El legendario Popeye, protagonista de tiras cómicas y dibujos animados desde su creación en el año 1929, tenía cierta razón cuando publicitaba el consumo de espinacas como forma de mejorar el rendimiento físico y aumentar la masa muscular. Aunque sus desproporcionados antebrazos respecto al resto de su anatomía continúan siendo un misterio para la ciencia.

Sin embargo, sí es cierto que las espinacas pueden estimular el crecimiento muscular e incluso llegar a catalogarse como dopaje. Así lo apunta un estudio llevado a cabo por investigadores alemanes y que acaba de ser publicado en la revista Archives of Toxicology.

La hormona en cuestión que provoca el crecimiento muscular se llama ecdysterona, un esteroide natural presente tanto en espinacas como en otras plantas, y que desde la década de 1980 se ha usado en suplementación deportiva como forma de aumentar el crecimiento muscular. Durante años, su efecto como suplemento no ha sido muy significativo. Sin embargo, algunos estudios recientes sí han sugerido que dicha suplementación podría tener efectos, al menos en ratas, como forma de estimular el crecimiento muscular.

En este nuevo trabajo, los investigadores han probado el suplemento en 46 hombres jóvenes, seis de los cuales abandonaron la investigación más adelante. Todos ellos siguieron el mismo programa de entrenamiento de fuerza, pero se dividieron en tres grupos: un grupo tomó ecdysterona, el otro grupo un placebo y el tercer grupo nada. Todos ellos habían entrenado durante al menos un año con barras, y podían realizar sin problemas ejercicios básicos de fuerza como sentadillas, peso muerto o press de banca.

El programa de entrenamiento duró 10 semanas, durante las cuales se sospechaba que existiría un aumento de rendimiento, pero no de forma tan significativa como acabó ocurriendo. Según sus resultados, el grupo de individuos que se suplementó con una cantidad de entre 200 y 800 miligramos de ecdysterona llegó a aumentar entre 1,5 y 2 kilos su masa muscular; y todos mejoraron su rendimiento en press de banca a una repetición con fuerza total o 1 RM.

Por ello, los investigadores han recomendado a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que incluya este suplemento en su lista de potenciales sustancias dopantes, dado que sí parece funcionar, y sería una ventaja injusta si se consume creyendo que su efecto es escaso.

Limitaciones del estudio

Cabe destacar que, como sucede con muchas sustancias dopantes o susceptibles de ser usadas como medicamentos, para lograr su consumo de forma natural se debería consumir una cantidad ingente de vegetales, al menos en este caso.

Para consumir los 800 miligramos de ecdysterona usados en el estudio, de golpe, se debería comer hasta 6,5 kilogramos de espinacas. Por ello, es realmente complicado llegar a la dosis de suplementación necesaria de forma natural. Al menos en el estudio no se mostraron signos de toxicidad hepática o renal, pero la Agencia Mundial Antidopaje debería cuadrar la cantidad exacta a partir de la cual esta sustancia podría considerarse como dopaje, si en algún momento acaba en la lista.

Por otro lado, la muestra utilizada en el estudio fue muy pequeña, llegando solo a 40 participantes al final del estudio, todos ellos hombres ya entrenados. No se sabe si en mujeres existirían los mismos efectos, ni si existiría efecto alguno en individuos no entrados. Así mismo, aunque los investigadores se aseguraron de que la suplementación carecía de otras sustancias anabolizantes asociadas, el estudio no tuvo en cuenta la dieta que seguía cada uno de los participantes en particular, otro factor importante a tener en cuenta.

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