La historia de amor entre Paloma Cuevas (50 años) y el celebérrimo e internacional Luis Miguel (52) no sólo ya es un hecho irrefutable, sino que ambos consolidan su romance entre la discreción y las fotografías que se facilitan al papel couché de sus románticos viajes. La información que se desliza a la prensa sobre su relación amorosa es cuidada y muy puntual. 

"Quieren darle ya la mayor normalidad y que, dentro de nada, a poder ser, ya no sean ni noticia", explica a EL ESPAÑOL una fuente de total solvencia que conoce a la perfección a la diseñadora. De hecho, hace tiempo que Paloma Cuevas cuida muy mucho los datos que se hacen públicos de su persona, así como de su vida íntima, amorosa y familiar.

Sobre todo, desde que se separó del diestro Enrique Ponce (51). En ese momento de marejada mediática, con la irrupción en la vida de Ponce de la joven Ana Soria (24), Cuevas optó por no salir al paso personalmente de los dimes y diretes que se desataron. Ni para bien ni para mal iba a intervenir en el revuelo. Se inclinó por el silencio y delegó toda relación con los medios de comunicación en una persona de su máxima confianza, Alicia. 

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Remedios Cervantes y Paloma Cuevas en una imagen de sus redes sociales.

Esta persona ha sido -y es- clave en la vida de la hija del emblemático torero Victoriano Valencia (89) desde aquel difícil 2020, su parapeto y férreo apoyo y quien atiende, siempre diligentemenre, las dudas, peticiones y consultas de los periodistas. No obstante, hay un sector para el que Paloma Cuevas también ha querido delegar. A nivel de gestión de redes sociales, ha dado un paso más allá poniéndose en las mejores manos, como ha podido confirmar en exclusiva este periódico.

La flamante diseñadora de moda se deja asesorar por una gran amiga, Remedios Cervantes (58). Paloma ha 'fichado' -aunque no de manera formal ni oficial- por la conocida agencia de marketing digital de Cervantes, R Medios Marketing. Así lo ha corroborado este periódico a través de varias fuentes.

Remedios y Paloma besando tiernamente a Victoriano Valencia.

Grandes amigas desde hace años, Cuevas ha confiado en el asesoramiento de esta agencia para su comunicación 2.0. En los últimos años, Remedios Cervantes ha visto un filón profesional en la era de las influencers y a día de hoy puede jactarse de capitanear una de las agencias más reconocidas del país.

"Soy más que amiga de Paloma, estoy contenta por los dos, pero principalmente por ella. Ahora tienen que hacer su vida y ser felices, que se lo merecen", aseguró Remedios en 2021, cuando firmaron la separación Cuevas y Enrique Ponce. Unas declaraciones que demostraron el profundo grado de amistad que existe entre Remedios y Paloma.

"Ella es una más en la familia de Cuevas. Sus padres la adoran", explica el informante con el que habla EL ESPAÑOL. Remedios está muy presente en la vida de Paloma, y viceversa. Por eso no es de extrañar que Cervantes acuda a todos los acontecimientos familiares. El último, que exista constancia pública, fue la comunicación de la hija menor de Paloma, la pequeña Bianca, en septiembre de 2021. 

La actual vida de Remedios

Lo cierto es que hace tiempo que Remedios Cervantes encontró la fórmula del éxito lejos de la televisión. Remedios optó por dar carpetazo a su vida profesional como actriz y presentadora de televisión. De hecho, el último año en el que trabajó en televisión fue, para la memoria colectiva, en 2011, cuando acudió al programa Atrapa un millón y, tras una metedura de pata, hizo perder todo el dinero a un concursante. 

Desde aquel momentazo que hizo historia, Cervantes se volcó de lleno en su empresa de modelos y canceló su vida anterior. Alejada de la televisión, y sin querer hablar de su vida privada, la que un día fuera una de las actrices más reconocidas por papeles como el que encarnó en la serie Arrayán de Canal Sur, en la actualidad vive parapetada en su labor de empresaria. 

Remedios Cervantes en un evento público en Málaga, en noviembre de 2022. Gtres

Tanto, que reconoce que no ve televisión y que su vínculo con los refractores de la fama es cada día más lejano y desdibujado. "La verdad es que nunca me hubiera imaginado que fuera a decir esto pero veo las cosas de otra manera y creo que en la vida hay que reinventarse y en un momento de crisis como hemos sufrido y hemos vivido en el teatro, creo que es bueno dar un giro en la vida. Soy una mujer que siempre le ha gustado girar para un lado o para otro y estoy contenta", aseguró en una entrevista en 2016.

En concreto, reconoció que fue la muerte de su madre la que la empujó a dar un golpe de timón a su existencia. La exmodelo ha reconducido su carrera al mundo de la comunicación y el marketing con esta pequeña agencia creada hace tres años que se dedica, tal como reza, al "desarrollo y explotación de nuevo negocio de marcas y personalidades".

El contacto con celebridades parece una de las parcelas fundamentales de R Medios, como se llama la agencia, pues se enorgullecen de "representar a un selecto grupo de clientes, entre los que se encuentran algunas de las celebridades más importantes de nuestro país, así como algunas de las empresas más relevantes".

Algunos de los vips a los que hace referencia son Lydia Bosch (59), Sara Baras (51) o Nieves Álvarez (48). También se ha especializado en la representación de la nueva ola de estrellas surgidas al amparo de likes y filtros, las influencers. 

Cervantes es el claro ejemplo de que se puede ser una de las artistas más célebres de una época en televisión y cine y, a la vez, mantener a raya su parcela privada e íntima. Remedios nunca ha dado que hablar por sus relaciones sentimentales y, a lo sumo, ha reconocido que el amor le ha roto el corazón en más de una ocasión. 

"El corazón puede romperse por mil razones, la que tiene que ver con el amor o desamor es una de ellas. En esas situaciones, como en toda experiencia dolorosa, hay que saber encontrar la parte positiva. Entender que es necesario, a veces, que sucedan unas cosas que no entendemos para que puedan surgir otras que ya no cambiarías por nada del mundo", reconocía a Ciudad con Alma. Más allá, silencio.