Las Navidades apenas duran dos semanas, pero contrarrestar los efectos de los excesos que las caracterizan suele llevarnos algo más de tiempo. Los aperitivos, los polvorones y el alcohol son sólo algunos de los culpables de nuestro aumento de peso en estas alegres fiestas. Por eso, los gimnasios en España suelen dar de alta a hordas de nuevos clientes en enero que, además, se ponen a dieta estricta. Sin embargo, pasar hambre no es la mejor forma de recuperar la forma.

La madre de todas las dietas milagro que se ponen de moda después de Navidad son las que se conocen como dietas detox. Se proponen desintoxicar nuestro organismo tras una época de atracones y, para ello, se venden zumos y batidos. En realidad, nuestro cuerpo no necesita que eliminemos sus toxinas a través de estos productos porque el hígado ya se encarga de realizar esta función. Si se pierde peso con este tipo de batidos es porque contienen muy pocas calorías, pero pueden ser peligrosos.

Tal y como explica este artículo de EL ESPAÑOL, las dietas detox "carecen de todo fundamento científico". Además, el hecho de realizar ingestas de muy pocas calorías en períodos cortos hace que sea muy fácil recuperar el peso que habíamos perdido. El mismo artículo incluye un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que relacionó el consumo excesivo de estos batidos con una mayor probabilidad de acumular piedras en los riñones por la sobre ingesta de ácido oxálico.

Fallos de las dietas

Sin embargo, uno de los peores aspectos de las dietas detox es el mensaje que lanzan: normalizan los atracones de comida y prometen borrar sus efectos en vez de promocionar los hábitos de vida saludable. De todas formas, tampoco el resto de las dietas milagro son mejores para perder peso: se trata de regímenes muy estrictos que también se centran en el consumo de muy pocas calorías al día y, en ocasiones, tienen como protagonista un único alimento, sobre el que se exageran sus cualidades.

Son lo que suele llamarse superalimentos, aunque los nutricionistas están en contra de esta denominación. Esto se debe a que hacen pensar, de manera equivocada, que sus beneficios pueden compensar una mala alimentación. Cuando hacemos una dieta, lo importante no es incorporar uno o dos alimentos muy saludables, sino que la mayoría de ellos lo sean. En este sentido, es más importante fijarse en el valor nutricional de los alimentos en vez de en el número de calorías que contienen.

Las dietas de adelgazamiento, en muchas ocasiones, no son saludables porque eliminan del menú alimentos tan saludables como las legumbres y los frutos secos por el mero hecho de tener demasiadas calorías. Sin embargo, los científicos han demostrado en numerosas ocasiones que ambos tipos de alimentos no se relacionan con la obesidad ni el sobrepeso, sino que, de hecho, ayudan a adelgazar. Esto se debe a que sus calorías provienen de nutrientes saludables y contienen mucha fibra, que nos hace sentir saciados.

Adherencia

Por tanto, la mejor manera de perder peso después de Navidad es, simplemente, cambiar nuestro hábitos alimenticios a unos más saludables. Si bien es cierto que la pérdida de peso no se producirá de una manera tan extrema como muchas personas esperan, se hace más fácil mantener estos patrones alimenticios en el tiempo. Esto se debe a que se restringen menos tipos de alimentos y, sobre todo, las cantidades que tomamos de ellos.

"La pérdida de peso debe ser la consecuencia de adoptar unos buenos hábitos de vida, no el objetivo y el pretexto para hacer cualquier dieta", explica Daniel Ursúa, dietista-nutricionista en este artículo de EL ESPAÑOL. "Conseguir una nueva adherencia —la capacidad un hábito que perdure en el tiempo— a un nuevo patrón alimenticio implica que no nos cueste esfuerzo mantenerlo y que incluso lo echemos en falta cuando nos salimos del mismo".

En ese mismo artículo varios nutricionistas explican que no debemos fijarnos un número específico de pérdida de peso ni unos objetivos que no vayamos a poder mantener de manera indefinida. Si perdemos mucho peso en poco tiempo con una dieta milagro es muy probable que incurramos en un "déficit nutricional severo" y perdamos líquidos. Estas condiciones son las responsables que al volver a una dieta más variada volvamos a ganar peso.

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