Como las rémoras con los tiburones, los seres humanos vivimos rodeados de millones de microbios que nos acompañan a cualquier sitio que vayamos. Tanto es así que la propia Estación Espacial Internacional, situada a 400 km de la Tierra se encuentra también poblada por estos microscópicos seres vivos, que han demostrado incluso ser capaces de vivir en el vacío del espacio.

Del mismo modo que ocurre con los que viven en la Tierra, no todos ellos son patógenos, pero sí que es verdad que es importante identificarlos, ya que algunos podrían ocasionar enfermedades más o menos graves a los astronautas. Hasta ahora sólo habían podido analizarse enviandolos a la Tierra, con todo el tiempo y las dificultades logísticas que esto supone, pero recientemente un equipo de bioquímicos y astronautas ha conseguido hacerlo allí mismo, en el marco del proyecto Genes in Space-3.

Microbios en todas partes

Para los ingenieros espaciales es muy importante que el material que se envía al espacio esté lo más libre posible de microbios, pero ni siquiera sus avanzadas técnicas de esterilización han conseguido eliminarlos al completo. Únicamente pueden asegurar que el número de microorganismos por metro cuadrado no excede las tres centenas. Se trata de una cifra baja en comparación con los miles de millones que se podrían detectar en el suelo limpio de una cocina; pero sigue siendo considerable.

Con el fin de identificar la mayor parte posible de los que consiguen pasar la criba, un equipo liderado por la bioquímica y astronauta de la NASA Peggy Whitson se ha encargado recientemente de tomar muestras de distintas zonas de la Estación Espacial Internacional y sus alrededores.

Las muestras se analizaron con a PCR, una técnica que amplifica las copias de ADN, como si de una fotocopiadora de material genético se tratara. De este modo se pudo secuenciar este ADN y dar con la identidad de estos microbios, que resultaron ser especies muy típicas en cualquier lugar habitado por humanos.

Al ser la primera vez que se realizaba un procedimiento de estas características fue necesario enviar las muestras a la Tierra para que se confirmaran los resultados y, efectivamente, fueron corroborados punto por punto.

Los resultados seguramente han sido un chasco para los que esperaban que se tratara de vida extraterrestre, pero sin duda una gran noticia para quienes quieren hacer de la Estación Espacial Internacional un sitio seguro para los astronautas.

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