El asteroide Oumuamua, el primero en ser detectado como proveniente de más allá del Sistema Solar, puede encerrar muchos misterios, pero el de la vida extraterrestre inteligente no es uno de ellos. Así lo ha determinado el proyecto Breakthrough Listen, cuyo cometido, parte del programa SETI de la NASA e impulsado por figuras como el astrofísico Stephen Hawking y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, consiste en buscar indicios de civilizaciones alienígenas en el Universo.

Aspectos de la composición de Oumuamua, como su "inusual" forma alargada, justificaron que el equipo plantease la hipótesis, aunque "improbable", de que se tratara de un "artefacto". ¿Cómo comprobarlo? Si se trataba de un nave espacial, cualquier tecnología por alienígena que fuera involucrada en guiarlo y comunicarse con él debería emitir ondas de radio. Por muy baja que fuera la frecuencia, la cercanía de su trayectoria a la Tierra permitiría discernirlas en caso de existir.

"Se ha especulado desde hace tiempo que las civilizaciones extraterrestres avanzadas, en caso de existir, podrían presumiblemente enviar sondas a otras estrellas con fines de exploración o de comunicación" - aseguran desde Breakthrough Listen en su informe. "Las sondas interestelares vendrían equipadas con tecnología de comunicación que operaría potencialmente en ancho de banda de radio".

Para comprobarlo, el equipo sometió el asteroide a un escrutinio de ocho horas mediante el Green Bank Telescope (GBT), que registró cuatro anchos de banda diferentes a medida que Oumuamua rotaba sobre sí mismo de modo a descubrir "cualquier transmisor localizado en el cuerpo del objeto" que estuviera emitiendo. Al no captar emisión alguna, Breaktrough Listen ha declarado como negativo el resultado del experimento: aunque extraño, no se trata de otra cosa que de un asteroide.

Pero, ¿de dónde viene?

El origen probable de Oumuamua es el grupo de jóvenes estrellas móviles Pléyades, uno de los más cercanos a la Tierra y que mejor se percibe a simple vista. Así lo publicó la revista arXiv a comienzos de año en base al trabajo de Fabo Feng, investigador postdoctoral de la Universidad de Hertfordshire.

Basado en la trayectoria de Oumuamua, Feng simuló su viaje a través de la galaxia y lo comparó con los movimientos de las estrellas cercanas. La conclusión es que el objeto pasó 109 estrellas a una distancia de 16 años luz. Cinco de estas estrellas correspondían a las Pléyades o Asociación Local, a una velocidad muy lenta en relación con su movimiento.

Normalmente, las estrellas se mueven con una velocidad promedio cuando se forman y gradualmente se aceleran al encontrarse con objetos muy grandes, como estrellas masivas y nubes moleculares, que las arrastran e impulsan con su gravedad. A diferencia de la mayoría de las estrellas cercanas, Oumuamua se mueve muy lentamente en comparación con el movimiento promedio del resto de la galaxia.

Esto sugiere que solo ha estado viajando en el espacio interestelar durante un tiempo relativamente corto y no ha tenido la oportunidad de encontrar muchos objetos masivos que lo aceleren, subraya el estudio.

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