La sal, uno de los condimentos alimentarios más usados en todo el planeta, siempre se ha relacionado con la hipertensión e incluso con la muerte por diversas causas cardiovasculares -aunque estudios puntuales negasen tal relación con la tensión arterial-.

Si bien ya se sabía que el exceso de sal es peligroso, ya que tomarla en la dosis adecuada es incluso necesario, ahora un nuevo trabajo publicado en Nature Neuroscience habría detectado otro riesgo más asociado a las dietas hipersódicas o con exceso de sal: un aumento de las posibilidades de sufrir demencia.

Para el estudio, los investigadores de la Facultad de Medicina Weill Cornell alimentaron a un grupo de ratones con dietas con un elevado contenido de sal. A uno de los grupos se le suministró una dieta con un 4% de sal y a otro un 8% de dicho condimento, lo que equivaldría a unas cantidades de ocho y dieciséis veces superiores a las cantidades de sal recomendadas en una dieta saludable. Si se traduce al organismo humano, se trata de niveles de sal extremadamente altos.

Los resultados de estas dietas fueron dramáticos, según los investigadores, llegando a dar lugar a una caída de hasta el 28% del flujo sanguíneo a nivel de la corteza cerebral y una caída de hasta el 25% del flujo sanguíneo a nivel del hipocampo cerebral tras solo ocho semanas. Asimismo, estos ratones también obtuvieron resultados mucho peores en las pruebas de comportamiento, incluyendo el conocido laberinto, la construcción de un nido o las pruebas de reconocimiento de objetos, en comparación a sus congéneres sin un exceso de sal en la dieta.

Según refieren los investigadores, esta falta de flujo sanguíneo cerebral se relacionaría con una disminución de la producción de óxido nítrico, un tipo de gas creado en las células endoteliales que forman los vasos sanguíneos. Sin embargo, los efectos de estas dietas con exceso de sal son reversibles, y en apenas cuatro semanas es posible volver al estado anterior si se sigue una dieta más saludable.

Sistema inmune e intestino, el origen 

Los científicos responsables del estudio indagaron sobre el mecanismo originario de la demencia a causa del exceso de sal, llegando a la conclusión de que se trataría de un tipo de reacción inmune adaptativa originada en el intestino: el exceso de sal provocaría que las células blancas del sistema inmune de la sangre produzcan una proteína denominada interleucina 17 (IL-17), una sustancia que reduce el óxido nítrico de las células de los vasos sanguíneos.

De hecho, los investigadores fueron capaces de revertir esta reacción inmune mediante el uso de un fármaco, el Y27632, capaz de reducir los niveles de IL-17; al usar dicho fármaco, se impidió la disminución de óxido nítrico, y los ratones empezaron a mejorar en las pruebas cognitivas y de comportamiento.

Poder revertir esta reacción inmune no solo ayudaría a contrarrestar los efectos dañinos del exceso de sal a nivel cerebral, sino que también tendría potenciales beneficios en otras enfermedades donde existe un exceso de proteína IL-17, como son las enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal -enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa-, y otras.

Por el momento, se sabe que es posible revertir los efectos de esta proteína en ratones, específicamente, en ratones con unos niveles extremadamente altos de sal en el organismo. A nivel del organismo humano tan solo se sabe que el exceso de sal puede dar lugar a la conocida hipertensión, y esta a su vez puede desembocar en un tipo de deterioro cognitivo llamado demencia vascular. En el caso de los ratones, la demencia se desarrolló sin provocarles hipertensión, por lo que no está claro si el exceso de sal tendría los mismos efectos en los seres humanos, aunque se sospecha que podría ser así a largo plazo.

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