Las dietas vegetales siguen siendo las más populares y las que más beneficios suelen otorgar al organismo humano. En España, donde destaca la dieta mediterránea como ejemplo de dieta basada en plantas, es relativamente fácil lograr consumir muchos de los alimentos característicos de las mismas: frutas, verduras, frutos secos, semillas, legumbres o cereales integrales, entre otros.

Ahora, dos nuevos estudios publicados en el Journal of the American Heart Association, la revista oficial de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), han querido llegar más lejos y ser más específicos si cabe en los patrones dietéticos. Lo han llamado "dieta portfolio", y sugieren que los alimentos más nutritivos de origen vegetal serían saludables para el corazón a cualquier edad.

Actualmente las recomendaciones dietéticas y de estilo de vida de la AHA sugieren llevar a cabo un patrón dietético saludable general que enfatizaría el consumo de frutas, verduras, granos integrales, lácteos y derivados bajos en grasa, carne magra de ave, pescado sin piel, frutos secos, legumbres y aceites vegetales. Se aconseja, además, limitar el consumo de grasas saturadas, grasas trans, sodio, carnes rojas y procesadas, bollería, refrescos y bebidas azucaradas en general.

Dietas saludables

En uno de los nuevos estudios, dirigido por Yuni Choi, investigador postdoctoral de Epidemiología y Salud Comunitaria en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota (Monneapolis) se evaluó si el consumo de una dieta basada en plantas a largo plazo, o bien un cambio de otro tipo de dieta hacia una alimentación basada en plantas a partir de la edad adulta joven se asociaría con un menor riesgo cardiovascular en la mediana edad.

En investigaciones previas se habrían centrado en los nutrientes o alimentos individuales, pero hay pocos datos aún sobre los efectos de una dieta basada en plantas en general y el riesgo de enfermedad cardiovascular a largo plazo en particular.

Choi y sus colegas analizaron la dieta y la aparición de enfermedades cardíacas en 4.916 adultos de entre 18 y 30 años del Estudio de Desarrollo de Riesgo Arterial Coronario en Adultos Jóvenes (Cardia). Se incluyó a 2.509 adultos de raza negra y 2.437 adultos de raza blanca, siendo el 54,9% de los participantes mujeres. Se siguió a los pacientes desde 1985-1986 hasta 2015-2016. Durante todo este tiempo se les realizaron hasta ocho exámenes de seguimiento, incluyendo análisis, mediciones físicas, revisión de historial médico y evaluación de estilo de vida.

No se les indicó en ningún momento como debían comer, y no se les informó sobre el puntuaje de sus dietas, por lo que los investigadores pudieron recopilar datos no sesgados.

Un 'examen' de dietas

Para evaluar las dietas, se usó el puntuaje de calidad APDQS, clasificando a los alimentos en beneficiosos (frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales), alimentos adversos (patatas fritas, carnes rojas grasas, snacks salados, bollería y refrescos) y alimentos neutros (patatas, cereales refinados, carnes magras y mariscos). La clasificación se ideó según la relación positiva, negativa o neutra entre los alimentos y las enfermedades cardiovasculares.

Según sus hallazgos, los participantes con puntuaciones más altas (consumidores de más alimentos beneficiosos) eran aquellos que llevaban a cabo una dieta basada en plantas y rica en nutrientes.

Según los investigadores, tras 32 años de seguimiento, se detectaron algunos datos reseñables: el primero de ellos fue que 289 participantes sufrieron enfermedades cardiovasculares (infarto cardíaco o cerebral, insuficiencia cardíaca, angina de pecho o cualquier obstrucción arterial); el segundo, que aquellos que obtuvieron puntuaciones en el 20% superior de la tabla (los que consumían alimentos vegetales más ricos en nutrientes y menos productos de origen animal) tenían hasta un 52% menos de probabilidades de sufrir enfermedad cardiovascular; y, por último, que entre los años 7 y 20 del seguimiento, cuando los pacientes tenían entre 25 y 50 años de media, aquellos que mejoraron la calidad de su dieta incluyendo más alimentos de origen vegetal tenían hasta un 61% menos de riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular posterior.

La "dieta portfolio"

El otro trabajo, llevabo a cabo por Simin Liu y sus colegas de la Universidad de Brown, evaluó si las dietas que incluían una cartera de alimentos de origen vegetal, centrándose en los consejos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos para reducir el colesterol LDL o "colesterol malo" (conocida como dieta portfolio en inglés), se asociaría un un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres posmenopáusicas.

La dieta portfolio incluiría frutos secos, proteína vegetal a base de soja, legumbres o tofu, fibra soluble viscosa de avena, cebada, quimbombó, berenjena, naranjas, manzanas y bayas; esteroles vegetales de alimentos enriquecidos y grasas monoinsarturadas del aceite de oliva, canola o los aguacates. Así mismo, esta dieta también aconseja limitar las grasas saturadas y el colesterol dietético.

En anteriores estudios ya se habría relacionado el elevado consumo de alimentos incluidos en la dieta portfolio con una reducción del colesterol LDL, en comparación a las tradicionales dietas bajas en grasa de las guías clínicas.

En este caso, el estudio incluyó a 123.330 mujeres posmenopáusicas que participaron en la Iniciativa de Salud de la Mujer, un estudio nacional a largo plazo que analiza los factores de riesgo, la prevención y la detección temprana de afecciones graves de salud en mujeres posmenopáusicas.

El estudio siguió a las participantes desde 1993-1998 hasta 2017. Todas tenían entre 50 y 79 años, y no sufrían enfermedad cardiovascular al inicio del estudio. Se usaron encuestas autoinformadas para recopilar datos sobre la frecuencia alimentaria de las mismas.

Beneficios en mujeres

Según los resultados del estudio, las mujeres que seguían una dieta similar a la dieta portfolio tenían hasta un 11% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular de cualquier tipo, un 14% menos de riesgo de enfermedad coronaria y un 17% menos de insuficiencia cardíaca. Además, no se detectaron relaciones entre la dieta portfolio y el riesgo de accidente cerebrovascular o riesgo de arritmias como la fibrilación auricular.

Así mismo, los investigadores detectaron signos de dosis-respuesta. En otras palabras, se podría iniciar una dieta portfolio progresivamente, agregando determinados alimentos poco a poco, y lograr así beneficios para la salud cardíaca a medida que se agregan más componentes de la misma.

En ambos casos, tanto en el anterior estudio como en este, la limitación clara es que son estudios observacionales: no es posible establecer una causa-efecto entre las dietas estudiadas y los beneficios comentados, pero ambos grupos de investigadores creen que son estimaciones confiables y destacables en la relación dieta-corazón.

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