No suelen verse en las cartas de los restaurantes de moda, pero aún sobreviven en algunos bares y cafeterías de España. Hablamos de los platos combinados, aquellos que reúnen todos los alimentos en un único plato, que salen bastante bien de precio y que disponen una abundante cantidad de comida. Pero lejos de ser ejemplo de lo que debe ser una comida sana y equilibrada, estos menús populares suelen ser abundantes en alimentos procesados, fritos y, por tanto, ricos en grasas saturadas, calorías, azúcares y sal, o sea, nada recomendables para comerlos con regularidad. 

Los restaurantes que ofrecen este tipo de platos, muy habituales en bares de carretera o en los de costa, suelen acompañar la descripción con una foto de buen tamaño y a todo color. La carta pasa de la mesa a las paredes del local, incluso a las del exterior, por lo que el cliente tiene claro lo que pude comer antes incluso de entrar al local. Además de saber cuánto va le va a costar. Para agilizar aún más el proceso de elección y pedido, suelen ir numerados. "Un tres y un siete cuando pueda, jefe".

Un ejemplo tipo: un cartel sobre la barra de un bar muestra un plato con forma ovalada que incluye dos huevos fritos, a un lado un buen puñado de patatas fritas, al otro croquetas y un san jacobo. Alrededor otros platos con similar composición. Huevos fritos, bacon y patatas; pisto, filetes de lomo y patatas fritas. Algunos (menos mal) incluyen una ración de ensalada junto a un trozo de carne. Una imagen que seguro a más de una le trae recuerdos de algunas vacaciones.

Según contó este diario en este texto, la popularización del plato combinado tuvo lugar alrededor de 1965, cuando el régimen franquista aprobó medidas para fomentar un turismo barato de sol y playa. Una de ellas fue la orden que regulaba la oferta de restaurantes y cafeterías. Así, se hizo obligatorio ofrecer el llamado plato combinado turístico, que debía reunir unas características específicas y un precio máximo.

Pues bien, para aquellos que tengan algunas nociones sobre Nutrición seguro que no es ninguna exclusiva que estos platos son un horror para la salud si se consumen con asiduidad. Esto se debe a que se componen de ingredientes que hay que evitar o, como mucho, comer muy de vez en cuando.

Nos referimos a los alimentos procesados, congelados y después fritos (como pueden ser las croquetas, anillas o san jacobos), las patatas fritas, los filetes empanados o las carnes rojas que suelen darse cita en estos platos que rondan los seis euros. Podríamos rescatar los huevos revueltos o a la plancha que suelen incluir estos platos (si llevan una cantidad de aceite de oliva moderada) siempre que se acompañaran de una buen ración de verdura. 

Todos estos alimentos son ricos en grasas poco saludables, azúcares o sal, y se relacionan con el aumento del riesgo de tener obesidad, enfermedad cardíaca, algunos tipos de cáncer, hipertensión o diabetes. O sea, ingredientes que se asocian con la inflamación del organismo y con una peor salud. Nada en estos platos tiene que ver con la alimentación saludable que representa la dieta mediterránea, basada sobre todo en alimentos vegetales, que recomiendan infinidad de estudios científicos por sus efectos protectores de la salud.

Dicho todo esto, ¿cómo sería el plato combinado ideal? En primer lugar habría que cambiar las frituras por otras técnicas de cocinado más ligeras: a la plancha, al vapor, hervidos, al horno… Por otro lado, en lugar de tantos alimentos fritos, habría que procurar que el alimento principal del plato lo constituyeran las verduras y hortalizas. Tampoco es interesante que lo más abundante sean las carnes rojas u otras carnes procesadas como salchichas, hamburguesas... En su lugar, es más sano optar por pescado, carne de pollo o legumbres. Sobre el aceite de cocinado y aliño, siempre serña mejor optar por el de oliva. Para beber: agua, té o café, mejor dejar a un lado las bebidas azucaradas. ¿En cuanto al postre? Siempre las frutas de temporada. 

Pero aún podemos afinar un poco más. La Universidad de Harvard ha elaborado una guía alimentaria llamada Plato para Comer Saludable a la que debería adaptarse este hipotético plato combinado saludable al que nos referimos. En primer lugar, la mitad de la fuente deberá estar integrada por verduras y hortalizas, pero no cuentan las patatas. En esta mitad también entren las frutas. Ambas son ricas en fibra, vitaminas y minerales, y también aportan antioxidantes, o sea que evitan el estrés oxidativo del cuerpo y el envejecimiento. La otra mitad del plato: por un lado la proteína de calidad, ya sean legumbres, pescado, carnes blancas, huevos, frutos secos… El otro cuarto es para los granos integrales, o sea, pan, arroz, pasta que sea de grano entero, sin refinar. 

Pero si el objetivo final es estar sanos, además de vernos y sentirnos bien, no solo hay que tener en cuenta la dieta. Hay otras tres patas que conforman la mesa a tener en cuenta: la actividad física, un descanso de calidad y un estado emocional saludable (fuera el estrés). Si no se consigue un estado aceptable en cada una de estas áreas, será complicado conseguir el objetivo. 

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