La batalla por la sostenibilidad del sistema de salud británico, el NHS, está en el corazón de muchos debates. Actualmente, dos terceras partes de sus fondos son deficitarios y por ello Nigel Farage -entre otros- apoyó el Brexit con el falaz argumento de que, al divorciarse de la UE, el NHS británico recibiría 350 millones de libras semanales.

Hay otro dato lacerante, y es que la proporción en gasto sanitario de los británicos es más baja que la de sus vecinos de Europa occidental. Por ello, los encargados de reducir costes miran a objetivos fáciles, como parecen ser las ayudas económicas para comprar comida sin gluten. En 2015, este gasto representó 30 millones de euros para las arcas de la sanidad británica: el 0,3% del presupuesto para prescripción.

Ahora, en una nueva fractura institucional, el 40% de los grupos de gestión regional del NHS en Inglaterra están recortando o eliminando las ayudas a celíacos para comprar alimentos. Sin embargo, Gales, Escocia e Irlanda del Norte han dicho que no se sumarán a estas medidas.

Para los celíacos, una dieta sin gluten supone el único tratamiento para su enfermedad, y seguirlo aumenta su calidad de vida y reduce el riesgo de osteoporosis, anemia o deficiencia de vitamina D. Por tanto, si la celiaquía es una enfermedad crónica y los alimentos sin gluten pueden considerarse su única medicina, ¿no deberían estar financiados?

Una variedad de productos sin gluten. Deb Lindsey Getty

"El año pasado realizamos el estudio sobre el coste de la cesta de la compra para celíacos y es aproximadamente unos 100€ más al mes, es decir, 1.200€ más al año contando sólo productos básicos: pasta, pan, alguna cerveza de vez en cuando...

siempre que vamos a hacer la compra acabamos comprando cosas que no están en la lista pero nos apetecen, pero esos alimentos ni siquiera los hemos tenido en cuenta", explica a EL ESPAÑOL Izaskun Martín Cabrejas, ‎responsable del Departamento de Seguridad Alimentaria de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España. La experta reconoce que "en los últimos años la cesta ha ido bajando progresivamente de precio, pero sigue habiendo una gran diferencia, en especial para familias con pocos recursos".

Actualmente, en España sólo Navarra, Extremadura y País Vasco colaboran de alguna forma con los celíacos para garantizar que tengan una alimentación asequible. En muchos casos, las ayudas están restringidas a ciudadanos con pocos ingresos. 

Ventajas e inconvenientes

Frente a la obvia ventaja de que es mejor obtener la comida a un precio menor, la prescripción de alimentos sin gluten tiene algunos problemas prácticos. James Cave, médico generalista, explica esta semana en las páginas del BMJ que "en 2016 es ridículo para el NHS tratar un producto alimenticio como si fuera una medicina y requerir que los médicos y los farmacéuticos se comporten como tenderos", explica, y califica este sistema de "burocrático, ineficiente, caro y completamente desesperanzador para la gente con enfermedad celíaca y sus familias".

Como alternativa, Cave sugiere un sistema nacional de cupones de descuento para celíacos, cuyo coste saldría del dinero "ahorrado al no pagar más comida sin gluten del NHS con sobreprecios", ya que según denuncia el médico, la sanidad pública paga un paquete de pan de molde integral sin gluten a 4,30 euros frente a los 3,10 euros que un producto similar cuesta en un supermercado como Tesco.

Los defensores de preservar el proteccionismo celíaco en el NHS coinciden en que un sistema de cupones o un presupuesto personalizado podría ser más eficiente que el sistema actual. "Sin embargo, la restricción o la eliminación de estas prescripciones es la política dominante que se está implementando", dice Matthew Kurien, profesor de gastroenterología en la Universidad de Sheffield.

¿Y en otros países?

Para Martín Cabrejas, el país a imitar ahora mismo en el cuidado de los intolerantes al gluten es Italia. "El Gobierno tiene muy en cuenta a las personas celíacas", explica. "Llevan un registro de afectados por comunidades y aportan una suma a cada región en función del número de celíacos para ayudar a formar restaurantes", es decir, ofrecer educación a hosteleros para que incluyan en sus cartas platos sin gluten con seguridad alimentaria. "Aquí en España lo hacemos nosotros, una sociedad sin ánimo de lucro, allí es el gobierno", dice la miembro de FACE. "Además tienen la opción de la farmacia, donde todos los productos sin gluten tienen un código de barras como los de las medicinas con receta y te descuentan un porcentaje". Por último, el gobierno italiano da a las mujeres celíacas 90€ al mes y 130€ a los hombres para financiar la compra de alimentos. "Es una medida un poco machista, pero tiene un fondo muy positivo para los celíacos", reconoce Martín Cabrejas.

Para los celíacos españoles, la financiación de sus alimentos es una prioridad. "Son enfermos crónicos que no tienen ningún tipo de deducción en su medicina", dice esta tecnóloga de alimentos. Desde FACE, en los últimos años han planteado esto al Defensor del Pueblo, al Ministerio de Sanidad o a la Dirección General de Salud Pública -la última vez el pasado 21 de julio de 2016- pero siempre recibieron la misma respuesta: "Se nos dijo que, por la actual situación económica, era imposible ofrecer ayudas", dice Martín Cabrejas.

En 2017, por primera vez, el presupuesto sanitario crecerá según anunció el Gobierno el pasado mes de diciembre. ¿Ha llegado ya el momento de financiar al medio millón de celíacos españoles su único tratamiento?

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