La época en la que los alimentos basados en plantas y sustitutivos de la carne sonaban exóticos y oscuros está llegando a su fin. Tofu, seitán, tahini... manjares que antes solo eran familiares para quiénes abrazaban una alimentación y modo de vida vegano o vegetariano, y debían adquirirse en establecimientos especializados, se popularizan para el gran público en las grandes superficies. El último ejemplo es la apuesta de Mercadona por la soja texturizada.

El motivo es la concienciación cada vez mayor de que una dieta saludable y sostenible pasa necesariamente por reducir nuestro consumo de productos de origen animal. Incorporar otros alimentos para tratar de no superar los 100 g diarios de carne se relacionaría con una reducción de la mortalidad prematura general, de las cardiopatías y la hipertensión, de trastornos metabólicos como la diabetes, la hiperglucemia o la obesidad, y también ejercería un efecto protector contra el cáncer.

Son datos que recoge la nutricionista Raquel Bernácer en su libro Lunes sin carne [Vergara], donde destaca también que, si nos alimentásemos según el patrón de la Dieta Mediterránea tradicional en lugar del modo 'occidental' rico en grasas y azúcares, el ahorro en emisiones de efecto invernadero sería de un 72%. Cada español consume más de 46 kilos de carne al año, 126,5 gramos de media al día, con un coste del 20% del presupuesto familiar, y hacerle hueco a nuevos productos vegetales incrementaría el aporte de nutrientes como la fibra, las vitaminas y los oligoelementos que necesitamos.

Pero, ¿qué es la soja texturizada? Bernácer también lo explica: "A la proteína de soja texturizada algunos la llaman «carne de soja» y se trata de harina de soja desgrasada, subproducto de la extracción del aceite de soja. Es muy rica en proteína (casi un 50% la conforman proteínas en las variantes secas) y también en fibra (20%). Contiene poca grasa y pocos hidratos de carbono, lo que la hace una buena candidata para sustituir la carne. Es una proteína de buena calidad, muy barata y bastante popular en alimentación vegetariana y vegana".

Según el portal de información nutricional independiente Open Food Facts, 100 gramos de Soja Texturizada fina marca Hacendado aportan 1380 kj, más de la mitad del aporte calórico que podría requerir un adulto en circunstancias normales. A cambio, se obtienen unos escasísimos 1,3 gramos de grasas por 51 g de proteína -la mitad del total, como adelantaba la nutricionista- y 15 de fibra. La soja de gránulo fino es el único ingrediente del producto, lo que garantiza que se trata de un producto mínimamente procesado.

¿Y como se utiliza? Una forma muy habitual es en rellenos y salsas que utilizarían la carne. La propia Mercadona propone recetas como pastas, burritos, albóndigas o berenjenas rellenas junto con otras verduras, ya que de este modo se conservan sabores a los que estamos más acostumbrados. En su libro, Bernácer propone incluso una receta de hamburguesa de soja texturizada, aprovechando la facilidad que tiene para amalgamarse una vez preparada. Debe cocinarse, eso sí, en un caldo de verduras, porque de lo contrario resultará insípida al gusto.  

De cara al futuro, puede que veamos este nuevo producto en otros formatos que contribuirán a ofrecer alternativas a, por ejemplo, los filetes o la pechuga de pollo. "En los últimos años, ha aparecido en el mercado una variante de proteína de soja texturizada húmeda a la que se le da una forma, apariencia y textura que recuerda a la carne de pollo; se vende condimentada o al natural. En este caso, la caducidad es más corta y viene indicada en el envase. No precisa hidratación y se cocina directamente en la sartén".

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