HOLA!: "Se podía pasar seis meses en alta mar. Incluso una vez estuvo un año. Mi madre siempre lo esperó. Era el gran amor de su vida". Se casaron a los 22 años y, cuando nació Miranda, la primera de sus dos hijas, dejó el mar.
En Leimuden estudió primaria y, posteriormente, se matriculó en un instituto en Alphen aan den Rijn, hasta donde tenía que pedalear 11 kilómetros diarios para no perderse ninguna hora lectiva. En lugar de ir a la universidad, Miranda se decantó por un curso de secretariado ejecutivo, comenzó a trabajar en una empresa de ordenadores y luego en otra vinculada en el ámbito de la moda.
Curiosamente, al igual que Julio cuando tuvo el accidente de coche que a punto estuvo de dejarle paralítico, Miranda también tenía 19 años cuando decidió practicar esquí por primer vez en Sauerland (Alemania). Al lanzarse por la pista negra tuvo tal accidente que se fracturó una vértebra y la nariz, por lo que tardó seis meses en recuperarse. Por ello, decidió hacer borrón y cuenta nueva y asentarse en Rotterdam.
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, en unas vacaciones en 1996. Gtres
Si Miranda terminó aquel 1990 con esperanza e ilusión, lo cierto es que lo había empezado de la manera más trágica posible, ya que su padre falleció con tan solo 48 años a causa de un tumor cerebral. Además, otro ser querido también había muerto. Al igual que el resto de su familia quedó devastada, pero a diferencia de ellos, decidió mitigar parte de sus penas yéndose de vacaciones al Caribe.
La joven necesitaba acomodar sus sentimientos y ordenar sus pensamientos. Quería mucho a su padre y una pérdida tan repentina le había descolocado. La isla elegida fue Santa Lucía, un lugar paradisíaco donde la providencia le tenía preparada su pasaporte hacia la prosperidad y el bienestar. Por casualidad, un fotógrafo canadiense quedó obnubilado por su belleza, intentó convencerla para posar para un catálogo y aceptó.
A sus 24 años, Miranda no fue consciente de lo que aquella decisión significaría para ella. A partir de aquel momento su imagen fue bastante solicitada y empezó a dar vueltas por planeta para realizar diferentes reportajes para varias marcas. En uno de aquellos viajes recaló en Indonesia.
Una vez que Julio y Miranda supieron que estaban predestinados se instalaron en la mansión del cantante en Indian Creek, una exclusiva isla denominada el búnker de los milmillonarios ubicada en Biscayne Bay, entre Miami Beach y Bal Harbour.
Allí Julio realizó importes inversiones inmobiliarias hasta convertirse en el mayor terrateniente de esa isla de 1,2 kilómetros cuadrados. En los últimos años, Jeff Bezos (61) ha competido con él en número de hectáreas. Para hacerse una idea del nivel de vida de ese paraíso, a finales de 2020, uno de los lotes que el artista poseía de 7.200 metros lo vendió a Ivanka Trump (43) y su esposo, Jured Kushner, a finales del año 2020 por 24,7 millones de euros.
Protegidos de las miradas indiscretas de los paparazzi, Julio y Miranda empezaron a cimentar su amor. Lo llevaron tan en secreto que en uno de los reportajes veraniegos de 1991 donde posó con tres modelos, una de ellas era Miranda, pero en ningún momento se la identificó. Poco a poco, él empezó a darle el lugar que merecía. Durante un tiempo disfrutaron en secreto de su romance, por lo que dejaron creer a la prensa que el cantante seguía siendo un mujeriego.
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, en una boda en Marbella. Año 2008. Gtres
Finalmente, decidieron explicarle al mundo que estaban enamorados. Se hicieron quinielas para saber cuándo le iba a durar a Julio Iglesias su nuevo amor, pero todos fallaron.
Tal y como expresó el intérprete de Soy un truhán, soy un señor en su primera entrevista conjunta en 1997 en ¡HOLA!, revista de cabecera desde sus tiempos con Isabel Preysler, "es la mujer que me ha hecho más feliz del mundo. (...) La mujer a la que más quiero y la que más he querido en toda mi vida, la más importante de todas. Sin ella ya no podría vivir". Ella contestó: "Yo creo que he traído a la vida de Julio paz y serenidad".
Aquella entrevista la realizaron por uno de los motivos más felices de sus vidas. En 1997 nació su primer hijo, Miguel Alejandro (28), a quien siguieron Rodrigo (26), las gemelas Victoria y Cristina y Guillermo (18). Fue gracias al benjamín que Julio y Miranda decidieron casarse.
Con más de 350 millones de discos vendidos, explicaba que cada vez que se hacían una foto de familia el pequeño juntaba las manos de sus padres. Aquel gesto fue suficiente para que el cantante decidiera dar el gran paso de su vida.
40 años después de su matrimonio con Preysler, volvía a pasar por el altar. Lo hicieron en la intimidad el 24 de agosto de 2010 en su finca Cuatro Lunas de 450 hectáreas en Ojén, en la Costa de Sol, con la presencia de sus cinco hijos y los guardeses. Como era de esperar, la exclusiva mundial de 40 páginas la tuvo ¡HOLA!
La novia lució dos diseños exclusivos de Óscar de la Renta, íntimo del cantante de quien era vecino en Punta Cana. En la entrevista, Iglesias comentó: "Que se hayan cumplido 20 años desde que nos conocimos no ha sido el motivo para casarnos ahora. El motivo principal es que era el momento justo. Se cumplen 20 años de emociones, de admiración profunda por ella, 20 años de muchas cosas bonitas, 20 años que volvería a repetir ahora”.
Desde el primer momento, Miranda ha sido el principal apoyo de su esposo y, sobre todo, una persona tremendamente discreta que ha concedido contadas entrevistas. Para ella, la privacidad también es sagrada.
El matrimonio se siente orgulloso de cómo han ido creciendo sus hijos hasta convertirse en unos adultos buenos, generosos y con gran personalidad. Aunque aún queda tiempo, a Julio le encantaría ser abuelo y disfrutar de los nietos ya que no tuvo oportunidad de hacerlo con los hijos de Chábeli (54) o Enrique (50).
Uno de los pasos más esperados en la vida de Julio Iglesias es su primera visita a su nueva propiedad en Ourense, en la que Miranda ya ha estado para supervisar que todo estuviera a punto. Los rumores aseguran que el estado de salud del cantante le impide viajar, pero su esposa los niega taxativamente.
Es cuestión de tiempo para que el artista latino que más discos ha vendido en la historia pise la tierra de su progenitor, el celebérrimo Papuchi, quien en diciembre se cumplirán 20 años de su fallecimiento.
Hace unos días, Fernán Martínez, exmánager de Julio Iglesias y uno de los artífices de lanzar al estrellato a su hijo Enrique a escondidas de su progenitor, dejó caer en el programa El tiempo justo que Miranda "es discreta, no busca fama, es el bastón, la mujer perfecta para Julio porque lo entiende y se adapta a su vida". Y apuntaló que debido a la inseguridad del artista, Miranda también se acopla a él porque "nunca permitió que nadie de su entorno compitiera con él en la prensa, ni siquiera Isabel Preysler".
Con motivo del 80 aniversario de Julio Iglesias, Miranda quiso reflejar lo que sentía por su esposo a través de una carta que publicó la cabecera rosa ya citada: "Querido Julio, en este día tan especial, en tu 80 cumpleaños quiero decirte cuánto te amo y cuánto agradezco tener a mi lado a un hombre tan increíble como tú durante estos 33 maravillosos años".
Miguel Alejandro Iglesias junto a su madre y su expareja. Gtres
Y añadió: "Hemos compartido risas, lágrimas, aventuras y hemos creado una hermosa familia con nuestros cinco queridos hijos. Eres la razón de mi felicidad y el pilar de nuestra vida juntos. Que este nuevo capítulo en tu vida esté lleno de salud, alegría y momentos inolvidables. ¡Feliz cumpleaños, mi amor! Con todo mi cariño, Miranda".
Este 2025 está lleno de aniversarios. Se cumplen 35 años desde que la pareja se conoció, acaban de celebrar 15 años de casados y este 5 de octubre Miranda llega a los 60 años marcando el estilo que le ha hecho famosa.