Las claves
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Los profesores en España están denunciando en redes sociales una situación que se repite cada vez más. No sólo deben impartir sus asignaturas, sino que deben acompañar a alumnos con realidades muy diferentes y tienen una gran carga burocrática.
La salud mental de las generaciones más jóvenes se está resintiendo en los últimos años y, con la de ellos, la de sus maestros, tal y como explica este artículo de EL ESPAÑOL. Hasta el 38,4% de los profesores podrían tener síntomas relacionados con la depresión.
Esa es la conclusión a la que llegó el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes realizado hace tan sólo dos años. El estudio fue realizado por Universidad a Distancia de Madrid (Udima), Educar es todo y Éxito educativo.
Precisamente, ese estudio pone de relevancia que una de las tareas que más queman a los profesores es desconocida para la mayoría: el trabajo burocrático. Generalmente, no solemos pensar en el trabajo del profesor que ocurre fuera del aula.
Así lo ha explicado la profesora de Matemáticas Laura Gómez, que en TikTok usa el nick LauriMathTeacher. La docente ha aprovechado uno de sus últimos vídeos para mostrar el trabajo que deben realizar cada vez que planean un examen.
"Son cosas que no se cuentan y luego no se saben", señala la maestra. "Luego estáis que si no hacemos nada los profesores, nada más que las vacaciones y todo ese rollo marinero que decís siempre. Cada vez que hay examen, hay que hacer diez distintos".
¿A qué se refiere Gómez? A que en la actualidad los exámenes se deben adaptar por ley a las necesidades especiales de cada alumno. Atrás quedaron los tiempos en los que el profesor debía preparar solo un examen por cada clase.
La profesora explica que tenía planeado un examen de Matemáticas para dos clases de tercero de la E.S.O. y para una de segundo de la E.S.O. "Y tú dirás 'pues uno para segundo y otro para tercero'. Pues no", sentencia tajante la maestra.
“En tercero de la E.S.O., como tengo dos grupos, tengo que hacer dos exámenes distintos. Porque encima los tengo en dos días diferentes, así que no me vale el mismo examen”, apunta Gómez. Para los que se examinan después sería fácil conocer las preguntas.
"Luego dentro de cada uno de los grupos de tercero de la E.S.O. tengo que hacer el examen normal, el examen adaptado para los que tienen dislexia y disortografía", explica esta experta. Ambos son condiciones diferentes, pero que pueden aparecer juntas.
Las personas que lidian con la dislexia encuentran problemas para identificar los sonidos del habla y aprender a relacionarlos con las letras y las palabras. También se conoce, por tanto, a este trastorno como discapacidad para la lectura.
La disortografía, por su parte, es una dificultad para transcribir palabras de manera correcta siguiendo las reglas ortográficas. Es decir, estos alumnos suelen cometer faltas de ortografía o de puntuación cuando escriben, por supuesto, también en los exámenes.
Por esta razón, Gómez señala que para estos alumnos "hay que ponerles las letras más grandes, más separadas". Después, "otro para una alumna en concreto que no puede escribir y entonces el examen es completamente adaptado de principio a final".
"Cada número tiene un cuadro, hay que armar una cuadrícula. Todo por que mi niña haga el examen muy bien. Otro para alumnos con adaptación significativa, que llevan su material aparte", explica. Estos últimos alumnos tienen objetivos y criterios de evaluación diferentes.
"Todo esto estoy hablando sólo de una clase. Lo mismo con el otro grupo de tercero. Llevo siete tipos de examen y luego para segundo, lo mismo. Tengo también mucha diversidad", señala la maestra. "Tengo que hacer ahora diez exámenes diferentes".
La profesora expresa en otro vídeo de sus redes sociales que está a favor de la inclusión en clase, pero que el sistema no lo está acompañando de la inversión económica necesaria y la mayoría de docentes se sienten desbordados por esta situación.
