Los probióticos son, esencialmente, organismos vivos que pueden consumirse a través de los alimentos fermentados o bien a través de suplementación artificial. Aunque los estudios acerca de sus beneficios aún están en una fase temprana, y que muchos de los portales web que venden estos productos ensalzan y exageran sus propiedades sin una clara base científica, eso no quiere decir que la evidencia sea inexistente. Como suele suceder, hará falta investigar más.

Mientras tanto, muchos de ellos ya se pueden adquirir en supermercados españoles y forman parte de la alimentación diaria de muchos hogares. 

De momento, de entre lo relativamente poco que se sabe sobre estos microoorganismos, existen algunos beneficios a tener en cuenta, empezando por su potencial para mantener un equilibrio saludable en el microbioma existente en el sistema digestivo. Pero este no es su único beneficio.

Los probióticos incluyen bacterias beneficiosas para la salud, que son en realidad las responsables de los beneficios de estos productos. Se sabe que cuando se produce un desequilibrio en el microbioma y hay un exceso de bacterias perjudiciales en el intestino humano, se pueden producir problemas. Dicho exceso, en consecuencia, desplazará y reducirá el número de individuos de otra familia bacteriana, alterando el equilibrio natural y necesario a nivel intestinal.

De momento la mayoría de los probióticos han demostrado ser seguros para la población general, pero no cualquier probiótico vale. Se necesita ser más específico, y actualmente los estudios están indagando sobre qué tipo de probiótico funcionará mejor en cada tipo de problema.

Probióticos contra la diarrea

Uno de los usos más comunes y conocidos de los probióticos es su capacidad para repoblar el microbioma intestinal tras un episodio de diarrea, reduciendo así la gravedad de las consecuencias. De hecho, sufrir diarrea como efecto adverso tras la toma de antibióticos es relativamente común, y los probióticos pueden paliar esta situación.

Actualmente varios estudios sugieren que los probióticos incluso podrían prevenir la diarrea asociada a los antibióticos, aunque sigue siendo un tema en estudio hoy en día.

Por otro lado, una revisión de 35 estudios sugirió que determinados probióticos podrían reducir la duración de la diarrea infecciosa hasta 25 horas, aunque la efectividad, una vez más, depende del tipo de probiótico y su dosis. Actualmente la regulación en las dosis de los probióticos sigue siendo polémica.

Probióticos y salud mental

Cada vez son más los estudios que relacionan una correcta salud intestinal con un adecuado estado de ánimo y una buena salud mental en general. Tanto en estudios animales como en humanos, la suplementación con probióticos sugeriría mejoras en los trastornos de salud mental.

Por ejemplo, una revisión de 15 estudios realizados en humanos, donde se usaron cepas de Bifidobacterium y Lactobacillus durante 1-2 meses, sugirió que la suplementación podría mejorar la ansiedad, la depresión, la sintomatología asociada al autismo, los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo e incluso la memoria. Pero, puntualizamos, se trata de mejoras de síntomas, y no de un tratamiento curativo como tal.

Por otro lado, un pequeño ensayo clínico con 70 trabajadores de la industria química, en el cual se consumía 100 gramos de yogur probiótico cada día durante 6 semanas, se objetivó una mejora en la salud general y los síntomas de depresión, ansiedad y estrés.

Probióticos y salud cardiovascular

En cuanto a la salud cardiometabólica se refiere, algunos probióticos también se han relacionado con mejoras en los niveles de colesterol LDL o "colesterol malo" y la presión arterial.

Por una parte, algunos tipos de bacterias productoras de ácido láctico parecen reducir los niveles de colesterol al descomponer la bilis en el intestino, evitando que se reabsorba y bloqueando así también el retorno de cierta cantidad de colesterol de nuevo al torrente sanguíneo, según los investigadores.

Por ejemplo, una revisión de 5 estudios sugirió que tomar un yogur probiótico al día durante 2-8 semanas podría reducir el colesterol total un 4% y el colesterol LDL o "colesterol malo" un 5%.

Por otro lado, la toma de probióticos también tiene cierto efecto en la presión arterial, como sugirió otra revisión de 9 estudios, aunque modesta. Para obtener beneficios, se requeriría una toma de probióticos continuada durante más de 8 semanas, y en una dosis elevada, por lo que es poco rentable.

Probióticos y dermatología

Respecto a las alergias y las lesiones dérmicas asociadas, como los eccemas, comunes en niños y bebés, los probióticos también tienen cierto potencial.

Por un lado, un estudio sugirió que los síntomas del eccema en lactantes (lesiones en la piel, picor) serían menos severos al usar leche suplementada con probióticos en comparación a la leche sin probióticos.

Por otro lado, otro trabajo analizó el riesgo de eccema en hijos de mujeres que tomaron probióticos durante el embarazo, detectando que estos niños tendrían hasta un 83% menos de riesgo de sufrir eccema en sus dos primeros años de vida.

Sin embargo, a pesar de estos hallazgos, la relación entre probióticos y menor riesgo de eccema o alergia sigue siendo débil, y se necesita más investigación al respecto.

Probióticos y dolencias digestivas

Se estima que, solo en España, hasta 300.000 individuos sufren algún tipo de enfermedad inflamatoria intestinal. Pero ciertas cepas de probióticos, como Bifidobacterium y Lactobacillus, podrían mejorar sus síntomas, como es el caso de la colitis ulcerosa leve.

Por su parte, la suplementación con E. coli Nissie ha llegado a demostrar ser tan efectivo como algunos medicamentos para mantener la remisión en personas con colitis ulcerosa. Por desgracia, los probióticos parecen tener pocos efectos en los síntomas de la enfermedad de Crohn.

Finalmente, algunas investigaciones preliminares sugieren que los probióticos sí podrían ayudar en otros trastornos intestinales, como el síndrome del intestino irritable.

Probióticos y sistema inmune

Algunos tipos de probióticos también parecen tener cierto papel en la estimulación del sistema inmune, además de ser capaces de inhibir el crecimiento de determinadas bacterias intestinales perjudiciales.

Por un lado, algunos probióticos aumentan la producción de anticuerpos naturales del cuerpo, además de estimular a las células inmunes productoras de IgA (un tipo de anticuerpo), los linfocitos T o las conocidas como células natural-killer.

Por otro lado, una revisión de estudios sugirió que tomar probióticos reduciría la probabilidad y duración de las infecciones respiratorias, aunque la calidad de esta evidencia fue baja.

Finalmente, el probiótico Lactobacillus crispatus habría demostrado poder reducir el riesgo de infección urinaria en mujeres hasta un 50%.

Probióticos y pérdida de peso

Finalmente, los probióticos han demostrado potenciar la pérdida de peso mediante diferentes mecanismos. Un ejemplo sería impedir la absorción de grasas a nivel intestinal, excretándola a través de las heces en lugar de almacenándose a nivel corporal.

El kéfir es uno de esos alimentos con propiedades probióticas que se ha puesto de moda en España tras la divulgación de las dietas keto y paleo que, aunque con evidencia científica cuestionable, son seguidas por miles de personas. 

Los probióticos pueden potenciar la sensación de saciedad y llenado gástrico, además de potenciar la quema de calorías y reducir el almacenaje de grasas, mediante el aumento de los niveles de algunas hormonas como la GLP-1.

Así mismo, algunas cepas pueden ayudar directamente con la pérdida de peso. Un ejemplo es el estudio donde un grupo de mujeres tomó Lactobacillus rhamnosus durante 3 meses, llegando a perder hasta un 50% más de peso que el grupo de mujeres que no tomó tal probiótico.

En otro estudio, el Lactobacillus gasseri, suplementado durante 12 semanas, logró una reducción del 8.5% de la grasa abdominal. Aún así, se necesita investigar más sobre el tema, dado que algunos probióticos pueden incluso dar lugar a un aumento de peso.

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