Hace apenas un mes y medio, el delantero Timo Werner -del equipo RB Leipzig- era una de las mayores promesas de la liga alemana. En solo seis partidos de liga, había metido cinco goles y la prensa deportiva ya se hacía eco de que equipos más grandes de distintos países -incluyendo España- estaban echando un ojo al futbolista, de sólo 21 años. Pero algo extraño sucedió el pasado 27 de septiembre, cuando en el minuto 32 de un partido de la Champion League de su equipo contra el turco Besiktas, tuvo que pedir un cambio. La razón: había mucho ruido en el campo. 

Tras ser examinado por distintos especialistas, se llegó a la conclusión de que el futbolista padecía hiperacusia, una dolencia que, según explica a EL ESPAÑOL el jefe de la sección de Otorrinolaringología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, Cristóbal López Cortijo, es "poco frecuente, aunque tampoco muy rara". Se trata de una hipersensibilidad acústica, aunque éste es un término que prefiere no utilizarse por sus connotaciones psicológicas. 

La persona que padece hiperacusia percibe como desagradables sonidos normales, pero no hay que confundirlo con lo que se conoce como misoacusia, que es un trastorno psicológico que consiste en el odio al ruido. De hecho, detrás de esta dolencia hay un problema físico, una lesión en las células ciliadas, las encargadas de la detección del sonido en el oído interno. 

Esa percepción del sonido como desagradable puede implicar dolor -en ese caso hablaríamos de algiacusia- o simplemente disconfort sonoro. Pero, ¿pueden llegar estas molestias a impedir la actividad profesional de un futbolista de éxito? Para el otorrino, no hay ninguna duda. Por un lado, esa sensación impide la concentración necesaria para llevar a cabo la tarea y, por otro, existe el componente psicológico. "Es algo que hay que añadir a la sensación de no saber qué te está pasando", resume López Cortijo. 

La hiperacusia puede estar motivada por un traumatismo que afecte a las células ciliadas o incluso por una fractura en la cóclea, la estructura en forma de tubo enrollado que forma parte del oído y que también se conoce como caracol. 

Este podría ser el caso de Werner ya que en la final de la Copa Confederaciones, el 2 de julio, tuvo un incidente con el central chileno Gonzalo Jara. El futbolista le propinó un codazo en la mandíbula, lo que le hizo merecedor de una tarjeta amarilla. 

La buena noticia es que la hiperacusia provocada por traumatismos tiene solución, según explica el experto. Fármacos como la flunaricina, que ejercen un efecto vasodilatador, es una de las opciones más usadas en este tipo de dolencia, que se suele acompañar también de acúfenos. 

Si los medicamentos no arreglar el problema, se llevará a cabo un tratamiento conductivo. "Se trata de acostumbrar a la persona a los sonidos, lograra que acabes tolerándolos", subraya López Cortijo. 

El otorrino se muestra más que optimista con la recuperación de esta dolencia y advierte frente a un remedio que puede tentar a muchos de los que lo sufren: ponerse tapones. "No es nada recomendable porque luego todo lo perciben como exagerado al volver a la normalidad". "Se atenuará con el paso del tiempo", concluye. 

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