Todos pensamos que sabemos cómo curar una herida: lavar bien la zona con agua y con jabón, derramar un chorro de desinfectante y soportar el escozor —"Si pica significa que está curando", solemos decirnos a nosotros mismos—. Ahora bien, muchos expertos están advirtiendo de que deberíamos revisar muchos de los métodos que habitualmente utilizamos. ¿Eres de los que usa agua oxigenada o alcohol para desinfectar tus heridas?, ¿soplas sobre ellas cuando escuecen?, ¿las dejas al aire para que se sequen y cicatricen antes? Pues no lo estás haciendo bien.

En los últimos años han surgido opciones con más ventajas para limpiar las heridas y que han dejado de lado a otras más clásicas. Uno de los medicamentos que más se han grabado en la memoria de los españoles es la mercromina, un líquido de color rojo muy intenso que teñía las heridas que nos hacíamos de pequeños. Con ella pretendíamos prevenir una infección, pero con el tiempo se observó que no era tan potente como pensábamos. Es más, en vez de eliminar las bacterias se dice que evitaba su multiplicación.

Éste no era su único inconveniente: el intenso color rojo que le daba su personalidad a la mercromina en realidad hacía más difícil observar la evolución de la herida. Por esta razón, el agua oxigenada se fue imponiendo sobre la mercromina: desinfecta mucho mejor y, además, es un producto transparente. Eso sí, en este momento los médicos tampoco lo aconsejan: al igual que el alcohol, "también es irritativa, destruye el tejido sano y además su acción es muy breve pues es rápidamente degradada por las enzimas de los tejidos", explica la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

¿Si escuece, cura?

¿Cuál es el mejor método para desinfectar ahora mismo? En este momento, se considera que la clorhexidina es uno de los métodos desinfectantes más efectivos: "Posee un amplio espectro de actividad frente a microorganismos y al ser transparente, permite ver la evolución de las heridas. Su inicio de acción comienza en unos 15-30 segundos y sus efectos se mantienen unas 6 horas", resume la SEMG. Además, apenas se absorbe en la piel y se han descrito muy pocos casos de irritaciones asociadas a su aplicación.

De todas formas, también es importante el modo en el que se aplican estos desinfectantes. Una de las maneras más clásicas es dando suaves toques con un pedazo de algodón, pero los médicos también piden evitarlo: la razón es que sus fibras pueden quedar pegadas en la herida abierta. En lugar de ello, lo mejor es utilizar unas gasas. Otro de los puntos fuertes de la clorhexidina es que se suele aplicar en spray y, por tanto, se puede rociar sobre la herida directamente. Además, no produce tanto escozor.

[El desinfectante que hemos utilizado todos en España y que se vincula con una enfermedad de la piel]

Precisamente, el escozor es uno de los grandes mitos sobre el tratamiento y el manejo de las heridas: el dicho "si escuece significa que está curando" no es del todo cierto. Las heridas sólo deberían picar en las etapas finales cuando la piel se tensa para cerrarse, pero en los estados anteriores puede ser un signo de infección y debería preocuparnos si también existe inflamación, enrojecimiento y mal olor. Eso sí, si te pica la herida debes evitar soplar sobre ella, según explican los científicos.

Heridas al aire

Esto se debe, según la SEMG, a que si soplamos sobre nuestra herida podemos disparar sobre ella algunos de los gérmenes que con frecuencia habitan en nuestra boca. Como al producirse una herida se levanta la capa protectora de la piel, el riesgo de que se produzca una infección por esta razón es más elevado. Por esta misma razón, tampoco se recomienda lamer las heridas o las costras, esto "sólo puede contribuir a aumentar el riesgo de infección por contaminación de la misma", explica el organismo.

El siguiente paso suele ser dejar la herida al aire, porque siempre nos han dicho que así va a cicatrizar mejor. El razonamiento es que, de esta manera, la herida se seca, aparece antes la costra y esta contribuye a que se cure más rápidamente. Sin embargo, no existe evidencia científica sobre ello y, es más, dejar una herida al aire sólo aumentaría las probabilidades de que esta se infecte. "El tejido de cicatrización requiere de un balance adecuado de humedad para que las células encargadas de producir colágeno y los demás componentes de la piel trabajen adecuadamente", apunta la SEMG.

Es decir, que las heridas se deberían cubrir con un apósito y, de hecho, se considera beneficioso que se evite la formación de una costra porque, al contrario de lo que se piensa, retrasa la cicatrización. Además, tapar las heridas evita que reciban demasiada luz solar que puede hacer que la herida se inflame y deje una marca en la piel después de curarse. En resumen, la próxima vez que te hagas una herida recuerda desinfectarla con clorhexidina, no utilizar algodón, no soplarla ni lamerla y, por último, taparla con un apósito.