Es uno de los hitos científicos del año en la Universidad de Harvard, una ceremonia que congrega en el templo del saber estadounidense a investigadores de todos los países que esperan recibir un galardón que comparte nombre con el más codiciado por cualquiera: el premio Nobel. 

Pero el evento que se celebró este jueves por la noche en Harvard reparte otro tipo de reconocimiento, que preceden la palabra mágica por dos letras: Ig. Los Ig Nobel se establecieron en 1991, para destacar los estudios -hechos con todo tipo de garantías científicas- que primero hacen sonreír y después pensar. 

Pero algo que empezó como una especie de broma se ha acabado convirtiendo en un evento científico destacable, como lo demuestra el hecho de que tres auténticos premios Nobel presentaran la ceremonia de esta semana: Eric Maskin (Economía, 2007), Oliver Hart (Economía, 2016) y Roy Glauber (Física, 2005). 

Como en los galardones suecos, los Ig Nobel están divididos en categorías. Este año, hubo 10 y por primera vez se dedicó una a la Obstetricia. Los ganadores fueron precisamente unos investigadores españoles del Instituto Marquès de Reproducción Asistida, por demostrar que un feto humano responde mejor a la música cuando ésta se reproduce en un dispositivo que se inserta dentro de la vagina que si la escucha desde la barriga de la madre. 

El hito español

No es la primera vez que España es reconocida con un Ig Nobel, pero lo de esta edición es excepcional. Hasta ahora, nuestro país había recibido seis premios, pero en 2017 ha ganado simultáneamente en tres categorías, aunque en dos de ellas comparte premio con otros países. 

Además de en Obstetricia, España es nombrada como ganadora del premio en la categoría de Nutrición. Junto con Brasil y Canadá, nuestro país ha participado en la primera evidencia científica de que los murciélagos vampiros se alimentan de sangre humana.  

También sale el nombre patrio en el premio a la categoría de Cognición, que demuestra que muchos gemelos idénticos no se pueden diferenciar en una fotografía. 

Los premiados más curiosos

En los Ig Nobel de este año se han reconocido estudios francamente curiosos, como el trabajo británico que demuestra que a los viejos les crecen las orejas o el australiano que deja claro que, si uno disfruta sujetando a un cocodrilo, será más proclive a gastar más dinero a gastar en las tragaperras que si les tiene miedo. 

Aunque los organizadores no cubren los gastos de desplazamiento para recoger el premio, que no cuenta con cuantía económica,  muchos de los premiados -entre ellos tres de los españoles- viajaron a Boston a la ceremonia. 

Allí, pudieron escuchar de primera mano la ya mítica frase con la que se despide su creador desde hace 27 años: "Si usted no ganó un IG Nobel esta noche -y especialmente si lo hizo- que tenga más suerte el año que viene". 

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