Desayunar lentejas con arroz o sopa de pollo, si ha sobrado del día anterior. Comenzar el día con una ensalada de tomate o una ración de tortilla de patatas. Dejar, en definitiva, de clasificar los alimentos como "de desayuno o no". Ésta es la receta del nutricionista y autor de, entre otros, el libro Adelgazame, miénteme (NB, 2015) Juan Revenga para revertir una situación que, denunciada por las autoridades sanitarias británicas, es más que probable que se esté produciendo también en España: el consumo excesivo de azúcar por parte de los niños antes incluso de salir de casa de camino al colegio.

Revenga reconoce que "no hay datos" sobre esta ingesta en nuestro país, pero "todo apunta" a que sea "bastante parecida", porque "el paradigma es similar". Lo que ha denunciado el organismo Salud Pública Inglesa es que los niños se meten entre pecho y espalda más de 11 gramos de azúcar a primera hora de la mañana, cuando lo máximo recomendado -según el Servicio Nacional de Salud inglés- para todo el día son 19 gramos, en el caso de los niños de entre 4 y 6 años, o 24, para los que tienen entre 7 y 10.

Pero la entidad subraya también otro hecho importante y quizás más preocupante, que el 84% de los padres que dan tan calóricos desayunos a sus hijos creen que la primera comida de sus retoños es saludable. ¿Quién iba a pensar lo contrario de alimentos tan típicos como el zumo, los cereales o la leche con un poco de cacao instantáneo?

Revenga pone cifras a esas creencias erróneas. "Los cereales para el desayuno, especialmente los destinados a niños, deberían de llamarse chucherías para el desayuno", subraya y añade un dato que a lo mejor no es tan conocido por los padres que optan por endulzar la leche de sus hijos con cacao instantáneo. "El contenido de azúcar del Nesquik es del 75%, el del Colacao, el 70%".

Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) exculpa a los azúcares no añadidos a la hora de hacer sus recomendaciones, como los presentes de forma natural en la fruta, Revenga también advierte contra los zumos de fruta, incluyendo los naturales. "Uno nunca se comería tres naranjas enteras, ¿por qué tomarlas en zumo?", se pregunta. 

Para este experto, las recomendaciones de desayuno saludable con las que se nos bombardea suelen venir de determinados lobbies: el lácteo, el de cereales y el de zumos. "Yo siempre digo que si su desayuno no se parece al de la publicidad es que es un buen desayuno".

Revenga destaca que las ideas preconcebidas sobre lo que hay que tomar a primera hora de la mañana son "culturales" y que también existen ciertas falacias muy extendidas entre la población, como que lo que se come por la mañana engorda menos porque se puede quedar a lo largo del día. "Nosotros no somos como Cenicienta, no nos reseteamos al final del día". 

Además, añade que la costumbre que sería más saludable -elegir el desayuno en función de los alimentos válidos en el patrón alimenticio y no en su condición de "desayunables"- es habitual en muchos países, como Japón, donde los niños empiezan su jornada con una sopa de miso, una infusión y maki, sushi o similar.

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