Sobre el desayuno se han desmontado muchos mitos. Por ejemplo que no es la comida más importante del día y que no ayuda a adelgazar. Pero estas creencias erróneas aún permanecen en el imaginario colectivo. Otra de ellas es aquella de tomar un buen puñado de azúcar por la mañana para que funcione bien el cerebro. 

Estas ideas falsas, que la industria alimentaria potencia, han sobrecargado el desayuno de calorías y alimentos ultraprocesados que perjudican la salud y favorecen el sobrepeso. Este último es uno de los problemas de salud pública más preocupantes del siglo XXI. En España se calcula que el 17% de la población es obesa.

A esto se suma, según apunta Monique Tello, médica en el Hospital General de Massachusetts e instructora clínica en la Escuela de Medicina de Harvard, aquello que el marketing nos dice que es un desayuno equilibrado: 

"La imagen es la de un gran tazón de cereales y algunas fresas decorativas en la parte superior, con un vaso alto de zumo de naranja. Tenemos la idea de que necesitamos el calcio de la leche, la vitamina C de ese jugo y los hidratos de carbono del cereal para obtener energía. Pero, ¿realmente lo necesitamos?", cuestiona. 

Su respuesta es tajante. Desayunar así puede estar bien de vez en cuando, pero si se hace con frecuencia pasará factura a la salud, de una forma u otra. 

"Para las células de tu cuerpo, un tazón de cereales, una tostada o un muffin no son diferentes a un postre. Los hidratos de carbono y azúcares procesados hacen que aumenten los niveles de azúcar en sangre y la insulina. La insulina introduce fácilmente todo ese azúcar en las células grasas, donde se convierte en energía almacenada, también conocida como grasa corporal", explica esta experta en hábitos saludables. 

Entonces ... ¿qué se debería desayunar?

Según la doctora, también autora de la guía Hábitos saludables para su corazón, un desayuno sano debería incluir: frutas y verduras, granos enteros (sin procesar), como arroz integral o avena integral, frutos secos y proteínas y grasas saludables, como por ejemplo un yogur sin azúcar. 

Pero, cuidado, la fruta no debe ser una especie de toque decorativo. En un desayuno sano la fruta debe representar la mayor parte de esta comida. Este alimento contiene fibra y azúcares vegetales en su forma natural. A esto se suma la grasa saludable de las nueces y las proteínas del yogur. 

"Un yogur nos hará sentir saciados por más tiempo. No obtendremos el pico de insulina que desencadena los retortijones de hambre (a diferencia de cuando comemos hidratos de carbono procesados)", explica Tello.

Para los que quieran dar un paso más y dejar a un lado los lácteos, la doctora apunta que se puede obtener calcio y otras vitaminas de las verduras de hoja verde y de otras verduras.

Como conclusión, según explicó a EL ESPAÑOL Daniel Ursúa, dietista-nutricionista, divulgador y autor de Nutrihabits,  "lo más importante (a la hora de desayunar) es controlar que esa ingesta sea saludable y tenga sentido dentro del resto de comidas del día". Según este experto es clave dejar de pensar en el desayuno como en una comida aislada del resto. 

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