• 1 de 7

    ¿Por qué no?

    La dieta mediterránea es uno de los grandes tesoros de la cultura de España. Junto con el japonés, este tipo de alimentación es uno de los que más se asocia a la longevidad. Sin embargo, con el paso del tiempo se han ido deteriorando algunas de nuestras sanas costumbres y somos reacios a cambiar. La pandemia de obesidad en todo el mundo también afecta a los españoles y, para evitarla, debemos adoptar estilos de vida saludables.

    No siempre es fácil. Los horarios laborales, la vida social y otros reclamos del día a día nos mantienen muchas veces alejados de la cocina. Sabemos que debemos consumir más legumbres, más pescado azul, más frutas y verduras, pero no encontramos el momento. Pues bien, existe gente de mentalidad abierta que ha decidido que las convenciones sociales no van a detenerles. 

    Cenar legumbres o desayunar pescado son actividades que la mayoría de nosotros rechazamos de primeras y, sin embargo, pueden ayudarnos a ganar en salud. Tanto las legumbres como el pescado graso son alimentos propios de la dieta mediterránea y, en realidad, es más importante consumirlos que el momento en el que lo hacemos. En EL ESPAÑOL revisamos cinco hábitos nutricionales muy extraños y que, sin embargo, son saludables.

  • 2 de 7

    Cenar lentejas

    Las típicas lentejas españolas son una receta fuerte. Todos podemos visualizarlas como un plato espeso, con grandes trozos de patata y su contundente ración de mondongo. Por supuesto, estas lentejas no son una buena idea para comer pocas horas antes de meternos en la cama a dormir. Sin embargo, esta legumbre es mucho más versátil y encaja en otras recetas más amables para la digestión.

    Por ejemplo, las lentejas cocidas pueden servir para hacer una ensalada en verano con verduras o pueden juntarse con un poco de arroz. También podemos hacer la receta clásica de lentejas estofadas, pero sustrayendo los embutidos e incorporando vegetales menos pesados, como el puerro y la zanahoria. Las lentejas son una fuente muy importante de proteínas vegetales y contienen una amplia variedad de nutrientes y vitaminas.

  • 3 de 7

    Desayunar garbanzos

    Las legumbres no sólo son una buena opción para una cena, sino que los desayunos también pueden incorporarlas. Acostumbrados como estamos a desayunar un café con magdalenas o con galletas, puede que esta propuesta nos resulte extraña. Sin embargo, los garbanzos pueden ser un alimento muy saludable para comenzar el día.

    Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), son fuente de proteínas, fibra y una larga lista de micronutrientes: calcio, potasio, hierro, fósforo, magnesio, folatos, niacina, vitaminas B6 y E. Al igual que pasa con las lentejas, los garbanzos cuentan con otras elaboraciones menos pesadas como el hummus. La dietista-nutricionista Raquel Bernácer incluye en su libro Aprende a desayunar algunas recetas con este puré de garbanzos.

  • 4 de 7

    Sardinas de buena mañana

    Incorporar sardinas en la hora del desayuno también es una sugerencia de Bernácer. Tras publicar su libro, la nutricionista participó en un vídeo de El Comidista en el que explicaba qué es lo que hacíamos mal los españoles a la hora de desayunar. Poco tiempo después el vídeo se hacía viral cuando el famoso youtuber Ibai Llanos colgaba su reacción en tono de humor. Lo que más le indignó fue, precisamente, enterarse de que la sardina es un buen desayuno.

    Pero, ¿qué hace tan especial a un producto tan barato? La sardina —también la de lata— es un pescado azul y, por tanto, contiene una buena proporción de grasas cardiosaludables. Además, al tratarse de un pescado de pequeño tamaño al alcanzar la edad adulta contiene muy poco mercurio. Aparte de ácidos grasos omega-3, las sardinas son fuente de proteínas de alta calidad, fósforo, selenio, vitaminas B6, B12, D y riboflavina.

  • 5 de 7

    De comer, espinas

    Las sardinas, tal y como se explica más arriba, son un alimento muy saludable que podemos tomar más a menudo. Lo bueno es que las que se venden en latas son igual de saludables, muy baratas y, además, fáciles de consumir. Por si fuera poco, la sardina en lata guarda un beneficio más que, probablemente, desconozcas: tienen más cantidad de calcio que las sardinas normales.

    ¿Por qué? En este artículo de EL ESPAÑOL se explica que, cuando se conservan estas sardinas, se meten crudas en aceite dentro de la lata y, posteriormente, reciben un tratamiento térmico. Esto hace que el pescado se cocine y, además, buena parte del calcio de las espinas. El calor también hace comestibles estas espinas y, por lo tanto, no hace falta retirarlas: esto supondrá un plus definitivo al aporte total de calcio en las sardinas.

  • 6 de 7

    Huevo duro de aperitivo

    El hambre entre horas es uno de los retos más difíciles a los que se enfrentan quienes quieren cuidar su alimentación. Cuando ruge el estómago y todavía quedan varias horas para comer o cenar, muchos de nosotros recurrimos a alimentos ultraprocesados y que motivan el sobrepeso. Para estas horas, el picoteo saludable más común son los frutos secos o la fruta fresca, pero cada vez hay más personas que optan por un huevo duro.

    Pero, ¿de dónde saco un huevo duro? Muy fácil, debes llevarlo en el bolso o en la mochila. Si te parece algo extraño o, incluso, poco glamuroso, debes saber que Jennifer Aniston, Rita Ora y, en España, Cristina Pedroche, llevan siempre uno o dos encima. Se trata de un picoteo perfecto ya que tiene pocas calorías y aporta una buena cantidad de proteínas, grasas cardiosaludables y micronutrientes.

  • 7 de 7

    Pasta de legumbres

    La pasta es un alimento que consumimos en exceso. Es muy difícil encontrar a alguien a quien no le guste y, además, es muy fácil de preparar. Sin embargo, la pasta que cocinamos normalmente en casa está elaborada con sémola de trigo, un tipo de harina que, como la común, tiene un alto índice glucémico. Esto significa que, tras consumirla, nuestros niveles de azúcar en sangre se disparan y esto tiene como consecuencia ciertos problemas de salud: un mayor riesgo de sobrepeso y la posibilidad de acabar desarrollando resistencia a la insulina.

    Aunque no lo creamos, en el supermercado puede encontrarse pasta hecha con guisantes o con lentejas. Estos productos cuentan con un escaso 3% de azúcares, entre un 7% y un 10% de fibra y un 25% de proteínas. Es decir, su contenido en este último nutriente es muy superior al de la pasta convencional. Eso sí, el precio de la pasta hecha con legumbres es más elevado.