La enfermedad de Parkinson, caracterizada por síntomas como la rigidez corporal, temblores e incluso alteraciones del comportamiento y la memoria que la asemejan al alzhéimer, es uno de los trastornos neurodegenerativos más extendido del siglo XXI. Tristemente, carece de cura.

Hace 50 años, como demuestran algunos vídeosGeorge Cotzias empezó a tratar la enfermedad con derivados de la dopamina, la molécula cerebral cuya carencia provoca el párkinson. Sin embargo, dicha terapia solo disminuye los síntomas sin llegar a solucionar el problema.

Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por Jun Takahashi y sus compañeros de la Universidad de Kyoto (Japón) podría marcar un antes y un después en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson gracias a un innovador tratamiento con células madre.

Reparar lo que la enfermedad destruye

Según se ha publicado en la revista Nature, Takahashi y su equipo han logrado restaurar las funciones nerviosas en un grupo de monos enfermos de párkinson gracias al uso de células madre pluripotenciales humanas (iPSCs), que pueden reprogramarse y crecer en función de las necesidades.

En este caso, los investigadores reprogramaron este tipo de células para que se convirtieran en neuronas dopaminérgicas, precisamente el grupo de neuronas que se sabe que fallan o dejan de funcionar en la enfermedad de Parkinson.

Según comenta este grupo de científicos, sus exitosos resultados indican que este nuevo enfoque podría servir para tratar a pacientes humanos, aunque serían necesarios más estudios al respecto para comprobar su seguridad, pues otras investigaciones han sugerido que las células madre tendrían algún tipo de participación en el desarrollo del cáncer.

Las células dopaminérgicas en el párkinson

Por otro lado, no son pocos los estudios que han demostrado el potencial de las iPSC humanas, de permitir tratar la osteoporosis o la ceguera hasta mejorar las consecuencias de un ictus. En este caso, Takahashi y su equipo defienden su uso como una terapia celular de reemplazo de las células nerviosas dañadas por el párkinson, o más específicamente las neuronas dopaminérgicas.

Asimismo, afirman que este sería el primer estudio a largo plazo que evalúa la seguridad y funcionalidad del uso de este tipo de terapia celular en monos, en los cuales las células madre derivadas de humanos demostraron una buena supervivencia a largo plazo. En el estudio, dichas células no dieron lugar a ningún tumor cerebral en dos años, ni provocaron graves respuestas inmunes, tan solo una respuesta inmune leve.

Finalmente, los investigadores destacan que el número de neuronas dopaminérgicas que sobrevivieron a largo plazo varió entre los animales, pero ellos fueron capaces de identificar los factores genéticos de los animales que habrían afectado a dicha supervivencia. Esto podría usarse para seleccionar mejor las líneas celulares en los futuros tratamientos con humanos.

Alternativas para proteger las neuronas

En estudios anteriores ya se habían intentado otros enfoques centrados en las neuronas dopaminérgicas. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation en 2015 abogó por intentar usar factores de crecimiento como forma de proteger este tipo de neuronas, evitando su muerte a raíz de la enfermedad.

Por otro lado, la Universidad de Cambridge intentó un tratamiento mediante el uso de células fetales inyectadas de forma directa en el cerebro de un único paciente con enfermedad de Parkinson, aunque este tipo de células son escasas y por el momento será necesaria más investigación al respecto.

Noticias relacionadas