La soja ha pasado de ser considerada casi una extravagancia culinaria a ser un producto con el que están familiarizados muchos españoles. Si el tofu era hasta ahora la única alternativa al queso para los veganos, ahora es un plato escogido en muchos restaurantes japoneses, no sólo porque nos hemos acostumbrado a sus peculiares textura y sabor, sino porque cada vez se conocen más beneficios de estos productos de soja fermentada para la salud. 

Uno de los ejemplos más recientes es el descubrimiento de que la introducción de proteínas vegetales en la dieta reduciría el colesterol y hasta un 30% el riesgo de sufrir dolencias cardiovasculares. ¿Adivinan un producto rico en este tipo de macronutriente? Correcto: los derivados de soja como el tofu y el miso. 

Ahora un nuevo estudio ve la apuesta y sube todavía más. El trabajo, publicado en la revista The BMJ, asocia el consumo elevado de este tipo de alimentos a un menor riesgo de muerte.

Los propios autores piden, no obstante, cierta cautela ante los resultados del estudio ya que, advierten, pueden estar afectados por factores que no hayan sido tenidos en cuenta en el mismo. 

Este tipo de alimentos han sido tradicionalmente muy consumidos en Japón e incluye los llamados natto o granos de soja fermentados, el miso, lo mismo pero fermentado con otro tipo de bacteria y el tofu, el famoso requesón a base de granos de soja. Pero su presencia en España y otros países occidentales ha dejado de ser anecdótica, copando ya no sólo las cartas de los restaurantes asiáticos sino también estantes enteros de supermercados. 

Aunque ya se conocían los principales beneficios para la salud de la soja fermentada, hasta ahora nadie había estudiado la asociación de su consumo con la mortalidad por todas las causas y por razones específicas, lo que se propusieron hacer los investigadores del Japan Public Health Center-based Prospective Study Group. 

Para llegar a sus conclusiones, estudiaron a 42.750 hombres y 50.165 mujeres de entre 45 y 74 años, que a su vez formaban parte de un gran estudio epidemiológico llevado a cabo con pacientes de 11 centros de salud del país. 

Los participantes rellenaron un detallado cuestionario sobre sus hábitos dietéticos, su estilo de vida y su estado de salud general. Se identificaron las muertes producidas durante 15 años y las causas de las mismas. 

Los investigadores descubrieron que el consumo elevado de natto y miso se asociaba a un riesgo significativamente más bajo -de un 10%- de mortalidad or todas las causas, beneficios que no eran extensibles a todos los productos de soja

Además, también se vio que los hombres y mujeres que comían más natto tenían un menor riesgo de mortalidad cardiovascular, aunque no se asociaba a un menor riesgo de cáncer. 

Los autores señalan que los productos de soja fermentada son más ricos en fibra potasio y componentes bioactivos que la soja no fermentada, lo que ayudaría a explicar las asociaciones observadas. 

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