Las ensaladas envasadas se han convertido en uno de los productos más populares del supermercado. La preocupación que existe entre los españoles por llevar una alimentación saludable y el poco tiempo del que disponen muchas personas para ponerse a cocinar (sí, incluso una ensalada) ha hecho que este tipo de productos de cuarta gama vivan actualmente un boom. De hecho, según el último Informe de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la ensalada verde es el plato más consumido en nuestro país, por encima de la pizza o la ensalada de tomate.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realiza periódicamente análisis nutricionales de los alimentos que podemos encontrar en los supermercados. Lo ha hecho con el gazpacho, con la tortilla de patatas o con los filetes de pollo, entre otros. Hace unas semanas hizo lo propio con las ensaladas. Los resultados del trabajo realizado por los especialistas de la organización arrojan unos datos sorprendentes: de las 22 variedades analizadas, sólo cuatro eran totalmente saludables

"Entre las 22 ensaladas analizadas por la OCU, sólo cuatro obtienen una A, la máxima puntuación de Nutriscore, que valora tanto los aportes nutricionales saludables y necesarios en nuestra dieta (frutas y verduras, fibra y proteínas), como los que hay que evitar consumir en exceso: calorías, grasas saturadas, azúcares y sal por 100 gramos o mililitros del producto", afirma la organización en un comunicado. Muchas de ensaladas se convierten en un producto poco recomendable debido a ingredientes como el jamón york, el pollo rebozado o las salsas que incluyen, que acaban pervirtiendo el resultado final de un producto a priori saludable.

Así, para no perdernos entre reclamos marketinianos como "óptima", "light", "deluxe" o "delicious", la OCU ofrece unas claves para saber elegir la ensalada envasada perfecta o, al menos, la ensalada más saludable y completa de entre la gran variedad que podemos encontrar en los establecimientos. Son cinco: fijarnos en el porcentaje y el tipo de ingredientes con los que ha sido elaborada, en la calidad de los mismos, en la energía que aporta cada ración, en la cantidad que incluye el envase, y en el precio. 

Según explica la organización, para elegir una buena ensalada, la primera de las claves es prestar atención a la etiqueta y observar el orden y el tipo de ingredientes que aparecen en ella. Los que estén en mayor cantidad aparecerán los primeros. Así, lo ideal es que la lechuga, los tomates o la rúcula, la materia prima que debe integrar toda ensalada, se encuentren en las primeras posiciones. "A veces los que figuran en la denominación no son los más abundantes: preste atención al porcentaje que debe indicarse entre paréntesis", apunta la OCU. Si, por el contrario, lo primero que aparece es la salsa, estaremos casi con toda seguridad ante un producto insano.

Elegir calorías sanas

La OCU también advierte de que es importante fijarse en la energía que aportan estas ensaladas y en el peso del envase. La mayoría de ellas no llegan siquiera a las 700 kilocalorías que debe suponer una comida completa si tenemos en cuenta las alrededor de 2.000 kilocalorías diarias que necesita un adulto. Pero ojo, porque las más calóricas suelen ser también las menos sanas debido a las salsas o a la carne rebozada que incorporan. "El aliño que incluyen estas ensaladas influye en el aporte nutricional final, pero también la calidad y la cantidad del resto de ingredientes, como la pasta, el atún, el pollo o el queso", señala.

Así, no es de extrañar que la peor ensalada del supermercado según la OCU, la Edulis César con pollo y queso, sea también la que tiene un mayor aporte (550 kilocalorías). Resulta imprescindible, por lo tanto, tal y como indica la OCU, fijarse en la calidad de sus ingredientes. "No es lo mismo que una ensalada contenga pollo asado, bacon o fiambre de pavo". Es decir, cuanta más variedad de verduras, hortalizas y alimentos saludables contenga, mejor. 

Los especialistas también señalan el peso del envase como otro de los factores a tener en cuenta. "El peso del envase, es decir, el tamaño de la ración hay que tenerlo muy en cuenta porque influye en dos factores: el aporte de nutrientes y la comparación de los precios, pues algunos productos pueden parecer más baratos cuando en realidad son sólo más pequeños". Un aspecto éste que está directamente relacionado con la cantidad de plástico de estos productos. "¿Hace falta tanto espacio libre en la parte superior y varios separadores? ¿Hay que incluir siempre un tenedor que se podría distribuir en la tienda para quien lo necesite?", se pregunta la OCU.

En cualquier caso, la organización recomienda sacar un poco de tiempo y comprar los ingredientes por separado. Los motivos son dos: el primero de ellos es que, de esta forma estaremos ahorrando en plástico; el segundo, que al final el precios será mucho más barato y nuestro bolsillo acabará notándolo. "Si puede hacerla en casa, mejor: sale más barata y reduce el impacto medioambiental derivado del uso de plásticos en sus envases, que supone entre un 10 y un 15% del peso del producto".

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