La difusión este miércoles de un video de 2011 en el que se ve a la entonces vicepresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, pillada in fraganti con dos cremas en el bolso que había adquirido sin pagar de un hipermercado, ha relanzado los rumores sobre su posible cleptomanía, un trastorno que Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra del Hospital Clínico de Granada, define como "muy poco frecuente". 

El especialista comenta a este diario que por robar una vez en una gran superficie no se puede decir que una persona sufra cleptomanía y señala que existen criterios muy claros para definir esta dolencia, que se engloba dentro de los "trastornos por control de los impulsos no clasificado en otros apartados". Así lo recoge el último Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), que incluye la cleptomanía con el código 312.32. 

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Gutiérrez Rojas, que ha tratado cleptómanos a lo largo de su carrera profesional, señala que para que exista este trastorno la persona que roba debe de hacerlo guiada por un impulso que no puede controlar, siendo consciente de que no debería seguirlo. Así, se descarta cualquier robo por necesidad, por motivos ideológicos o por ganas de hacer daño. 

"Es una conducta compulsiva, y se engloba en el mismo grupo que la piromanía, los atracones de comida o la tricotilomanía -el impulso de arrancarse el cabello compulsivamente-, por citar algunos", apunta el psiquiatra. 

Un cleptómano, añade el experto, lo pasa "muy mal" cuando es descubierto. Es frecuente que los objetos que sustraiga sean de poco valor y que se los pueda permitir, pero también es fácil que se trata de cosas que siente "que tira el dinero si las compra". Por esta razón, los libros -por la sensación de que "ya se tienen muchos", los discos o productos de cosmética baratos, como pintalabios, son objeto frecuente de hurto por parte de los cleptómanos. El psiquiatra apunta, también, a que se trata de un trastorno que no distingue de clases sociales. "Se puede dar en gente de buena familia". 

Según el DSM-5 son cinco los criterios diagnósticos para concluir que una persona padece cleptomanía. En primer lugar, se tiene que dar un "fracaso recurrente para resistir el impulso de robar objetos que no son necesarios para uso personal ni por su valor monetario". En segundo, el paciente ha de sentir un "aumento de la sensación de tensión inmediatamente antes de cometer el robo". También ha de experimentar "placer, gratificación o alivio en el momento de cometerlo". En cuarto lugar, es importante que el robo no se cometa "para expresar rabia ni venganza, ni en respuesta a un delirio o una alucinación" y, por último, el robo no se ha de explicar mejor "por un trastorno de la conducta, un episodio maniaco o un trastorno de la personalidad antisocial". 

Gutiérrez Rojas reconoce que no son muchas las opciones para tratar la cleptomanía y que estas se centran, sobre todo, en la terapia conductual, que recomienda al paciente conductas para evitar la tentación de robar. "Se le ayuda, por ejemplo, a que no vaya solo a determinados sitios o a que evita ciertas horas", apunta. También se utiliza la terapia cognitiva, para reducir la culpa asociada a este hábito. Por último, también hay fármacos que han demostrado eficacia. "Se usan por ejemplo antiepilépticos como el topiramato, con el fin de reducir la impulsividad". 

En una comparecencia este mismo miércoles, Cifuentes no ha hecho ninguna mención a este trastorno y, de hecho, ha declarado:  "Fue un error involuntario, me llevé unos productos de 40 euros por error y luego los aboné". A continuación, ha dimitido de su cargo. 

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