Chiara Ferragni, tras comparecer en el Tribunal de Milán.

Chiara Ferragni, tras comparecer en el Tribunal de Milán. Gtres

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Chiara Ferragni comparece por primera vez en el Tribunal de Milán dos años después del 'Pandoro Gate': "Es muy difícil"

En las últimas horas también se ha conocido que una mujer de 76 años ha recibido los 500 euros que pidió a la italiana como compensación.

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Chiara Ferragni (38 años), acusada de fraude por la venta bajo supuestos fines benéficos de pandoros, típicos dulces navideños, y huevos de Pascua con la marca de su sociedad, ha comparecido por primera vez este martes, 4 de noviembre, ante el Tribunal de Milán. Un procedimiento abreviado, tal y como ha decidido la empresaria.

Al finalizar la audiencia de esta fase preliminar, Chiara Ferragni ha agradecido a los periodistas su atención y ha afirmado: "Este es un momento difícil en mi vida, creo que comprenderán si no deseo hacer más declaraciones, pero gracias por estar aquí".

Durante la vista, el juez ha examinado si existían solicitudes de presentarse al proceso como partes afectadas, pero ha constatado que habían sido retiradas tras haber llegado a acuerdos de resarcimiento.

Chiara Ferragni en el Tribunal de Milán este martes, 4 de noviembre.

Chiara Ferragni en el Tribunal de Milán este martes, 4 de noviembre. Gtres

Una de ellasla presentada por una mujer de 76 años, residente en Campania, que ha recibido los 500 euros que pidió a Chiara Ferragni como compensación al haberse sentido estafada, pues consideraba que estaba haciendo beneficencia al comprar los productos.

Ahora solo queda la solicitud de formar parte del proceso de la asociación Casa del Consumatore, que rechazó una oferta de acuerdo de 5.000 euros, ya que ha pedido que se realice en cambio una campaña en redes sociales para evitar estafas.

La próxima audiencia está prevista para el 19 de noviembre, fecha en la que el juez decidirá si la asociación será admitida en el caso. Se espera el veredicto en enero.

El pasado diciembre, Chiara Ferragni ya llegó a un acuerdo con otras asociaciones de consumidores que la habían demandado para poner fin a las acusaciones de fraude.

Chiara Ferragni, a su llegada al tribunal.

Chiara Ferragni, a su llegada al tribunal. Gtres

El acuerdo consistía en una donación de la influencer por una suma de 200.000 euros a favor de una entidad elegida de común acuerdo dando preferencia a las iniciativas que apoyan a las mujeres víctimas de la violencia.

Según las acusaciones de la Fiscalía, la marca Balocco vendió pandoros con el logotipo del emporio de Ferragni a más de nueve euros, el triple de lo habitual, prometiendo que la venta de cada uno supondría una donación para el hospital Regina Margherita. Sin embargo, acabó descubriéndose que la donación se había hecho a priori y que, por lo tanto, su cuantía no dependía de las ventas.

Este caso obligó a Chiara Ferragni a retirarse durante un largo tiempo de la vida pública y hasta de las redes sociales, tras pedir perdón en un vídeo en el que anunció que devolvería un millón de euros al hospital Regina Margherita de Turín, al norte de Italia.

La tormenta mediática provocó también una crisis de su marca y hasta la ruptura con su marido y padre de sus dos hijos, el rapero Fedez (36).

El 'Pandoro Gate'

Chiara Ferragni y la compañía Balocco fueron investigadas por la Fiscalía de Milán por delito de grave estafa, debido a una colaboración entre ambas. Una gravísima situación que cambió la forma de trabajar de la empresaria.

"Si antes tenía cuidado con las marcas, ahora más. Me fijo en sus cualidades. Busco aquellas que representen mis valores y me representen a mí. Es fundamental que estén alineadas con mis ideas, que sean productos que me apetezcan comprar y usar", explicó la italiana en un acto en Madrid, en septiembre de 2024, al que acudió EL ESPAÑOL.

Chiara Ferragni en un encuentro con la prensa en Madrid.

Chiara Ferragni en un encuentro con la prensa en Madrid. Gtres

La justicia italiana apeló a unas "ganancias injustas" por un valor de unos 2,2 millones de euros. Según la Fiscalía, de forma engañosa, no se dejó claro cómo y cuánto de lo facturado a través de la venta de los pandoros iba realmente en beneficencia.