El océano está enfermo y muestra signos de desplome. A menos que se reduzcan urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero, la mayor parte de la vida en el océano y los miles de millones de personas que dependen de él se enfrentan a un futuro desastroso. Pero no está todo perdido. El océano no es solo una víctima del cambio climático, también puede convertirse en una poderosa fuente de soluciones para combatir esta crisis global.

Según un estudio reciente, El océano como solución para el cambio climático: cinco oportunidades para la acción, abre la puerta a la esperanza. Este documento, elaborado por un grupo de expertos del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible, señala que el papel del océano en la reducción de la huella de carbono podría ser mayor de lo que se había pensado hasta ahora. 

Los expertos propone el incremento de la energía renovable oceánica (por ejemplo, mareas, olas y viento en alta mar), descarbonizar el transporte marítimo nacional e internacional de pasajeros y mercancías. Además, sugieren aumentar la protección y recuperación de los ecosistemas de carbono azul -manglares, praderas marinas y marismas- y utilizar fuentes de proteínas bajas en carbono procedentes del océano, tales como mariscos y algas, para ayudar a alimentar a poblaciones futuras de modo saludable y sostenible.

Así, desde los océanos se "podría generar una quinta parte (21%) de los recortes de las emisiones necesarias para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5°C", el objetivo fijado en el Acuerdo de París. "Reducciones de esta magnitud son mayores que las emisiones anuales de todas las centrales eléctricas de combustión de carbón existentes en todo el mundo". No hay duda de que se trata de un objetivo muy ambicioso, pero necesario, según valora un grupo de expertos sobre este informe en la revista Science.

El siguiente paso corresponde a políticos, empresas e inversiones. Por ahora, tras el rapapolvo de la joven activista Greta Thunberg el lunes en la cumbre del clima de Nueva York, casi 80 países se han comprometido a revisar sus planes de acción para reducir los gases de efecto invernadero, con el objetivo de que el incremento de la temperatura se quede al menos por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales.

Según la ONU, se necesita que los esfuerzos aumenten entre tres y cinco veces para cumplir la meta de 1,5 grados. Si no se consigue, los expertos coinciden en que los efectos serán devastadores. La mala noticia, si cabe, es que uno de los países más contaminantes del mundo, como EEUU, abandonó el Acuerdo de París en 2017 y vista la actitud de Donald Trump durante la actual Cumbre para la Acción Climática, no parece que vaya a volver a firmarlo.

Así, mientras los estados se deciden a tomar partido para asegurar la supervivencia de los servicios oceánicos, conviene no perder de vista las amenazas que el cambio climático plantea sobre el mar, que está empezando a desmoronarse bajo una infinidad de factores de presión innecesarios. Van desde la sobrepesca a la contaminación, a lo que suma el colapso climático (el más grave), que provoca acidificación, sobrecalentamiento y desoxigenación. Estos tres factores han concurrido en todos los eventos de extinción masiva a lo largo de la historia de la Tierra; los tres están activos ahora en el océano.

Por tanto, aunque se emprendan acciones inmediatas para frenar el aumento de la temperatura y recortar las emisiones de dióxido de carbono, los servicios que presta el océano al planeta podrían seguir estando en peligro. Por eso resulta tan importante controlar todos los factores adicionales que presionan al mar, como la sobrepesca y la contaminación, así como la destrucción de hábitats, ecosistemas y biodiversidad, medidas esenciales que están a nuestro alcance.

Los expertos coinciden en que abordar el problema del colapso climático y contener el calentamiento a 1,5ºC (o lo más cerca posible a esa cifra) es esencial para la supervivencia de los servicios ecosistémicos del océano. Con este fin, todos los Estados tienen que comprometerse con planes nuevos y más ambiciosos en 2020.

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