Una dosis de morfina.

Una dosis de morfina. iStock.

Salud Informes

España, el país de la morfina: el consumo de opioides se duplica en sólo 10 años en nuestro país

Un informe reciente de la OMS coloca a nuestra nación en el cuarto puesto del mundo en el uso del famoso medicamento para el dolor.

4 julio, 2023 03:01

La morfina es uno de los remedios más antiguos para el dolor. No es el único, así como tampoco está falto de efectos secundarios. En cualquier caso, es cierto que es esencial para muchos tratamientos y, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cifras de su uso aportan una idea de la calidad de vida que los sistemas de salud dan a sus ciudadanos. En esta línea, España podría ser un buen ejemplo. 

Así se desprende del informe Left behind in pain (Abandonados al dolor, en castellano), un documento reciente elaborado por la OMS sobre el acceso, necesidades y consumo de morfina. Nuestro país, para esto último, se coloca entre los primeros puestos, sólo por detrás de Estados Unidos, Austria e Israel y empatando con Bélgica.

"La morfina es un opioide indicado en principio para niveles moderados y severos del dolor crónico oncológico, aunque también se puede utilizar para dolores no oncológicos", explica Alicia Alonso Cardaño, anestesista de la Unidad de Dolor del Hospital Universitario de León y coordinadora del Grupo de Opioides de la Sociedad Española de Dolor (SED).

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Al escuchar la palabra opioide al otro lado del teléfono es inevitable que venga a la cabeza la palabra 'crisis'. Ocurre porque el mundo se enfrenta a dos peligros paralelos relacionados con el uso de estos fármacos. El más sonado: jóvenes y adultos de todas partes están pereciendo bajo los estragos de su abuso. Por ejemplo, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021, más de 100.000 personas murieron por sobredosis de estos compuestos.

Un consumo responsable

"No hay ningún dato en nuestro país que indique que haya un problema con los opioides", tranquiliza Alonso. De hecho, como se desprende de la última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES 2022), tan sólo un 6,7% de los españoles ha consumido algún tipo de analgésico opioide en el último año. Asimismo, el texto matiza que ocho de cada diez indicaron que, en términos generales, siguieron con exactitud las indicaciones del médico sobre su consumo.

Es cierto que dentro de esas cifras hay que hablar de un incremento. Como recoge la Agencia Española del Medicamento (Aemps), el consumo de fármacos opioides con receta se ha duplicado en los últimos diez años. Si en 2011 se hablaba de 10,61 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, en 2021 la cifra había crecido a 20,86.

Para Alonso Cardaño, este aumento tiene sentido si se focaliza en el uso que tiene la morfina, el más "indiscutible", el mencionado anteriormente: los pacientes oncológicos. A pesar de los esfuerzos por poner fin al cáncer, los afectados siguen aumentando -es más, los médicos alertan de una epidemia in crescendo-. "Esto, junto con una población más mayor, lleva relacionado un aumento del problema del dolor", sentencia.

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No obstante, podría decirse que estos factores acompañan a la mayoría de países del mundo. Los argumentos son suficientes para explicar el porqué del aumento de consumo, pero no que seamos uno de los países con mayor consumo. Eliminando el fantasma de una "crisis de los opiodes", entran en juego dos factores clave. El primero, como apunta el informe, no hay miedo o tabú respecto al uso de morfina.

Es cierto que genera tanto dependencia como adicción, pero como exponía una revisión publicada en la British Journal of Anaesthesia, sólo el 4,7% de los que usan opioides para controlar el dolor desarrollará un trastorno por su empleo en el futuro. Además, las políticas españolas se encargan de que no exista un problema, por lo que los profesionales la pueden prescribir sin ese miedo. "Aquí hay un control muy estricto", asegura Alonso Cardaño.

Morir malamente

El segundo factor clave, la facilidad de acceso, un privilegio que no se tiene en todas partes. "Aquí es fácil porque nuestra sanidad es universal y tenemos una cobertura del 100% de la población", resume la anestesista.

En esta línea, el informe de la OMS lamenta que haya personas en otras partes del mundo que tengan que "hipotecar sus vidas" para poder acceder a este medicamento. Además, a diferencia de otras naciones, para nuestro país no es complicado conseguirla. Tal y como destacaba el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, somos el principal productor de morfina médica en el mundo.

"Somos afortunados de vivir en un país desarrollado que nos permita garantizar estos parámetros de calidad de vida", reflexiona la experta. No se puede olvidar que ya se habla del dolor como una de las pandemias más importantes del siglo XXI. Según la última Encuesta Europea de Salud en España (2020), 5.276.000 personas viven con dolor moderado, 2.269.000 con dolor severo y 330.000 con dolor extremo. Sin productos opiáceos como la morfina las vidas de estos dolientes pueden ser todo un infierno. "El dolor es algo que interfiere en la vida y que, si se prolonga durante mucho tiempo, puede derivar en cuadros de ansiedad, aislamiento social y depresión", advierte Alonso Cardaño.

Es la otra cara de la crisis de los opioides, la falta de acceso a ellos como medicamentos. "Millones de personas viven con dolores que son prevenibles", lamenta el informe, que visibiliza el lado más crudo de este problema: jóvenes y adultos de todo el mundo mueren en malas condiciones. "Dejar a las personas con dolor cuando se dispone de medicamentos eficaces, especialmente en el contexto de la atención al final de la vida, debería ser motivo de gran preocupación para los responsables de la formulación de políticas".