Ana Soria junto al diestro Enrique Ponce en su visita a 'El Hormiguero', en mayo de 2023. Gtres
Ana Soria vive uno de sus veranos más especiales: un reencuentro inolvidable y cita para dos con Enrique Ponce
Cinco años después del estallido de su amor, EL ESPAÑOL confirma que la dupla está feliz y ha festejado su aniversario con una escapada romántica.
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Quien conoce a la almeriense Ana Soria (27 años) desliza a EL ESPAÑOL que este verano de 2025 está siendo especialmente emotivo y especial para ella, que lo está viviendo con gran ilusión. Las razones que ha podido corroborar este periódico son dos, principalmente.
Por un lado, el excelso momento que vive junto a su pareja sentimental, el diestro de Chiva Enrique Ponce (53), con el que celebra cinco años de amor. Al menos, es correcto decir que fue justo hace un lustro cuando su historia de amor vio la luz en aquel pandémico 2020.
Cierto es que la pareja no lo pasó especialmente bien al principio de su amor, pero ha sabido sopesar y recolocar los sentimientos: quedarse con lo bueno y apartar lo negativo. Ana y Enrique viven y siguen felices, en su querida Almería y a este medio le consta que han festejado su aniversario.
Ana Soria y Enrique Ponce, en una imagen captada en 2020. Gtres
Hablan a EL ESPAÑOL de una escapada romántica, tan sólo la primera: todavía queda verano por delante. La dupla está viviendo este tiempo de asueto entre Almería -les encanta visitar distintas calas-, la finca La Cetrina, en Jaén -propiedad del torero-, y Madrid.
Conviene apuntar aquí, al tiempo que se habla de los planes de verano, que Ponce, como todo padre separado, también disfruta y pasa tiempo con sus hijas, Paloma y Bianca. Es habitual que, al menos la hija menor del diestro, se desplace a Almería en vacaciones de verano.
Así aconteció, por ejemplo, en julio de 2023, cuando Semana captó a la hija menor de Paloma Cuevas (52) disfrutando de los planes almerienses con su padre, Enrique, y la pareja de ésta, Ana. Se señaló entonces la buena sintonía que existía entre Bianca y la pareja de su padre.
Aquellas instantáneas, pese a la normalidad que denotaban, no gustaron a la familia, pues siempre han tratado Enrique y Ana de vivir en la discreción. Desde ese segundo plano Ana ha ido ganándose el cariño de las personas más importantes en la vida del diestro valenciano.
Ana Soria, en una fotografía de archivo viendo torear a Enrique Ponce. Gtres
No siempre ha sido fácil y algunas cosas siguen sin serlo, pero ellos han demostrado que su amor está por encima de todo. También es de subrayar la historia de su comentada boda. La anunció una revista hace un tiempo, ante el silencio de la pareja. Se fechó, incluso: sería en 2025.
Pero, de momento, quienes tratan a ambos los sitúan solteros. El pasado abril, a EL ESPAÑOL llegó que "ya se están moviendo cosas", pero ahora todo sigue igual: sin ninguna novedad. La intención sigue adelante, pero sólo ellos conocen los avances y los tiempos.
El segundo motivo de celebración para Ana Soria tiene que ver con la amistad. Hace unas semanas, ella misma posteó una imagen con unas amigas que acompañó con una frase en la que venía a decir que estaba deseando verlas, reencontrarse de nuevo.
Ese momento ya ha pasado y Ana y sus amigas están viviendo un verano único. Explica a EL ESPAÑOL una fuente cercana que las amigas han estado un tiempo alejadas por temas académicos, pues la mayoría abandonó Almería para estudiar en Sevilla. Y han sabido cuadrar todos para verse.
"Son amigas desde la infancia, se han criado juntas", detalla el informante. En otro orden de cosas, también se pone sobre la mesa que Enrique está encantado con su vida entre Almería, Madrid -donde viaja con frecuencia-, y Navas de San Juan. Allí, en su finca, encuentra su refugio.
La Cetrina es el reducto donde Ponce entrena y se siente en su hábitat. "El campo le da la vida". Allí, según la información que manejó este medio días atrás, también acuden las hijas del diestro, que comparten la pasión por la naturaleza y les gusta montar a caballo.
Ana Soria y Enrique Ponce en una imagen en el aeropuerto de Madrid, el pasado mes de febrero. Gtres
EL ESPAÑOL puede asegurar que Ponce también realiza tentaderos en la finca. Deja claro quien informa que este es un pasatiempo, una suerte de hobbie. Al diestro le "llena" formar a jóvenes talentos en el mundo del toro.
Lo hace, y así se insiste, de forma "totalmente desinteresada". Añade una persona de sobrada credibilidad: "Normalmente, son hijos de amigos y gente conocida". De acuerdo a los datos que se trasladan, además del tentadero, Ponce enseña su finca a los invitados.
También comparte tiempo con esa especie de alumnos, y encuentran tiempo para disfrutar, charlar y tomar unos refrescos fuera del ruedo. "Para los chavales que van, Ponce es un grande del que aprender".
El alquiler de La Cetrina
Enrique Ponce, toreando. RRSS
La casa principal, de 420 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, conserva el encanto de los cortijos clásicos: paredes encaladas, hierro forjado, patios interiores y una capilla privada.
Inspirada en la arquitectura de la Maestranza de Sevilla, la finca cuenta con amplias zonas ajardinadas, piscina, salones de banquetes, terraza y alojamiento para los novios e invitados, lo que permite celebrar desde la ceremonia civil hasta la fiesta final sin salir del recinto.
El alquiler de La Cetrina para bodas ronda los 5.000 euros, e incluye no solo el uso de las instalaciones, sino también el asesoramiento de un equipo de profesionales y la posibilidad de contratar servicios como catering, decoración floral, iluminación, coctelera o música en directo.
El catering oficial corre a cargo de Benidorm bs Tomy Villén, conocido por su atención al detalle y su cocina de autor.