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    Veranos de desparrame.

    No nos engañemos: el verano es época de descanso, pero también de desparrame. Lo saben en Sebastopol. Que si un heladito por aquí. Que si una cervecita por allá. Que si ahora unas marineras en el chiringuito de la playa. Que si luego salimos a cenar al italiano ése tan guay que hay en el paseo marítimo. Que si para acabar un mojito. Y “la última y nos vamos”. Y así llega el mes de septiembre y nos encontramos que hemos engordado dos, tres y hasta cuatro kilos casi sin darnos cuenta. 

    Pero, ¿realmente es posible pasar el verano sin ganar peso? Spoiler: sí. Es más, ricemos el rizo: ¿es posible cometer algún que otro exceso sin que repercuta en nuestra cintura abdominal? Otra vez: sí. Ahora, una cosa es ‘pecar’ en momentos puntuales y otra muy distinta dejarse por completo durante el tiempo que duran las vacaciones. Tal y como ya explicamos, el factor más importante a la hora de perder peso y no volver a recuperarlo no es otro que la adherencia.

    Aun así, hay una serie de ‘trucos’ que podemos aplicar durante el estío para que la cosa no se nos vaya de las manos.

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    Prioriza el consumo de frutas y verduras.

    En realidad, priorizar el consumo de frutas y verduras ha de ser una prioridad -valga la redundancia- en nuestro día a día. Según el Plato para Comer Saludable de Harvard, estos alimentos deberían ocupar la mitad de cada una de nuestras comidas. "Incorporar las frutas y verduras a la dieta diaria puede reducir el riesgo de algunas enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías y determinados tipos de cáncer", señala la Organización Muncial de la Salud (OMS)

    Pero las bondades de la fruta y la verdura no tienen que ver sólo con la prevención de enfermedades no transmisibles. Al ser alimentos ricos en fibra, poseen un alto poder saciante que evita que sigamos comiendo otro tipo de opciones superfluas y perjudiciales como son, por ejemplo, los alimentos ultraprocesados. "Existen algunos datos que indican que cuando se consumen [frutas y verduras] como parte de una dieta saludable baja en grasas, azúcares y sal (o sodio), las frutas y verduras también pueden contribuir a prevenir el aumento de peso y reducir el riesgo de obesidad", explica la OMS.

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    Cuidado con los aperitivos.

    La playa da hambre. O eso dice la creencia popular. Resulta de lo más habitual que, junto con la sombrilla, las esterillas y demás bártulos veraniegos, nos llevemos algo para picar antes de la comida o de la cena. Seamos sinceros: el 80% de las veces estos picoteos los integran una bolsa de patatas fritas, un mix de frutos secos fritos cargaditos de sal, o zumos varios. Estos productos no sólo no sacian nuestro apetito, sino que pueden llegar a fomentarlo. ¿Qué alternativas hay? Por muy loco que nos parezca, existe una amplia variedad de alimentos saludables que podemos utilizar a modo de ‘snacks’

    y que no sólo conseguirán aportar una gran cantidad de fibra a nuestra dieta, sino que evitarán que comamos en exceso llegada la hora de la comida principal. Los frutos secos (crudos), un tupper con fruta cortada, unas olivas y hasta unos edamames pueden representar una opción más que digna. 

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    No te pases con el alcohol.

    El alcohol, aunque sea en pocas cantidades, ya sea una cañita o una copita de vino, perjudica la salud. Así lo señaló la OMS en un extenso documento titulado Alcohol in the European Union. Consumption, harm and policy approaches. En el mismo se señalaba que “aunque se ha encontrado un pequeño efecto protector entre el consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades isquémicas, su consumo ha de considerarse como enormemente tóxico para el sistema cardiovascular”. 

    El alcohol, además, engorda. Tal y como contamos en este artículo, un gramo de etanol aporta a nuestra dieta 7 kilocalorías de media. Por lo tanto, cuanto mayor es el volumen de alcohol de una bebida, mayor es su aporte calórico a nuestra dieta. Si tenemos en cuenta que en España consumimos el alcohol destilado mezclándolo con refrescos, el número de calorías se dispara. Así, bebidas como la ginebra, el whisky, el ron o el vodka rondan las 250 kilocalorías por cada 100 mililitros. 

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    No dejes para septiembre lo que puedas hacer hoy.

    Tan importante como intentar mantener una buena alimentación es realizar ejercicio físico. Lo ideal sería mantener la misma frecuencia e intensidad que durante el resto del año. Tal y como explicó el dietista-nutricionista Daniel Ursúa en otro artículo de EL ESPAÑOL, "diversos estudios han demostrado que la combinación de ambas cosas [dieta y ejercicio físico] es lo que más éxito tiene en cuanto a la pérdida de peso". 

    Pero, seamos realistas, mantener el mismo ritmo e intensidad es difícil. ¿Entonces? Muévete, al menos, en la medida que recomienda la OMS para obtener beneficios para la salud: "150 minutos semanales de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana".