El personal sanitario ha sido de los colectivos más golpeados por la pandemia de Covid-19 en España, con más de 51.000 profesionales afectados y 63 fallecidos oficiales, aunque la cifra real se cree que es superior

Aunque esas vidas jamás podrán recuperarse, está claro que hay que tomar medidas para que no vuelvan a repetirse ante nuevos repuntes del virus y, sobre todo, ante la llegada de la tan temida segunda oleada, que no se sabe si pasará y cuándo. 

Que los profesionales sanitarios siguen siendo un grupo de riesgo a día de hoy se ha puesto de manifiesto en dos recientes casos en España: el brote provocado por una celebración informal en el Hospital Universitario Gregorio Marañón y sobre todo, el que ya ha infectado a más de 20 personas en el Hospital de Basurto, tras contagiarse un médico al operar a un paciente infectado. 

Un estudio publicado en The BMJ aporta ahora las claves por las que el impacto en sanitarios en China -donde las cifras oficiales hablan de 1.700 infectados- fue mucho menor que en España. Obviamente, el estudio no habla de España, pero de él se pueden extraer lecciones para otros países más afectados en este importante colectivo. 

Y la primera de esas lecciones es obvia: en la cuna de la fabricación de los equipos de protección individual (EPI), los médicos del gigante asiático no han tenido problemas para tener mascarillas, guantes, gafas y batas, básicamente la situación opuesta a la vivida en nuestro país

Pero el estudio recién publicado no habla de todos los sanitarios, sino de un grupo concreto compuesto por 420 profesionales sanitarios, 116 médicos y 304 enfermeras. Se trata de individuos con una media de edad de 36 años, que habían sido reclutados en tres hospitales y trasladados a Wuhan, el epicentro de la pandemia, del 24 de enero al 7 de abril.

Todos ellos trabajaron en primera línea en cuatro hospitales de la ciudad china y a todos se les hicieron pruebas PCR durante su exilio y también hasta dos semanas después después de volver a casa. El resultado: ni una sola infección en este grupo, a pesar de estar "altamente expuestos", lo que implica la realización de procedimientos que hacen al coronavirus Sars CoV-2 capaz de transmitirse por aerosoles, algo que no ocurre en la vida diaria. 

Aunque los autores del artículo reconocen que los sanitarios trabajaban "fuera de casa" y tenían por lo tanto "pocas interacciones sociales después del trabajo", no creen que ésta fuera la principal razón por la que no se infectaran, que no es otra que los que los médicos y enfermeros españoles llevan toda la pandemia pidiendo: equipos de protección individual suficientes y adecuados

Estos profesionales chinos lo llevaban todo: trajes protectores, mascarillas, guantes, gafas de protección, pantallas faciales y batas. Pero, además, recibieron formación en el uso correcto de los EPIs, así como en las formas de reducir su exposición al virus al tratar a pacientes con Covid-19. 

Esto incluía un protocolo en el que se obligaba a trabajar de dos en dos para que un compañero confirmara que el otro estaba cumpliendo todas las medidas. En el mismo documento, se decía específicamente qué pasos había que seguir para ponerse los EPIs y para quitárselos, que incluía lavarse las manos con solución hidroalcohólica al inicio de cada paso. 

Otras medidas para el control de la infección incluían minimizar el contacto directo con los pacientes, cambiarse los guantes tras cada visitan a un enfermo, mantener al menos un metro de distancia con el resto de profesionales sanitarios y evitar tocarse la cara y la cabeza, además de lavarse las manos concienzudamente como recomienda la OMS. 

Por último, los participantes en este estudio vivían en hoteles destinados a sanitarios y se utilizan autobuses especiales para su trasporte. Después del trabajo -que en su caso eran jornadas de entre cuatro y seis horas durante una media de 5,4  días a la semana (unos turnos sensiblemente inferiores a los de los sanitarios españoles), a los profesionales se les recomendaba minimizar su contacto social y tenían que comer en su propia habitación comida que se les hacía llegar. 

Sin duda, una situación muy distinta a la vivida en nuestro país, pero que también se liga a la forma de ser china, ya que está claro que estos profesionales no vivieron su vida normal -ni siquiera la vida normal de un confinado- durante su meses de servicio. ¿Podría pasar esto en España? 

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