La nueva temporada ha arrancado fuerte para ella, con un proyecto profesional sorprendente y un cambio familiar al que todavía está tratando de adaptarse. Virginia Troconis (42 años) se confiesa con EL ESPAÑOL sobre su debut como escritora, su manera de cuidarse, la relación de casi veinte años con su marido, Manuel Díaz 'El Cordobés' (54) y la nueva vida que ha emprendido su hijo mayor fuera del hogar familiar.

Esta venezolana que lo dejó todo por amor a uno de los toreros más queridos de España disfruta de una etapa de madurez en la que tiene más tiempo para ella misma y para afrontar nuevos retos. Lanzarse al mundo editorial con un libro sobre nutrición titulado Comida, vamos a llevarnos bien, es uno de ellos.

No no lo hace sola. Cuenta con un compañero experto, Pablo Ojeda (40), uno de los dietistas más mediáticos de España y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Todo surgió a raíz de un directo de Instagram y no teme a las críticas. "Siempre digo que no soy escritora ni nutricionista. No voy de nada, simplemente cuento mi experiencia y lo que yo hago".

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Virginia Troconis y el nutricionista Pablo Ojeda colaboran en este libro.

¿Qué le ha llevado a lanzarse a esta aventura?

Es un proyecto bonito e ilusionante. Nace en la pandemia, cuando empecé a hacer directos compartiendo mis recetas. A la gente le encantaba. Un día hice uno a dúo con Pablo que funcionó muy bien y él me planteó plasmarlo todo en un libro. Nuestra idea era responder preguntas y romper varios mitos sobre la alimentación. Él de manera técnica y profesional y yo desde mi punto de vista personal, desde lo que yo hago en mi día a día.

¿Cómo es su rutina?

Mira, mucha gente me pregunta por qué cuido mi alimentación si yo me puedo permitir todo. Y no, no es así.  Yo soy lo que soy por lo que hago, he conseguido evolucionar, madurar y entender la relación con la comida como lo que es.  Yo me permito todo, no tengo nada prohibido, trato de llevar una alimentación saludable y hago deporte, que es algo fundamental en mi vida. He encontrado ese balance entre lo que como y lo que quemo. 

Habrá gente que pensará: "Otro libro para perder peso", en un momento en que se reivindican los cuerpos 'no normativos'.

Es que no se trata de hacer dieta para adelgazar, ni de prohibir o restringir alimentos, es comer bien y hacer cosas que puedan perdurar en el tiempo para sentirte bien contigo mismo, saludable. Yo no me peso, no peso la comida, ni cuento calorías

¿Cuándo era más joven tenía una relación más insana con la comida?

Definitivamente sí. En Venezuela es verano todo el año y hay mucho culto al cuerpo por eso. Vas a la playa cada fin de semana y yo hacía cosas como pasarme tres noches sin cenar para tener la tripa plana en bikini. No sabía todo lo que sé ahora de nutrición.

¿Hasta qué punto le preocupa su imagen, estar siempre guapa y joven?

Claro que me importa por eso hago ciertos sacrificios, que todo no es genética. Y en cuanto los tratamientos, no hay nada mágico, pero me encanta cuidarme porque me gusta cómo me veo. Eso sí, no soy una obsesionada del físico.

Manuel Díaz y su mujer llevan casados desde 2004. Gtres.

¿Cómo llevan sus hijos estas rutinas alimenticias?

Con los niños quizá llegue un poco tarde. Lamento no haberles inculcado desde muy pequeños ese tipo de pautas y ahora lo que intento es no machacarles para que no tengan un efecto contraproducente. En los adolescentes es muy importante reforzarle las cosas positivas, que entiendan que somos lo que comemos, que nuestro cuerpo es nuestro templo, que es el único que tenemos y que nos va a durar toda la vida. Eso si, en mi casa hay de todo, no prohíbo nada.

¿Y Manuel, su marido?, ¿tiene que imponerse con él?

Bueno, él se queja, pero lo lleva muy bien. No le impongo nada, nosotros nos adaptamos, nos complementamos, porque llevamos 20 años juntos.

Para la gente que sólo conoce a Virginia Troconis de referencias, ¿qué le contaría sobre usted? Un resumen de vida.

Llegué hace 20 años a España, con 22, me casé y fui madre muy joven. ¡Ya tengo un niño que tiene 18 años! Me considero una privilegiada por haberme podido dedicar a mis hijos. Gracias, por supuesto, a Manuel. Nos hemos complementado mucho, hemos conseguido formar una familia preciosa y, por supuesto, hemos tenido nuestros altibajos, como todas las parejas. Ahora estoy en un momento de mi vida que me siento plena, siento que he evolucionado y tengo tiempo para dedicármelo a mí.

¿Fue duro dejar Venezuela y meterse a vivir en el campo convertida en mujer de un torero?

Sí, entonces lo fue. Tenía 22 años y me enamoré de una persona mayor que yo, separado, con una hija que entonces tenía 11 años y con una profesión tan complicada. Estaba sola y en aquel momento me costó. Ahora no concibo mi vida si no es en el campo; incluso más que Manuel. Siempre se lo digo. 

¿Siente que ha sacrificado muchas cosas?

No, no ha sido ningún sacrificio, han sido los mejores años de mi vida. Creo que lo más bonito que tengo en la vida son mis hijos y el ser madre para mí ha sido siempre lo más importante. Aún así siempre he tenido mi vida, he sido independiente, he sido Virginia aunque se hayan referido a mí como "la mujer de 'El Cordobés". Nosotros somos un equipo, él se dedica a lo suyo y yo a lo mío.

¿Cuál es el secreto para estas dos décadas de felicidad?

Disfrutamos muchísimo los dos juntos y nos apoyamos siempre. ¡Qué bonito es que pasados 20 años disfrutemos del triunfo de los dos! Cuando yo he tenido que estar a la sombra, he estado, y cuando él me ha tenido que apoyar, lo ha hecho. Somos un equipo, vamos hacia el mismo camino y ahora que nuestros hijos son mayores podemos dedicarnos quizá un poco más tiempo como pareja.

Ahora se enfrenta a un cambio importante, su hijo mayor se ha trasladado a Madrid para estudiar Arquitectura y ha dejado el nido. ¿Cómo lo está llevando?

Uy, no me toques ese tema... Tengo el síndrome del nido vacío totalmente y me tengo que acostumbrar a que no esté en casa. Manuel me lo dice todo el rato, que no puedo estar todo el día pendiente de él. Pero necesito tiempo para pasar esto, que es como un duelo para mí. Creo que esta separación va a ser buenísima para los dos, para él y para mí. Manu necesita su espacio, crecer, entender muchas cosas y yo voy a verlo crecer. Cuando lo dejé en Madrid le escribí una carta en la que le decía: "Éste es el examen más importante de mi vida, porque yo ahora voy a saber si lo que yo he hecho durante estos 18 años lo he hecho bien o no". 

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¿Qué es lo que más echa de menos de Venezuela?

Todo, especialmente a mi madre. Ella vive sola y mucha gente me pregunta que por qué no me la traigo a España, pero ella es feliz donde está y hay que respetarla y hay que disfrutarla como es. Entonces ella viene, disfruta de España, de vivir, de entrar, de comer, de salir, de nuestra vida social, y luego ya llega un momento que ella necesita su espacio y yo necesito el mío también.