Cristina Mariño, hija del diseñador Roberto Verino (76 años), ha fallecido a los 52 años de edad este domingo 31 de julio, según han informado fuentes de su entorno. 

La empresaria había sido nombrada hace unos meses nueva directora de la firma textil, cogiendo así el relevo de su padre en la conocida marca de moda. Un cambio que se escenificaba hace casi un año durante la presentación de la nueva colección sobre el Camino de Santiago. Muy emocionado de ver a su hija en tal puesto, Verino aseguraba en aquel momento que aunque Cristina estuviera al frente esto no significaba que él diera un paso atrás, pues quería seguir involucrado en la marca que él mismo fundó, liderando el proceso creativo. 

Según se ha conocido, Cristina llevaba varios meses enferma, luchando contra una larga enfermedad de la cual estaba recibiendo tratamiento en Barcelona. Sin embargo, según informa La Voz de Galicia empeoró en las dos últimas semanas. 

Cristina Mariño junto a Dora Casal, CEO de Roberto Verino,

Padre e hija tenían una gran complicidad, pues además de compartir sangre les unía su pasión por la moda. De hecho, Cristina, que estudió la carrera de Derecho, siempre quiso formar parte de Roberto Verino. Así lo aseguró ella misma al citado medio el pasado mes de octubre: "Yo empecé a trabajar en la tienda de Claudio Coello, en Madrid. Estudiaba y trabajaba los fines de semana. A mí, estar en tienda y el trato con el cliente me gustaban mucho", declaraba. Sobre cómo se formó para el puesto que ocupaba, decía que había sido gracias a su padre, quien también era su mentor. "Sabía que yo quería estar aquí. Tampoco había escuelas de diseño, así que él fue orientándome hasta llegar aquí".

La última vez que se vio a Mariño en un acto público fue a comienzos del pasado mes de marzo, cuando Roberto realizaba un desfile en el Museo Cerralbo en el que presentaba su nueva colección dentro del programa Madrid es Moda. Un trabajo que, en sus palabras, "habla de las cosas sencillas, de las que nos hacen felices, como un paseo tranquilo".

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La muerte de Cristina Mariño ha supuesto un gran golpe para el mundo de la moda y también para la sociedad ourensana -era natural de la ciudad gallega- es que estaba destinada a desarrollar grandes proyectos. Además, está el hecho de que solo su entorno más cercano conocía la enfermedad que sufría y por la que finalmente ha fallecido.